CATALEJO

Frases similares de pensadores distintos

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Nadie puede dudar de las diferencias de criterios políticos de Armando de la Torre y  Edelberto Torres, pero sus similitudes —aparte de tener torres en sus apellidos— son evidentes cuando se les quiere buscar. La entrevista con ambos publicada el lunes en Prensa Libre lo demuestra. Menciono algunas: a) su pertenencia a la tercera edad ya avanzada, con lo cual ocupan un puesto destacado en ese máximo dos por ciento de la población del país, y cuatro por ciento de los adultos.  b)  La seriedad de sus planteamientos aunque ellos no escapen de la posibilidad, a veces certeramente,   de ser calificados de dogmáticos por quienes piensan de manera distinta.  c) La capacidad de analizar y de opinar desde la distancia de la larga experiencia vital.

Respecto a los partidos políticos guatemaltecos, dicen: ETR: no lo son. La participación efectiva no existe porque todo ha sido pagado. AdT: No hay partidos políticos, sino agrupaciones que solo buscan llegar al poder a enriquecerse y repartirse los puestos del gobierno. Respecto a la “izquierda” y la derecha: ETR: Hay cinco partidos de derecha, conservadores, que tratan de captar a los electores pero no definen los problemas sociales. AdT: los partidos de izquierda dicen serlo; no sé qué entienden por izquierda. Los de derecha aceptan la ley religiosa o moral por encima de la ley positiva o laica. ¿Por qué gana la derecha? ETR: Por su clientelismo descarado: estamos con doña Sandra porque nos da tamales los fines de semana… AdT: no ganan porque lo que ofrecen no es lo que quiere el pueblo, que no confía en ellos.

La unión de los partidos de pensamiento similar es otro campo de crítica de los dos pensadores analíticos mencionados en este artículo. ETR: la URNG fue incapaz de trabajar como partido y por eso nunca ha sido fuerte. La población es conservadora y la izquierda es inútil porque nunca ha podido ordenarse; se organizan y luego se dividen en grupos. Cada uno quiere ser el jefe y cada grupo era de unas 20 personas. AdT: la derecha no se une porque hay intereses personales diferentes. Entran a la política por instinto, porque quieren obtener beneficios. Eso no es ideología, sino prejuicio. Izquierda y derecha son términos vagos utilizados por la gente para echarle lodo al otro. A mi juicio, este criterio compartido por ambos no hay posibilidad de derrumbarlo: la realidad lo afianza.

Mucho se ha dicho últimamente acerca de los necesarios acuerdos mínimos entre sectores de real o aparente diferencia en su pensamiento. Por ejemplo: por ningún motivo se puede aceptar el robo —por ejemplo— de energía eléctrica. O la persecución de quienes piensan distinto y actúan dentro de la ley, de la lógica y de la madurez necesaria y exigible a las élites de todo tipo: político, empresarial, económico, académico, a fin de no ver el verdadero motivo del atraso del país, como es el rezago intelectual e histórico de sus élites. El desastre representado por el actual gobierno y sobre todo la figura del presidente debe ser el motivo principal para hacer el esfuerzo de un pacto similar al realizado con éxito en otros países, como es el caso de La Moncloa, en España.

Dentro de este panorama, la penosa realidad del sistema jurídico, encadenado por muchos representantes de fuerzas oscuras, se convierte en otro escollo terrible para el logro de los cambios urgentes a fin de sacar a Guatemala de tantas listas negras en cuanto a educación, salud, comunicaciones efectivas, respeto a los derechos de los ciudadanos, sin importar su clase económica o social. Las elecciones se encuentran apenas a un año de distancia y por ello el papel del Tribunal Supremo Electoral resulta ser fundamental. Si no existe la voluntad, el éxodo masivo hacia el Norte no terminará y solo aumentará el sufrimiento a causa de la separación de familias en la frontera, de hecho advertida ya con toda claridad. Pero el hambre es un pésimo consejero.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.