La seguridad nacional del conflicto armado fue un concepto político no militar, creando una deformación de lo que es militarismo, lo que ha frenado el diseño de estrategias de los problemas militares por los gobiernos civiles siguientes. Se estructuró la Cicig con Iván Velásquez como encargado de la comisión en Guatemala para resguardar la seguridad contra la corrupción. Se estructura una policía, ahora en manos de ignorantes en seguridad. Las nuevas amenazas regionales son la guerra al narcotráfico y las pandillas. Guatemala está fallando en la estructuración de los mecanismos de funcionamiento de sus fuerzas de seguridad y de inteligencia, así como en políticas adecuadas de desarrollo. Guatemala vive actualmente una inseguridad producto de una nueva low intensity war internacional, en que el crimen organizado y el narcotráfico son los elementos más connotados.

En Guatemala, la guerra urbana ha desplazado a la guerra rural, en donde se ha desarrollado una segunda generación criminal de pandillas juveniles de salvadoreño provenientes de California, las llamadas Salvatruchas (salvadoreños buzos), involucradas en procesos del narcotráfico. Y ahora, Guatemala, además, se involucra en los conflictos de carácter internacional en el Medio Oriente, con el traslado de su embajada a Jerusalén. El embajador de Palestina ante las Naciones Unidas, Riyad Mansour, aseguró que la decisión de Guatemala de mover su embajada de Tel Aviv hacia Jerusalén “es una violación al derecho internacional y a las resoluciones pertinentes”. La Liga Árabe ha suspendido y cancelado el memorándum de entendimiento que firmó en el 2013 con Guatemala, después de que este país trasladara su embajada ante Israel a Jerusalén. Este conflicto político-territorial podría convertirse en una guerra religiosa interminable, que solo puede ser explotada por extremistas religiosos, alimentando radicalismos y luchas más violentas en la región y más allá.

Esto llevó a un reclamo que Palestina plasmó en una fuerte y extensa misiva de tres páginas enviadas al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, Koro Bessho, calificando de lamentable las acciones del presidente Jimmy Morales. El canciller palestino, Riad al Malki, advirtió en El Cairo que, al reconocer Jerusalén como capital de Israel, Guatemala se ha convertido en parte del conflicto (entre palestinos e israelíes) y deja de ser un mediador, dijo Al Malki en una rueda de prensa antes de la reunión extraordinaria que tienen previsto celebrar los ministros de exteriores de la Liga Árabe en la capital egipcia, para analizar el cuadro que plantea Morales. Los ministros árabes han acordado la formación de una fuerza militar unificada.

Pese a las adversidades socioculturales, en Guatemala los inmigrantes musulmanes palestinos se han integrado a la sociedad guatemalteca gracias al comercio. Con una larga y compleja historia de integración, muchos musulmanes palestinos se enfrentan a barreras que no afectan a otros grupos migratorios, como la islamofobia y las relaciones diplomáticas entre Guatemala e Israel. Sin duda, el terrorismo árabe se presenta más dentro de los círculos del medio del Este y Oeste, que no ha alcanzado esos Estados en sumas alarmantes. Sin el apoyo del Estado de Qatar y sus relaciones con Algazara arábico, cuya responsabilidad es directa con el dictador de Qatar Tamin, ex primer ministro. En Naciones Unidas, Morales elaboró una moraleja cuando dijo que los echó, a los terroristas, cuando a Guatemala ni han venido. Para mientras, los tránsfugas del Congreso apoyan a Jimmy Morales, acusado de financiamiento electoral ilícito. Es algo común de los acusados cuestionar al investigador. (Velásquez)

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