TIERRA NUESTRA

La Guatemala utópica que podemos alcanzar

Manuel Villacorta manuelvillacorta@yahoo.com

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Utopía 1. Las cámaras empresariales dejaron de existir. Desaparecieron aquellas instituciones fundamentalistas y discriminatorias, encargadas de anclar a nuestra patria en el medioevo. ¿Sabía usted que una de cada dos tazas de café producido en Guatemala, la generan manos de niños indígenas particularmente mediante el corte del fruto? Por ello en los centros neoconservadores ostentosamente denominados think tanks, alguno de sus miembros impulsado por una súbita muestra de sensibilidad, expresó alguna vez que: “en Guatemala debería regularse legalmente el trabajo infantil”. Vaya modelo económico el nuestro. Además de perdurar idéntico durante 500 años, fue certeramente calificado como un “modelo de economía de postre”. Porque ciertamente, nosotros fuimos los encargados de poner en la mesa de los habitantes de los países ricos, el postre: café, azúcar y banano. Hoy, afortunadamente, nuevas organizaciones empresariales han surgido, todos los empresarios en un pacto de honor y responsabilidad sin precedentes, están pagando todos sus impuestos, pagan salarios justos y dignos a sus trabajadores, además, renunciaron para siempre al intento de cooptar las instituciones del Estado. Hoy los empresarios gozan de prestigio, la población los respeta y admira.

Utopía 2. Hoy las fuerzas armadas, el Ejército de Guatemala, se han convertido en el bastión de la seguridad nacional. Ello desde aquel momento en que oficiales jóvenes y valientes, decidieron dar el rostro a la historia y aceptar el entierro de un Ejército venido a menos, responsable de graves violaciones a los derechos humanos e infiltrado por despreciables corrientes del crimen organizado. Jóvenes militares que construyeron su nueva doctrina, que dieron vida a un verdadero espíritu de cuerpo, que estudian y se cultivan, que acompañan a su pueblo sin distinciones, siendo así tanto en las ciudades como las aldeas de nuestro país. Ser militar hoy es un objetivo preciado para muchos jóvenes, hombres y mujeres, que además de alcanzar un título universitario, asumen la tarea de sumarse a la máxima institución responsable de la seguridad nacional.

Utopía 3. La partidocracia corrupta dejó de existir. Surgieron nuevos partidos políticos, dirigidos por liderazgos auténticos, honestos y democráticos. Hoy representan a toda la sociedad guatemalteca, intermedian por los intereses populares sin distinciones, han logrado ganar la presidencia, las curules parlamentarias y las alcaldías. Sus cuadros —todos sin excepción— son profesionales, prevalece siempre el interés nacional, desapareció para siempre tanto el interés corporativo como el interés criminal que tanto daño le hicieron a nuestro sistema político. Hoy ser político en Guatemala es un privilegio, hoy todo político es sinónimo de creación y compromiso social.

El derecho a soñar: Desde que se estableció esa nueva forma de organización empresarial, desde que el ejército tradicional dejó de existir para dar paso a una nueva organización de seguridad y fuerzas armadas en el país, desde que la partidocracia corrupta sucumbió ante el nuevo modelo político que poseemos, todo ha cambiado. Hay muchas más escuelas y hospitales en el país. Se ha reducido la pobreza. La infraestructura crece admirablemente. La esperanza nacional se expande. Nuevamente en nosotros ha surgido la confianza, la solidaridad, el respeto y el amor entre todos. Somos un ejemplo para el mundo. Un día pactamos por el cambio y lo logramos. En Guatemala ya los viejos pueden morir en paz y los niños nacer con la esperanza de tener una vida plena. Te atraparemos utopía y te convertiremos en realidad.

manuelvillacorta@yahoo.com

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