EDITORIAL

Pacto de Corruptos tropieza de nuevo

De nada le sirvió a FCN-Nación el simulacro de poner supuestas caras nuevas para integrar la junta directiva del Congreso, porque fracasó en su primer intento, lo cual seguramente será aprovechado para replantearse otros nombres, aunque lamentablemente prevalece la precepción de buscar fortalecer el Pacto de Corruptos.

Eso obligará a una nueva recomposición y quizá vuelvan a fracasar en ese intento, en donde los diputados oficialistas, los tránsfugas arrimados al oficialismo y el mismo presidente Jimmy Morales persisten en buscar por todos los medios incidir en esa elección y no dar un paso atrás en la pretensión de debilitar la lucha contra la corrupción.

Francisco Tambriz y Tambriz, horas antes de la frustrada elección, pretendió fingir que no sabía nada de su propuesta, con lo cual solo evidenció el descaro en su proceder, porque desde la mañana de ayer se conocía la planilla en la que él iba como primera opción para presidir la junta directiva, cuando ya era suficientemente conocida la imagen en la que aparece a punto de ingresar en la Casa Presidencial, donde se afinó la propuesta.

De haber prevalecido el acuerdo con las altas esferas del Gobierno, Tambriz se habría convertido en el primer monigote del oficialismo, porque su trayectoria ha sido opaca y, como diputado electo por el desaparecido partido Líder, él es un claro ejemplo de la política rastrera, aunque la ingenuidad presidencial volvió a fracasar una vez más.

Los diputados no quieren entender que la población está harta de sus manipuleos, que se necesitan señales de cambio, y esas exigencias también llegan desde círculos diplomáticos, como lo expresó el embajador de Estados Unidos, quien por medio de tuits y declaraciones a la prensa afirmó que la elección de la junta directiva era uno de los asuntos más serios para el fortalecimiento de la institucionalidad, de la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Lejos de poner atención a ese clamor, los diputados insisten en impulsar piezas cuestionables para ocupar cargos de tanta relevancia. Tambriz es uno de los íconos de la vieja política, pero también con el deterioro es parte de la imagen del resto de los pretendientes, compuesta por auténticos mercaderes de la política o como claros enemigos de los esfuerzos en la lucha contra la corrupción.

Ninguno de los personajes incluidos en ese primer listado se caracterizan por su transparencia o por ser ejemplos de probidad, y más bien están en las primeras posiciones de quienes firmaron el Pacto de Corruptos, que buscaba modificar el Código Penal para beneficiar a dirigentes políticos, entre ellos el presidente Morales, lo cual es la mejor muestra de los intereses que mueven al oficialismo.

Es claro que en el Congreso ni en el Ejecutivo, ni en muchas otras dependencias, existe interés en respaldar esfuerzos por erradicar la corrupción, y en cada jornada se aprecian muestras de un vergonzoso proceder para cerrar filas en torno a proyectos repudiables, cuando el Organismo Legislativo debería ser el llamado a liderar el clamor ciudadano por terminar con el abuso y los negocios espurios.

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