SI ME PERMITE

Escoger es un proceso formativo en la persona

|

“Un hombre inteligente se creará más ocasiones favorables de las que encuentra por pura casualidad”. 
F. Bacon
 

Una de las características de los seres humanos es la capacidad de poder escoger, cuando hay ciertos intereses y se pueden visualizar alternativas para que estas puedan permitirnos alcanzar un plan que visualizamos.

Esta particularidad nuestra es desarrollada en nuestra parte formativa de la vida y aquellos que hemos tenido el privilegio de que se nos haya expuesto a la diversidad y se nos haya pedido definir lo que queremos hacer y dónde queremos llegar es mucho más favorable ver lo que esto ha permitido a nuestra manera de ser y también el modo de hacer las cosas.

Pero es todo lo contrario para aquellos a los que se les ha impuesto lo que deben hacer y que no han tenido opción de escoger porque quienes los criaron eran los que pagaban la factura y fueron los que siempre tuvieron la iniciativa de escoger.

No se puede negar que muchas frustraciones y muchas limitaciones que los dejan en la indecisión son porque no fueron formados para ver, evaluar y luego decidir por cuál opción inclinarse.

Los humanos, al observar nuestro derredor, nos damos cuenta de la diversidad de intereses y por lo mismo las variadas capacidades que se tienen, porque al principio, cuando se pudo escoger lo que tenían por delante, se marcó no solo la personalidad de cada uno de nosotros, sino también las capacidades para podernos involucrar en tantas cosas que por incursionar en ellas nos hemos capacitado y podemos hacer cosas no solo con la facilidad adecuada, sino con la gratificación que esta concede.

Es mucho más fácil imponer que educar y formar a la gente para que tenga una iniciativa en lo que habrá de hacer.

El ejemplo es cuando uno es niño y va a comer en algún restaurante con los mayores. Se pueden ver extremos entre lo que piden por uno y ni preguntan si está bien y uno lo tiene que comer, si no se acarrea problemas también.

Por el otro extremo está la vivencia que uno pide como niño y no sabe ni lo que está pidiendo, y tampoco está la orientación para saber qué es y qué cantidad de comida implica.

Pero cuán gratificante y educativo es cuando hay un diálogo de orientación para saber cómo pedir y qué pedir para que de ese modo no solo se alimente uno, sino que se eduque también.

Debemos entender que la vida presenta retos para los que hay que estar listos y no perder la meta.

Además, no podemos negar que cuando se descuidan estas etapas no se puede regresar para tener la formación que no se recibió.

Posiblemente debemos hacer la tarea para poder cubrir esa falta, para que en el futuro no tengamos que pagar la factura de la falta de una vivencia que deberíamos haber tenido.

Si observamos la cantidad de personas que cuando tienen que tomar una decisión o bien tienen que optar en alguna alternativa, parecieran que se paralizan porque no saben cuál es la mejor alternativa, simplemente es un reflejo de que no fueron entrenadas con el debido acompañamiento para saber cómo hacerlo cuando están solas.

Lamentablemente no tenemos la flexibilidad y la paciencia para dejar a otros escoger en una manera formativa para que cuando estén solos puedan hacer lo correcto y así nos den el debido crédito por el proceso en el que los acompañamos, para que hoy sean los que están guiando a otros en la misma vivencia.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.