IDEAS

El éxito de la acusación, ¿justifica los medios?

|

La semana pasada se filtraron un par de audios de negociaciones que sostuvo un criminal con dos fiscales. Los audios bien podrían ser la base de una buena serie policial, pero en el caso de Guatemala, lamentablemente forman parte de la cruda realidad del sistema de justicia, en el que representantes del Ministerio Público están dispuestos a negociar con un criminal para que dé un testimonio falso ante un tribunal para ganar un caso. ¿Es esa la justicia que queremos?

En los audios, uno de los criminales más sanguinarios y despiadados que ha sido enjuiciado en Guatemala, Marco Tulio López López, miembro prominente de la banda de secuestradores Los Pasaco, dice claramente que él no ha sido torturado por las autoridades. Prosigue la conversación alrededor de la negociación de lo que él pediría a cambio de mentir para inculpar a las autoridades investigadas. Él llega al colmo de decir que si le compensan “hasta de más hablo ahí”.

La veracidad de los audios fue confirmada, primero por Juan Francisco Sandoval, jefe de la Feci, —aunque después se retractó—, y luego por el vocero de la Cicig, Matías Ponce. De las declaraciones de ambos, sabemos que el audio corresponde a conversaciones que sostuvieron en 2013 dos fiscales que en ese momento trabajaban en la Feci —pero que ya no, aunque siguen laborando en el MP— y que estas tuvieron lugar con motivo de la acusación contra Erwin Sperisen en Suiza.

Ambos han tratado de minimizar los audios diciendo que no se llegó a ninguna negociación con López y que en la acusación actual no se va a utilizar a ningún colaborador eficaz ni se dará beneficios a nadie que testifique en contra de los acusados.

Pero esa excusa es tan falsa como el testimonio de López que presentaron al día siguiente —viernes 16— en donde él sale afirmando que fue torturado, que estaban presentes Vielmann, Sperisen y Velasco, que Sperisen le saltaba encima y que Vielmann le ponía la bota en el cuello. Y es tan falsa porque, indistintamente de que hayan concluido o no la negociación, López claramente afirma que él no fue torturado.

Si concluyeron o no la negociación es lo más irrelevante en este caso —aunque por el testimonio que presentaron parece que sí la concluyeron—. Lo importante y primordial de este caso es que el testimonio presentado por la Feci y la Cicig contra los acusados es falso, pero es todavía peor que los fiscales y la Cicig sabían que el testimonio era falso y aun así lo presentaron. Lo que naturalmente nos lleva a cuestionar muchos de los testimonios presentados por otros testigos y “colaboradores eficaces”.

No es que no haya precedentes. En el caso de los Valdez Paiz, la Cicig utilizó a un testigo que dio falso testimonio para acusarlos. Lo que no se esperaban es que luego éste enfermaría de muerte y antes de morir quiso arreglar los crímenes que cometió, rectificó su testimonio y hasta señaló al fiscal de la Cicig que lo conminó a cometer perjurio. Ese mismo fiscal sigue hasta la fecha siendo uno de los principales miembros de la Cicig. Y en las acusaciones que se hicieron en España y Suiza, la conclusión de los tribunales de esos países es que algunos de los testigos presentados dieron falso testimonio.

Lo que nos trae de regreso a lo sucedido en esta nueva acusación. En cualquier otro país, un intento tan bajo de manipular la justicia como este sería suficiente para que se anularan los procesos y cortaran cabezas. Sin embargo, aquí en Guatemala no pasa nada. Todo porque en la Cicig y la Feci, por lo visto, prefieren manipular la justicia que perder un caso. ¿Es esa la justicia que queremos?

Fb/jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

ARCHIVADO EN: