CABLE A TIERRA

Jimmy y su gabinete de la infamia

Ya no hay palabras que alcancen para expresar el repudio y desprecio que provoca Jimmy Morales y su gabinete de la infamia; los diputados que prostituyeron lo que significa el servicio a la patria y toda esa camarilla de jueces y juezas que traicionaron a la Justicia y defienden con la ley el narcoclepto Estado en que convirtieron nuestro país.

Repudio un Tribunal Supremo Electoral que, cada vez que da el espaldarazo a partidos políticos que no merecen más que la inmediata anulación, traiciona la democracia que costó tanta sangre.

Y qué decir de una elite económica que optó por el silencio mediático, pero que ¡igual! sigue resistiendo el cambio. Un Ejército que perdió el honor e Iglesias que manipulan la fe de los creyentes a favor del lado más oscuro, y en contra de la justicia y la rectitud, con tal de acumular poder y riqueza.

Morales tuvo la oportunidad de marcar la diferencia frente a gobiernos previos que han caminado pasos terriblemente similares.

Le extendieron la mano, lo apuntalaron, pudo tener al Ministerio Público y la Cicig trabajando a la par de un gobierno independiente de todos esos poderes, pero prefirió venderse; salvar temporalmente su pellejo a cambio de poner al país de rodillas. Como resultado, esta gente ha hecho de Guatemala lo que tanto critican de otros países. Por su medio, terminaron de tomar el país y convertir nuestra tierra en una enorme pista de aterrizaje, en lavandería de dólares mal habidos, en una plaza de mercenarios.

Ahora, el Estado quema vivas a unas niñas con tal de que no hablen; no le importa pasar por encima de los soterrados y vaciar sus huesos en un basurero si interrumpen la rehabilitación de una carretera que le interesa a más de algún empresario. Un Estado al cual solo le interesamos para que tributemos y aguantemos sin rezongar, puros esclavos.

Vivimos oscuros tiempos, tan oscuros que parece que nos cegaron el sentido de la indignación.

Cercenaron las ganas de luchar y recuperar nuestra patria de manos de estos mercenarios con corbata.

¿Acaso pensamos que podemos vivir eternamente al margen de tanta sordidez?

Ciudadanos, ¿qué nos pasa? ¿Hasta cuándo seguiremos así? Lo que nos pasa no es una telenovela, no se trata de esperar ansiosos el capítulo del día para escandalizarnos y liberar la frustración acumulada.

¡Es nuestra vida real, nuestro presente y el futuro de nuestras familias! ¡Guatemala no es un videojuego!

Queda poco tiempo. No hay poder extranjero que pueda hacer lo que no hagamos nosotros por nuestro país.

Nos toca librarnos de una casta de corruptos, de gente que solo daño ha hecho. Nos toca levantarnos, salir del fango y comenzar de nuevo.

karin.slowing@gmail.com

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