IMAGEN ES PERCEPCIÓN

Ni chairos ni fachos, solo guatemaltecos

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En las últimas guerras tuiteras se manejan pasiones desenfrenadas, el que se atreve a pensar diferente y lo escribe en el bando equivocado puede salir con un virtual ojo morado, su reputación puede ser trastocada y hasta a su madrecita santa mencionada. Los ánimos están caldeados, sobre todo si usted coloca hashtags que incluyan #PactoDeCorruptos, #YoNoTengoPresidente, #IvanSeQueda, #JimmySeVa.

Entrar a la dimensión tuitera dentro de este contexto político que vive el país es ser arrastrado por un río feroz de aguas sucias y hundirse en un remolino de insultos, acusaciones, sapos y culebras que, en forma de caracteres, pretenden encasillar obligadamente al usuario entre el grupo de derecha o de izquierda, según los comentarios que escriban. En los submundos de las redes sociales, cuando empieza la guerra todo se vale entre palabras, videos, memes, gifs, links, etcétera.

Los términos políticos de izquierda y derecha emergen después de la Revolución Francesa. En la Asamblea Nacional, los diputados que estaban de acuerdo con las conquistas revolucionarias se sentaban del lado izquierdo y los que se oponían a ellas utilizaban el derecho.

Aunque actualmente estas categorías ya no funcionan para describir la política contemporánea, siempre salen a flote en cualquier discusión popular. A los de izquierda, por ejemplo, en Argentina les dicen “zurdos”; en España, “rojos”; en Cuba, “comecandelas”, y aunque en Guatemala se les solía llamar “comanches”, ahora se ha puesto de moda decirles “chairos”, un término mexicano con connotación despectiva, aunque el termino, según la RAE, se define como una sopa típica de la región andina. Pero por ahora, a cualquiera que considere que la Cicig debe quedarse en el país, lo encasillan como un chairo.

Este término ha sido utilizado en México para desprestigiar movimientos sociales o políticos que muestren descontento con el sistema. En el plano virtual los chairos en el imaginario colectivo son pobretones, sucios, peludos, resentidos sociales; eso sí, muy intelectuales. No obstante, los ahora genios de las redes abusan de este adjetivo para descalificar a quienes no piensen como ellos. Pero, cuidado, porque los chairos en México mostraron poder y si no que le pregunten a AMLO, presidente electo mexicano.

En el otro lado de la moneda están los de la derecha, que atacan a la Cicig y defienden al presidente Jimmy Morales, el grupo al que los chairos denominan “fachos”, un término peyorativo utilizado para calificar a los regímenes políticos fascistas. En este contexto pueden incluirse grupos religiosos y partidos fundamentalistas, a quienes también se les llama “nazis” o “hitlerianos”. El prototipo aquí cambia porque estos son imaginados como guapos, ricos y fancy.

Aunque en ambos casos el imaginario colectivo puede estar muy lejano a la realidad, si hay una sola verdad en todo este escenario, a los dirigentes de ambos bandos les pagan por comandar esta batalla virtual. Cabecillas, tanto de izquierda como de derecha, están recibiendo millones de quetzales por participar activamente en redes sociales y liderar movimientos polarizadores. No lo hacen por un ideal o convicción, sino porque reciben dinero de sectores oscuros que nunca van a dar la cara, porque para eso tienen a sus gallos de pelea.

Es claro el esfuerzo por sembrar la división, ni siquiera son capaces de argumentar un debate ideológico; solo se atizan conceptos erróneos sobre ideologías extremistas que ya en todo el mundo quedó demostrado que no funcionan. La mayoría de nuestra población no es de derecha ni tampoco de izquierda, solo quieren que los gobernantes actúen con trasparencia para vivir en paz y tener mejores oportunidades.

imagen_es_percepcion@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.