HAGAMOS LA DIFERENCIA

Puntuales para dañar el ambiente

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Fue sorprendente para mí la acogida del artículo que escribí hace dos semanas y la preocupación existente sobre “la hora chapina”. Lo compartieron varias personas en la web y recibí comentarios que merecen reflexiones adicionales. Presento algunos comentarios de lectores: Uno de ellos opinó: “Lamentable que tengamos tan malas costumbres y que mucha gente tome esto con gracia o chiste, había un amigo puro chapín que siempre llegaba 10 minutos tarde, el Jefe de la oficina le decía con sarcasmo: Sos puntual para llegar tarde”.

Otro me hizo reflexionar sobre la antítesis de la impuntualidad: “Hay un detalle al respecto de la impuntualidad de nosotros para algunas cosas, que lamentablemente son dañinas, en las que somos exageradamente puntuales, por ejemplo, para cumplir con esa desgraciada tradición de la Quema del Diablo del 7 de diciembre, cinco minutos antes de las 6 de la tarde, ya el chapín está empezando con esa terrible destrucción, con una puntualidad exagerada. Otra, para la que somos puntualísimos, más que los Ingleses, es para la quema de la pólvora el 24 y 31 de diciembre, también unos minutos antes de la hora de la destrucción del ambiente, el guatemalteco está listo para llevar a cabo esa orgía de destrucción, como si no fuera suficiente el humo de los buses y camiones, para agregarle un postre más de humo contaminante. Así que, mi estimado amigo, Samuel, no para todo somos impuntuales, somos muy puntuales, pero para hacerle daño al planeta, ¡que tristeza!”. Coincido con este punto de vista, hay tradiciones que debemos eliminar.

Me pareció muy pertinente el comentario del ingeniero Sierra: “Creo que deberíamos hacer una cruzada nacional para erradicar de una vez por todas la “hora chapina”. Lo más valioso que tenemos los seres humanos es el tiempo. El tiempo que permanecemos con vida. Cada vez que nos hacen esperar porque otro no llegó puntualmente, nos está “robando” unos minutos de nuestra vida. Debería ser un delito contra los derechos humanos ser impuntual. La persona impuntual, en cierto modo es una persona corrupta. No le importa hacer daño a terceros por cualquier excusa. La única excusa para no cumplir con el horario es si uno se muere.

Un trabajador que llega tarde a la empresa, le roba a su dueño. Un trabajador público que llega tarde a su lugar de trabajo, le roba al pueblo. La mayoría de países desarrollados han aprendido que el tiempo es oro. Y nosotros lo sabemos a través de la filosofía popular. ”El tiempo perdido hasta los santos lo lloran”, “Al que madruga Dios le ayuda”, etc. Guatemala podría comenzar a dejar de ser pobre si comenzamos a ser puntuales.

Desperdiciar el tiempo es el derroche más costoso para una nación. Si tan solo las instituciones del Estado comenzaran a ser puntuales, aumentaría la productividad e incrementaría la confiabilidad de la gente en sus instituciones. Es algo que podemos hacer y exigir los guatemaltecos, y no cuesta ni un centavo. La puntualidad también es extensiva a la entrega de trabajos y compromisos adquiridos. Si el gobierno deseara dejar un legado duradero y valioso a nuestra nación, este sería, dejar de ser un país con una “hora chapina” vergonzosa para ser un país puntual, característica típica del primer mundo”.

Desde luego, en ocasiones habrá circunstancias que nos impedirán llegar a tiempo, pero procuremos planificar mejor para que no ocurra. Digamos no a “la hora chapina”, comencemos la cruzada que propone el ingeniero Sierra.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.

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