TIEMPO Y DESTINO

Dos millones de personas que todavía no saben leer

Luis Morales Chúa

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El 28 de este mes, en el Centro de Convenciones del Hotel Camino Real,  se desarrollará un foro, organizado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Comité Nacional de Alfabetización (Conalfa), con el fin de conocer y analizar el “Informe Situacional y de Expectativas para el Proceso de Alfabetización en Guatemala 2018”, nombre del documento oficial.

De acuerdo con un informe divulgado por Conalfa el 9 de septiembre de 2013, durante un acto en el Palacio Nacional de la Cultura, en los años de 1992 al 2012 la tasa de analfabetismo en Guatemala en jóvenes y adultos se había reducido de 38,78% a 16% gracias a la utilización, se indicó en aquella oportunidad, de varios métodos de alfabetización, entre ellos el cubano denominado Yo, sí puedo. Sin embargo, en algunas poblaciones rurales la tasa de analfabetismo era de un 75%, situación que ha variado poco.

En 2016, la tasa de analfabetismo bajó al 12.31%, lo cual representa un avance notable, pero todavía insuficiente, porque según reciente informe de la Comisión Económica para la América Latina (Cepal), Guatemala sigue siendo en la región el país con mayor número de personas que no saben leer, ni escribir, ni han ingresado a la cultura de las matemáticas.

Y a pesar de los rezagos en el alfabetismo, Guatemala sigue siendo uno de los países que menos invierte en educación, pues el gasto en este ramo ha sido solo del 2,4% del Producto Interno Bruto, en tanto que el promedio en América Latina ha sido del 4,4%.

Pero, al deporte el Estado dedicó el año pasado —acatando una disposición constitucional, es cierto— más de mil millones, en tanto que a la alfabetización dedicó solo ciento cuarenta y tres millones y yo creo que la alfabetización debería tener la misma o mayor importancia que el deporte federado, por motivos obvios. Véase, por ejemplo, lo que sucede con el fútbol estos días: 24 futbolistas suspendidos por dopaje y dos altos dirigentes del fútbol procesados en los Estados Unidos por corrupción.

El Conalfa se propone alcanzar este año un índice de alfabetismo superior al 96 por ciento de la población, lo cual, a mí, me parece solo una ilusión, dada la poca importancia que el Estado guatemalteco ha concedido a ese enorme problema sociocultural, en los pasados 60 años; a pesar de que la Constitución dispone que alfabetizar es un asunto de urgencia nacional y un deber social contribuir a ella, y añade que es obligación del Estado organizarla y promoverla “con todos los recursos necesarios”.

Si a los programas de alfabetización se les apoyara con un porcentaje autónomo del Presupuesto General de Gastos Ordinarios de la Nación, es posible que Guatemala, algún día, pueda compararse a Costa Rica, Chile y Cuba en la tasa del alfabetismo.

Actualmente dispone del 1 por ciento del presupuesto que es asignado anualmente al Ministerio de Educación y de cualquier otro ingreso ordinario o extraordinario que se le asigne expresamente para la alfabetización. De modo que, teóricamente, es una asignación fluctuante, cuando debería ser, como lo es para el deporte, un porcentaje fijo y autónomo.

Naturalmente y sea como fuere, nada mejor habría para Guatemala que sus indicadores educativos en general y los de alfabetismo en particular se pudieran equiparar lo antes posible a los de otros países latinoamericanos que han conseguido borrar el fenómeno del analfabetismo y presentan mejores condiciones de bienestar y desarrollo humano.

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