TIERRA NUESTRA

Mujer y política: del sometimiento a la esperanza

Manuel Villacorta manuelvillacorta@yahoo.com

|

Una de las más valiosas expresiones en el actual renacimiento de las organizaciones sociales guatemaltecas, es una mayor presencia de mujeres en las mismas.  Presencia que no sólo se remite a la membresía tradicional, sino a la concreción de liderazgos de extraordinaria importancia. Creo oportuno enumerar aspectos fundamentales que caracterizan ese proceso: 1. La lucha a favor de la emancipación de la mujer guatemalteca, exige superar una de las injusticias más extremas: ser mujer, ser indígena y ser pobre, la condición más ingrata e inhumana posible. 2. La historia social de la mujer en Guatemala se ha dado en un contexto de dominación y sometimiento: A. Vivir bajo un rígido dominio patriarcal y B. Vivir bajo un marginamiento institucional que las relega a ser ciudadanas de segunda categoría. 3. Afortunadamente  esfuerzos reivindicativos  externos e internos, han ido denunciando y transformando esa  realidad.  Diversas instituciones y muchas mujeres, han trabajado arduamente para modificar esa situación e instituir acciones decisivas para el cambio.4. El modelo político guatemalteco ha relegado e impedido sistemáticamente la participación de la mujer. En promedio durante los últimos 30 años, sólo el 3% de los cargos municipales han sido ocupados por mujeres, únicamente el 10% de los cargos de gabinete de gobierno y un12% en cuanto a curules parlamentarias.  El sistema político guatemalteco corrupto y discriminatorio, ha impedido a la mujer guatemalteca su pleno derecho a la participación.

Experiencias foráneas y algunas propias en cuanto a la incipiente participación femenina en la política, han permitido conclusiones que por su importancia, conviene expresar: 1. Las mujeres que participan en política, generalmente también trabajan para lograr su subsistencia y participan en organizaciones sociales, lo que les impulsa hacia un trabajo político más responsable y de mayor proyección. 2. Las mujeres que participan en política, generalmente no se desligan de sus responsabilidades familiares, lo que les genera mayores niveles de consciencia y responsabilidad social. 3. Las mujeres tienden a considerarse a sí mismas como representantes de otras mujeres, lo que genera una especie de solidaridad de género, extensible siempre a sus responsabilidades maternales, lo que les permite una concepción holística de la sociedad y la cohesión humana.

En el contexto de la partidocracia corrupta tradicional,  la participación femenina ha sido muy reducida. A lo que se suma una desafortunada experiencia respecto a que algunas mujeres que lo han hecho y que han logrado posiciones  de incidencia, se han involucrado en graves casos de corrupción. Esa situación debe ser considerada por las organizaciones sociales y políticas que pretenden promover una nueva forma de participación. Debe ampliarse el nivel de participación femenina y paralelamente, implementar todos los controles necesarios para garantizar la trasparencia y fomentar una cultura de legalidad, en donde todos los participantes sin distinción de género, compartan la idea respecto a que el poder no otorga privilegios, el poder impone responsabilidades. Nuestra esperanza radica, en que ese gran frente político-social que deberá competir y derrotar a la partidocracia corrupta en las elecciones del año entrante, se caracterice por la inclusión y la integración social, en donde la mujer guatemalteca participe activamente y en donde se garanticen todos sus derechos. La derrota de la vieja política, también implica la derrota de ese modelo  machista, autoritario y excluyente, que tanto daño nos provocó.

manuelvillacorta@yahoo.com

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: