SIN FRONTERAS

Dólares del Norte: dos mitos y un dato

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¿Sabe? Nuevamente, en 2017 se cumplió el diagnóstico de principio de año sobre remesas que ingresan desde Estados Unidos. En unas semanas, cuando cierre el año, el Banco de Guatemala reporta que los migrantes habrán enviado más de $8,000 millones a sus familiares en distintas partes del país, pero en su mayoría al Occidente. Ocho mil millones de dólares. Fácil se dice. Pero es mucho dinero para una economía del tamaño de Guatemala. En quetzales, esto será más de 60 mil millones, los cuales ayudan a alimentar –según la oficina local de la Organización Mundial de las Migraciones (OIM)- a más de seis millones de personas en el país. Algo para pensar, sin duda. Y para ello, reto aquí a cuestionar dos mitos que deambulan en la plática nacional, al hablar sobre ese billete que recibimos del Norte.

Mito #1: Efecto Trump. En enero coincidieron dos hechos relevantes. En EE. UU. tomó la presidencia un amedrentador de hispanos. Pandemonio y temor estallaron. Economistas y analistas al vilo de sus efectos. Y luego, al cerrar mes, vino el reporte de que las remesas habían superado todas las cifras en la historia. Entonces se formuló la hipótesis de que había iniciado un éxodo masivo de ahorros de los migrantes, ante el temor de perder lo trabajado con una deportación. Pero esta partía de suposiciones cuestionables; entre ellas, que los migrantes -de hecho- tengan ahorros líquidos disponibles para exiliar masivamente. El divulgado Efecto Trump se mantuvo en el ambiente. Pero ahora, podemos ver que el aumento de remesas este año respecto de 2016 ($1,000 millones) es similar al aumento que tuvo 2016 respecto de 2015. Y de hecho, se ve un aumento exponencial desde 2011, que podría obedecer más al aumento de la población migrante, a la situación positiva que atraviesa la economía estadounidense y a su excepcional tasa de empleo actual. ¿Efecto Trump en las remesas? Quizás se vea con auxilio de una lupa magnificadora.

Mito #2: Las familias de los migrantes carecen del hábito del ahorro. Esta es otra de las afirmaciones propagadas que invito a cuestionar. Con frecuencia, cuando se habla de remesas, se juzga a quienes las reciben de destinar demasiado al consumo, y no guardar o invertir lo adecuado. Pero veamos. Según la encuesta realizada el año pasado por OIM, las familias receptoras de remesas utilizan un 49.8% en inversión y ahorro. Y de este monto, más del 90% es inversión inmobiliaria, mientras que un 5.5% se va a ahorro líquido. Si comparamos esto con el hábito de ahorro de la población en general, lo que se ve es un esfuerzo grande del segmento migrante; en especial si se toma en cuenta que muchos de sus receptores viven en las áreas más pobres del país, donde las necesidades básicas de alimentación, salud y educación están lejos de estar cubiertas.

La falta de discusión formal sobre las remesas familiares hace que predominen mitos infundados en el diálogo nacional. Algunos prevén que en algún momento las remesas tendrán un decrecimiento similar al que sucedió en otros países, como México. Pero por el momento, no se ve ningún factor concreto que sustente dicha predicción.

Y para terminar, un dato interesante. ¿Sabía usted que según el Banco Mundial, Guatemala es el décimo país que más recibe remesas en el mundo? Ese dato es aún más asombroso cuando se mira quiénes son los otros nueve países: India, China, Filipinas, México, Paquistán, Nigeria, Egipto, Bangladesh y Vietnam. Países cuyas súper poblaciones promedio son de cuatrocientos millones de habitantes –por país-. Y de hecho, el único país con menos de 100 millones de habitantes es Guatemala. Algo para pensar, sin duda.

@pepsol

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.

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