EDITORIAL

La corrupción vista desde otro ángulo

La corrupción tiene un campo muy extenso de aplicación, mucho más allá de la simple apropiación indebida de recursos o la manipulación para otorgar contratos a gente cercana a quienes pueden decidir sobre compras y adquisiciones, además de la vulgar sobrevaloración de obras.

Una de esas facetas menos conocidas fue duramente criticada el pasado martes por el nuncio apostólico, monseñor Nicolás Thevenin, durante la celebración de los cinco años del papado de Francisco, cuando frente a varios asistentes, entre ellos el presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera, lanzó un duro discurso en contra de la corrupción, que para él tiene que ver más bien con el dejar hacer o actuar de manera irresponsable en áreas específicas.

En la parte medular de su discurso dijo que si no se tienen principios morales básicos no se puede aspirar a la reconstrucción de una sociedad, afectada por la violencia, la migración, la corrupción generalizada, el deterioro de los servicios básicos de salud, educación, y mucho menos si se carece de buenas leyes y reglamentos.

Se trata de elementos suficientes para atestiguar que no es fácil alcanzar el bien común, porque también es evidente, afirmó el nuncio, la parálisis casi general en el país, con el incesante flujo de migrantes, el creciente desempleo, una preocupante disminución en las inversiones, necesarias para dinamizar la economía y crear nuevos empleos.

El diplomático fue mucho más enfático al declarar que reitera la absoluta necesidad de luchar contra la corrupción y contra la manipulación en todos sus niveles. Expresó también su decepción porque en los últimos cinco años no ha visto ningún cambio radical en favor de la población guatemalteca más desfavorecida.

Mayor dureza y contundencia empleó al referirse a lo que calificó como la corrupción más inmoral, aquella que se manifiesta en el precio demasiado alto de la salud y de las medicinas. Nada concreto, agregó, o muy poco, se ha hecho para denunciar a las mafias de las grandes empresas multinacionales de la medicina, calificándolas como un “mundo asqueroso” en detrimento de los más pobres, algo que según él no se toca por miedo, por la corrupción o por compromisos con el crimen organizado. Eso ni siquiera los periódicos lo denuncian, reclamó.

En una clara alusión a los más recientes exabruptos en los que incurrió el alcalde de la capital, Álvaro Arzú, el nuncio Thevenin mostró su repudio y rechazo a la violencia verbal y física que recuerda tiempos de persecución, con el auxilio de grupos microscópicos que cuentan con suficientes recursos financieros, como también aquellos que viven del financiamiento extranjero con agendas ajenas a la cultura guatemalteca.

En el fondo, el enviado del Vaticano ha hecho patente un conocimiento profundo de la Guatemala fragmentada, abusada y abandonada por quienes actúan con indolencia, estulticia o complicidad con demasiados mercaderes del mal, como los insumos que consume la delincuencia o los millonarios recursos que no llegan a los sectores más necesitados y además deben pagar precios de países desarrollados a causa de los contubernios entre mafias.

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