EDITORIAL

Elección marcada por la polarización

Tras el fracaso del oficialismo en la aprobación del presupuesto para el 2018, cuya negociación estaba atada a la elección de la próxima junta directiva, el Congreso intentará hoy cumplir con ese trámite, en medio de una de las etapas de mayor polarización en ese organismo.

El primero en salir de la contienda fue el oficialista Javier Hernández, quien también fracasó como negociador del millonario proyecto de gasto y porque su candidatura generó total rechazo, dentro y fuera del Congreso, por ser uno de los líderes más notorios del pacto de corruptos, que impulsó leyes en favor de la impunidad.

Ese estigma perseguirá también a cualquiera de los aspirantes a presidir el Congreso en el 2018 y que se encuentre entre los firmantes de los vergonzosos proyectos que debieron ser anulados tras las muestras de indignación popular, la cual logró que los congresistas dieran marcha atrás en la modificación del Código Penal.

Ese criterio debería ser uno de los primeros en atender y, en consecuencia, los diputados deberían abandonar por un momento sus mezquinos intereses y optar por las opciones menos desgastadas. Esto es muy difícil, porque son poquísimos los casos que podrían escapar a esa mancha, aunque la deteriorada imagen de ese organismo no parece estar entre las preocupaciones de la mayoría de sus integrantes, y es indudable que el oficialismo hará todos sus esfuerzos por acumular poder en un año emblemático.

El 2018 es un año preelectoral, y ese es un primer incentivo para que los oficialistas no desaprovechen la oportunidad de mantenerse en cargos de relevancia y porque también en ese lapso se dará el relevo de la fiscal general, lo cual es crucial en la lucha contra la corrupción, algo en lo que incluso se teme que pueda darse un retroceso, al punto de ser una de las mayores preocupaciones en círculos diplomáticos.

El oficialismo está urgido de reposicionarse, tras el fracaso en la aprobación del presupuesto, el cual también parece haber arrastrado los primeros acuerdos para una junta directiva afín, lo cual demostró la fragilidad con la que avanza cualquier negociación impulsada por FCN-Nación, al punto que un puñado de diputados logró frenar lo que estaba evidentemente diseñado para lubricar la politiquería.

Al parecer, esta elección podría ser una de las que más aspirantes registre, aunque muy pocos han dado la cara, mientras el resto guarda silencio, porque seguramente los acuerdos ya estarán afinados, pues sería muy difícil que el oficialismo se resista a ceder espacios y mucho menos que esos altos cargos puedan caer en manos de supuestos opositores.

Es más probable que esta legislatura continúe por la senda del desprestigio, pues no se vislumbra una candidatura capaz de cambiar su deteriorada imagen, y en todo caso existen más condiciones para acrecentar el bochorno. Esto seguramente ocurrirá si los diputados logran acuerdos en este primer intento por elegir junta directiva. La coyuntura también es adversa, porque es claro el rompimiento de las alianzas de la semana pasada, y esa polarización hace más vulnerable al oficialismo.

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