HAGAMOS LA DIFERENCIA

De cara a las nuevas elecciones

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En menos de un año estaremos eligiendo al próximo presidente, quien dirigirá los destinos de la Nación por cuatro años. La incertidumbre es grande; las esperanzas, pocas; las posibilidades, escasas; el desaliento, descomunal. Los gobiernos democráticos han ido de mal en peor, la corrupción sigue campeando en las diferentes instituciones estatales. Mientras tanto, el país camina a un paso lento, en desaceleración, a la expectativa de lo que sucederá en las próximas elecciones. Los índices de pobreza continúan elevándose, y caemos en casi todos los índices de medición de desarrollo a los niveles más bajos a nivel centroamericano. El poder económico que ha mantenido el control del país en componendas con instituciones serviles y aprovechadas está maquinando para perfilar a su próximo delfín, el que deberá obedecer casi a ciegas sus instrucciones para continuar esquilmando los recursos valiosos del país: materiales, humanos, financieros y tecnológicos. Los diputados se aprestan a revivir el transfuguismo, al contar con dictamen favorable de la Comisión de Asuntos Electorales para la iniciativa 5442, que pretende modificar el artículo que evita los tránsfugas, seguramente aprobarán estas reformas para acomodarse en lugares seguros para reelegirse.

Da tristeza ver cómo la experiencia política, por un lado, de un grupúsculo que ha vivido a costa del Estado y la inmadurez de buena parte de la población, señalan nuevamente un camino hacia el fracaso eleccionario, al tener que elegir nuevamente al menos peor. Y es que 25 partidos darán sus últimos estertores antes de morir, sus dueños se convertirán en verdaderos “mercaderes de la política”, pues ya no podrán “guardarse” para competir más adelante, tendrán que vender su agrupación a algún personaje en busca de partido para competir. Deberán postular candidatos a diputaciones en más de la mitad de los distritos electorales o a la Presidencia, a no ser que consigan una curul en el Congreso; de lo contrario serán cancelados.

Discutíamos con un grupo de estudiantes de maestría las potencialidades que el país tiene, analizamos algunas de ellas y nos da cólera saber que sacar adelante al país no es al final de cuentas imposible; al contrario, con decisión política el país puede cambiar rápidamente, podemos ponerlos en la senda del desarrollo en poco tiempo. Hay muchos ejemplos a nivel mundial como el de Corea del Sur, Israel, Singapur, Taiwán, Chile. Lo que se necesita es una dirigencia que se enfoque en aprovechar ese potencial del país, y utilizar todos estos recursos para servicio de la Nación, buscar el bien colectivo en vez del particular.

Clamamos para que Dios se apiade de nuestra nación. Esperamos que surja un movimiento “sin interés político” que logre aglutinar apoyo para el próximo presidente, que abra los ojos a la ciudadanía que votará en 2019, de tal manera que no sea arrastrada por ofrecimientos mezquinos y no se venda por dádivas. Estemos atentos al discurso de los posibles prospectos y observemos a la gente que les rodea. Los candidatos deberán entender que es mala práctica rodearse de personas interesadas en un “hueso en el gobierno” o de individuos “necesitados”.

No olvidemos que Guatemala toco fondo y deberá resurgir. Sí se puede, pero se necesita un dirigente genuino dispuesto a enfrentarse a las estructuras de poder, con el apoyo electoral necesario, pero con una ciudadanía atenta y dispuesta a colaborar a cambio de únicamente el bienestar de sus futuras generaciones. Aún es tiempo, pero se está agotando. Los ciudadanos debemos estar atentos, y ayudar a concientizar a los demás, sobre todo a los que tienen escasa oportunidad de informarse. Los próximos meses son vitales para no volvernos a equivocar.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.