ECLIPSE

¡Feliz año! sin la dura cuesta de enero

Mensajes de felicitación, deseos compartidos, anhelos mutuos, buenas vibras y muchísima carga de intenciones positivas para familiares, amigos y allegados han circulado profusamente en esta última semana. Todas y todos queremos paz, prosperidad, buena salud, trabajo y estabilidad económica, logros que algunos alcanzan y la mayoría sigue en modo de espera.

Pero a pesar de nuestras expectativas y optimismos necesarios para no renunciar a nuestros sueños, iniciaremos un año llevando a cuestas nuestros problemas nacionales, además de los personales, por lo cual debemos tener una mente muy positiva para que la fuerza de la atracción nos ayude a enfrentar los desafíos que se avecinan en las próximas horas.

El primero de todos los retos será la famosa cuesta de enero. Ojalá que quienes tienen trabajo y capacidad de compra no se hayan excedido y tengan su reserva para este mes que, junto a las tarjetas de crédito, pasan la factura. Los que tienen mejores condiciones seguramente cambiaron de carro, adquirieron lo más moderno de los equipos electrónicos y compraron el último grito de la moda, además de haber reservado un buen porcentaje para sus ahorros.

Enero, para la mayoría, será como todos los meses, penurias, escasez y limitaciones. Esta sería la primera de las prioridades que debería atender un buen gobierno, tomar medidas para que toda la población cuente con oportunidades y una vida digna. Sin embargo, la cruda realidad evidencia la enorme desigualdad en la que vivimos desde siempre, donde el 59.3% de la población se encuentra en condiciones de pobreza y el 23.4% en extrema pobreza, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Vivienda (Encovi) 2014, del Instituto Nacional de Estadística. Este gobierno ha dado la espalda al problema.

Tendremos que enfrentar la grave situación del Estado. Los tres poderes están sumamente desgastados y cuestionados. En el Ejecutivo, pocos ministros se salvan de la dura crítica. La mayoría no ha hecho el menor esfuerzo por atender con propiedad sus carteras. El primero en dar el mal ejemplo en el Gobierno ha sido el presidente, quien no ha aprendido ni un ápice cómo se deben tomar la decisiones y cómo actuar en la calidad que ostenta. Han sido penosos los espectáculos que ha dado y las posturas asumidas que generan vergüenza como país.

La mala imagen muy bien ganada a pulso del Congreso será muy difícil revertirla, sobre todo porque no hay ninguna evidencia de la voluntad de los diputados de rectificar en el mal camino que escogieron. Las erróneas decisiones tomadas, los mezquinos intereses que los mueven y la incapacidad manifiesta de la mayoría de ellos repercuten muy negativamente en el ámbito nacional.

El sistema de justicia también nos ha fallado. Mucho influye en esto la imposibilidad que se tuvo de reformar la Constitución. La Corte de Constitucionalidad, que en un tiempo fue ejemplo de profesionalismo y dignidad, también es blanco de certeras críticas, igual que el Tribunal Supremo Electoral, dos soportes estratégicos de la superestructura jurídico política del Estado, que paulatinamente los estamos perdiendo.

El sistema de salud sigue en deterioro y con déficit de medicamentos. En muchas otras dependencias se quejan de falta de presupuesto, pero no ejecutan y tienen recursos para el pago de bonos, con lo que también se benefician altos funcionarios.

La inseguridad nos persigue, a pesar de que se reporta reducción de delitos; el sistema penitenciario es un calvario para los privados de libertad y para la ciudadanía.

Ojalá se atiendan con prontitud estas prioridades. ¡Feliz año 2018¡

Iliaalamilla@gmail.com

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: