A CONTRALUZ

Rey de pacotilla

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A las seis de la mañana del domingo mis ojos no daban crédito a un mensaje del presidente, transmitido por Twitter, en el que declaraba persona no grata a Iván Velásquez, comisionado de la Cicig, y ordenaba su expulsión de Guatemala. No podía creer que Jimmy Morales hubiera llegado a ese nivel de insensatez y locura. Pero así era. Entonces comprendí que todo el tiempo nos engañó. En un arranque de intolerancia tomó la decisión de sacarlo del país. Sí, su país, como si fuera un reyezuelo que puede hacer lo que le venga en gana. Fue una acción traidora, una decisión ruin y que lo pinta como un déspota que no da la cara. Un desalmado que actúa en la oscuridad y que, como su mentor político, el diputado prófugo Édgar Ovalle, alias Puñalito, ataca por la espalda. Un presidente que antepone sus intereses personales por encima de los de la Nación.

No hay tales intereses de la Patria. Con esa acción Morales creía que así podía librar a su hijo y a su hermano que enfrentan a la justicia por los delitos de fraude y lavado de dinero. Pero aún más, decidió echar a Velásquez para evadir a la justicia. El MP y la Cicig pidieron el retiro de la inmunidad del gobernante para poder investigar la captación por parte del FCN de Q6.7 millones provenientes de fuentes ilícitas y anónimas. Antes de ser extraditado a EE. UU., el presunto narcotraficante Marlon Monroy, alias el Fantasma, reveló que dio un aporte de US$500 mil al FCN por medio de Jafeth Cabrera Cortez, hijo del vicepresidente Jafeth Cabrera Franco. En tiempos de la campaña electoral, Jimmy Morales era el secretario general del FCN, por lo que era responsable de lo que recibía ese partido. Se sabe que la mayor parte de ese dinero no fue registrado en las cuentas del FCN porque fue directo a la bolsa de los dirigentes partidarios, entre ellos el actual presidente.

A media mañana del domingo, Jimmy Morales fue informado de que tenía el caso perdido en la Corte de Constitucionalidad porque los magistrados Gloria Porras, María Fernández y José de Matta iban a votar a favor del amparo que suspendía la expulsión de Velásquez y solo dos, Dina Ochoa y Neftalí Aldana, defenderían la causa presidencial. En un arranque de ira, el mandatario dijo que iba a imponer el estado de Sitio, con lo que ponía en riesgo la estabilidad del país por la suspensión de garantías constitucionales. Pero la situación se le complicó por el rechazo unánime que comenzó a recibir dentro y fuera del país, así como las renuncias de dos ministros y un comisionado. A esas alturas, un Jimmy Morales, derrotado, en gabinete de ministros rogaba a estos que no lo dejaran solo. El reyezuelo había sido reducido a su justa dimensión, pero aun así no soltaba a su presa: en un nuevo pronunciamiento insistió en la expulsión de Velásquez.

Lejos de ser el símbolo de la Unidad Nacional, Jimmy Morales ha jugado un papel nefasto al colocarse en el lado de los corruptos, ladrones y mafiosos. Es muy probable que no se consigan los 105 votos para levantarle la inmunidad al presidente porque los diputados de FCN cabildean para ese propósito. En el Legislativo, un alto porcentaje de diputados odia a Velásquez por su lucha decidida contra la corrupción y hará todo lo posible para que reine la impunidad. También es el héroe de la Asociación Nacional de Municipalidades que ven en él a un ejemplo de negocios turbios. Ahora Jimmy Morales es el jefe de la banda porque es el rostro visible de la alianza del mal. Desde hace tiempo nos engañó. Llenó su bancada de tránsfugas, traicionó las reformas al sector justicia que él mismo promovía junto a los presidentes de los poderes Legislativo y Judicial y ahora evade la justicia de forma descarada. Ahora sabemos que Jimmy Morales es peor que la vieja política, es ruin, pendenciero y mafioso.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.