Este jueves, en la sala principal del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, por primera vez en la historia de este país tendrá lugar la presentación de una pieza que es fundamental para comprender musicalmente el siglo XX: The Planets, del compositor inglés Gustav Holst. Más de cien años han transcurrido desde su creación. Algunas personas inclusive han pensado que su primer movimiento (el planeta Marte) es una reacción al comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando en realidad fue escrito antes de que estallara esa horrenda conflagración –una verdadera anticipación a muchísimo de lo que se ha considerado y se ha calificado como arte de la cultura masiva del reciente medio siglo. Sus otros seis movimientos (que no incluyen a la Tierra ni al entonces desconocido Plutón) representan conceptos astrológicos y astronómicos, a fin de completar una de las suites musicales más extraordinarias de todos los tiempos.

En su momento, el propio Holst vivió desconcertado por el gran éxito que obtuvo su obra y no pudo visualizar la influencia que su poderosa y magníficamente orquestada música tendría en muchas esferas, empezando por la cinematografía. Hay que tomar en cuenta que el cine no contó formalmente con bandas sonoras sino hasta una docena de años después de que el autor británico inició la composición de esta auténtica joya estética (dos de sus secciones siguen dándole dolor de cabeza a los intérpretes de la misma, por estar acompasados en 5/4 –actualmente bastante común, pero siempre dificultoso para los ejecutantes. Esa influencia es visible en “film scorers”, tales como Hans Zimmer y John Williams (en películas de enorme alcance, como la llamada saga de Star Wars) y llega hasta el mundo de la música progresiva, en la versión del grupo Emerson Lake and Powell. Quizás, en el ámbito comparativamente pequeño de nuestras latitudes venga a ser significativo explicar a una generación joven que cierto acorde disonante (empleado por el responsable de estas líneas, en una obertura de rock) no es otra cosa que una tercera inversión de séptima mayor; y… que la hemos tomado prestada de… Los Planetas.

Gustav Holst trabajaba en una escuela para niñas, la Saint Paul’s School. Una de las obras que él consideraba más meritorias fue dedicada a esa institución, pero se vio notoriamente opaca por Los Planetas. Mis recuerdos quedan con el tiempo en que con un grupo de compañeros tocábamos esa pequeña obra para una agrupación de cuerdas y, como suele suceder, nadie le daría el menor interés sino hasta cumplido mucho tiempo porque ahora resulta que es moda, o curiosidad, o conveniencia, o…

Habremos de agradecer al gran amigo y maestro Igor Sarmientos Roldán que en Guatemala finalmente se estrene The Planets. Estamos hablando, sin necesidad de elogios superfluos, del director de orquesta guatemalteco mejor entendido en música contemporánea. En el recital también se escuchará el II Concierto para Piano del compositor decimonónico Camille Saint-Saëns, cuya intervención solística correrá a cargo del joven pianista nacional Alfonso Hernández. El evento tiene verificativo esta semana en el marco del XIV Festival de Junio que celebra el Ministerio de Cultura y, en definitiva, constituye una muy especial ocasión para escuchar una de las composiciones más especiales y marcantes del ingenio humano. Convidados todos, convidadas todas, este jueves, 20 horas, Gran Sala del Centro Cultural, con la Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala.

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