CATALEJO

Personajes de la tragedia del Fuego

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El imaginario de los guatemaltecos acaba de agregar una nueva fuente de tragedias, además de los terremotos, con intervalos de decenas de años; las inundaciones y derrumbes ocurridas cada año a causa de las lluvias, y ahora los volcanes. Salvo los estudiosos, el resto de chapines hemos considerado a estos últimos como elementos de gran belleza, como en efecto lo son, pero no los habíamos visto como fuentes de tragedias.  Lo ocurrido el domingo permite analizar la aparición de una serie de grupos de personajes de los cuales sobresalen los integrantes de la verdadera sociedad civil, es decir de quienes están allí listos para actuar sin intención cuestionable alguna en beneficio de los demás, muchas veces a costa de su propia vida.

En este grupo se encuentran no solo los socorristas, bomberos, personal médico y paramédico de toda clase, de cuya tarea nos enteramos al verlos llenos de lodo, agotados. Además, quienes llegan para organizar la ayuda otorgada por el resto de la sociedad civil. Todos ellos son voluntarios y no ganan nada con hacerlo, aparte de la íntima satisfacción de cumplir con su deber o con un deber aceptado con plena conciencia. Entre ellos es justo mencionar a los reporteros, camarógrafos, corresponsales, presentadores, todos ellos jóvenes dispuestos a informar de la tragedia, y también se arriesgan como parte de su trabajo, a veces de manera temeraria. Es parte del espíritu juvenil y del apostolado voluntario al escoger la carrera de informar.

Luego se encuentran los aprovechados, quienes tratan de llevar agua a su molino. En este grupo sobresalen los políticos. Esta vez, el presidente armó un escenario en el cual —con chaleco planchado—, se puso a hacer preguntas a los ministros en una conferencia de prensa, mientras la cadena informativa del gobierno señalaba como gran noticia: “El señor presidente está siendo informado de la situación”. Es un colmo de los tradicionales en este gobierno. Posteriormente, con igual ropa nítida, se trasladó en helicóptero. La idea era presentarlo como alguien al mando de algo, con propósitos de beneficio político para obtener un apoyo del cual carece desde hace mucho tiempo. No creo efectiva esa estrategia y más bien la veo contraproducente.

En otro grupo se encuentran los ausentes, integrado por entidades autonombradas como sociedad civil. Deberían entonces llamarse “sociedad civil politiquera”, porque solamente aparecen en temas de este tipo. Les hacen compañía los dirigentes de sindicatos estatales, de los cuales Joviel Acevedo es el más notorio, aunque otros —como Codeca y el CUC— encajan a la perfección. Me cuesta creer la incapacidad de ver este tipo de emergencias como una fuente válida de obtener apoyos a causa de acciones en beneficio de la generalidad. La verdad es simple pero lamentable: solo actúan cuando hay motivaciones ideológicas o políticas. Y en el caso de los “trabajadores de la educación”, sin importar el terrible daño hecho a los niños de las escuelas de primaria.

Deseo presentar mi admiración emocionada a los héroes de las instituciones de socorro fallecidos en su tarea de salvamento, así como a los familiares. Lo ocurrido demuestra de nuevo la calidad del espíritu fraternal de los guatemaltecos, seguros de la limpieza del manejo de los donativos. Todo esto es producto de una actitud de solidaridad ante la tragedia, ejemplificada con los cinco quetzales que en Alta Verapaz donó un niño de diez años, vendedor de dulces, para comprarle víveres a los damnificados. Manifiesto mi rechazo a quienes usaron las redes sociales para divulgar fotos falsas, obtenidas de Facebook, así como a quienes hicieron chistes sobre este tema. De los mensajes vistos, recuerdo uno originario de otro país: “no entiendo por qué le dicen volcán de Fuego si está hecho de tierra.” !!!!

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.