CATALEJO

Feria con los recursos

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Indudablemente, los recursos cuando no cuestan son los de más fácil despilfarro, como lo ratifica la nueva solicitud del Sindicato de Trabajadores del Organismo Judicial, con la petición de un bono de Q6 mil a los trabajadores de las distintas dependencias. Talvez el planteamiento no sea malo en esencia porque no ha habido aumentos en los últimos diez años, como lo ha denunciado la Asociación de Jueces y Magistrados para justificar la necesidad de recibir un  beneficio excepcional. El aspecto negativo lo señala un hecho: sólo podría ser posible a costa de una mala planificación y una pobre ejecución financiera en los últimos dos ejercicios fiscales. Esto explica un remanente de recursos con la posibilidad de servir para propósitos más comprensibles, como construir nuevos edificios, en vez de gastar sumas millonarias en alquileres.

Los magistrados no se atrevieron el miércoles pasado a desempacar el regalo navideño para los sindicalizados y no sindicalizados del Organismo Judicial y postergaron esa decisión para una posterior reunión, aunque todavía están a tiempo de recapacitar y buscarle un mejor destino a esos Q62 millones necesarios para la bonificación a los diez mil empleados. Los posibles ahorros del Organismo Judicial son el producto de una deficiente administración y por consiguiente en realidad representan agujeros o baches en otras áreas, muchas de las cuales hacen honor al refranero popular de pintar a la justicia en trapos de cucaracha, porque ciertamente muchas áreas se encuentran en franco abandono o con carencia de artículos esenciales.

En consecuencia, es improcedente seguir haciendo chinche con los tributos de los guatemaltecos, quienes al final pagan la irresponsabilidad administrativa de quienes tienen en sus manos la planificación y la atención de prioridades, como la ampliación de espacios para judicaturas que ahora deben pagar onerosos alquileres, habiendo recursos para atender esos requerimientos. Mientras las más altas autoridades de la Corte Suprema se desvelan en buscar los mecanismos para justificar cómo desembolsan esos recursos, el líder magisterial Joviel Acevedo lanzaba una amenaza más de paros si en enero no le garantizan la disponibilidad de los Q1,800 millones correspondientes al aumento según los sui géneris pactos colectivos transados por la venal dirigencia con políticos irresponsables.

Las fotos no mienten

Cuando los voceros de un gobierno niegan hechos registrados en fotos, lanzados por las redes sociales y publicados por la prensa independiente, en realidad es momento se sentarse a llorar o a reírse sarcásticamente. El miércoles, cuando vi las torres metálicas colocadas en las ruinas de Iximché, donde a alguien de los genios del FCN-Nación se le ocurrió la brillante idea de utilizarlas como escenario para la entrega de regalos de poca monta a un grupo de señoras de los municipios chimaltecos. El tsunami de críticas de quienes recibieron las fotos tomadas por un alarmado e indignado ciudadano, obligaron a quitarlas y a realizarlas en un lugar cercano. Hasta allí talvez hubiera sido explicable pero admitir las aclaraciones del gobierno no tiene sentido. 
 
Es una nueva muestra de accionar populista, es decir, de la tónica de este y de los anteriores gobiernos. Encuentran en estas dadivosas ceremonias un pretexto para mejorar la alicaída imagen, lo cual, como suele ocurrir, los asistentes siempre  agradecerán pero invariablemente se sumarán a la lista de políticos a  quienes las urnas despertarán violentamente de su letargo. Es una demostración, además, de la falta de cultura de los funcionarios, pues es evidentemente absurdo pensar siquiera en ideas semejantes. Los lugares históricos se respetan. No se usan para baratos actos clientelares, y solamente se justifica cuando el acto en sí tiene un marco cultural. Por ejemplo, el concierto de los Tres Tenores en uno de los monumentos de Roma.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.