CATALEJO

Robinson: la lógica de Estados Unidos

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Dentro de las ironías se debe señalar lo contradictorio de las dos fuentes de críticas contra este diplomático: en Guatemala se le calificó de “comunista” en numerosas ocasiones, sobre todo por su relación con la Cicig y el Ministerio Público anterior, mientras en Venezuela, Nicolás Maduro lo declaró non grato por ser un agente del imperialismo yanqui y por tanto un peligro para el gobierno heredero de Hugo Chávez. Su estilo personal es rudo, pero ese calificativo encaja en otros recientes visitantes de Washington.

La lógica estadounidense, una vez encontrado su hilo, es fácil de entender, aunque ello no signifique aceptarla. El istmo centroamericano cada vez se pone peor para los intereses estadounidenses, y el Triángulo Norte tiene en sí motivos para aumentar la preocupación. Robinson no tardó en actuar: por un lado, reiteró por enésima vez el apoyo estadounidense político y económico a la lucha contra la corrupción y a la Cicig, con lo cual los sectores interesados en eliminar a ese ente de las Naciones Unidas, simplemente están perdiendo su tiempo y su dinero al realizar viajes, contratar “net centers” de informaciones falsas, desprestigiar a quienes no participan en esta cruzada o convencer a comentaristas acerca de la verdad –para ellos— de sus interpretaciones de los hechos.

Por el otro. Robinson también fue muy claro en sus declaraciones respecto a Nicaragua, cuyos acontecimientos de los últimos tres meses derrumbaron la poca credibilidad de los sandinistas, en general, y el silencio de las fuerzas políticas autodenominadas de izquierda –de Guatemala, por ejemplo— y del presidente salvadoreño se convierten en una avalancha. En estos tiempos de comunicación mundial instantánea, es imposible controlar las filmaciones de ataques de fuerzas gubernamentales encapuchadas a grupos de civiles solo armados con piedras y adoquines. En otras palabras, ya es imposible defender al ortegamurillismo, por lo cual son muy atinadas las palabras del expresidente uruguayo José Alberto Mujica, quien el propio jueves señaló “hay momentos en que uno se debe retirar”.

El gobierno de Trump ya parece haber comprendido su incapacidad para participar activamente en el regreso al orden en el Istmo. Las visitas de alto nivel envían mensajes en los cuales la referencia es al efecto de los problemas, es decir la migración ilegal, olvidando los problemas socioeconómicos, causa real de esas dolorosas inmigraciones. La tolerancia cero es interpretada dentro de la lógica de los centroamericanos como una especie de licencia para matar, para separar familias. Y ahora, lo ocurrido en Nicaragua solamente aumentará la inmigración ilegal hacia el norte y hacia Costa Rica, ya emproblemada por la notable presencia de refugiados nicaragüenses.

Dentro de la lógica bipartidista de Washington, necesitan la asesoría de alguien conocedor de la región a causa de haber vivido varios años en sus latitudes y sobre todo ha tenido contacto personal con muchos de los actores principales de las fuerzas socio-político-económicas. Pero además debe estar a mano, listo para el trabajo. Es allí donde se explica la escogencia de Todd Robinson, quien –eso sí- necesita haber aprendido la lección acerca de cómo actúa. En el caso de Guatemala, su labor principal, además de la lucha anticorrupción, es la de convencer al gobierno estadounidense de la conveniencia de apoyar en el área inversiones locales y extranjeras con necesidad de mucha mano de obra. Eso lo dirá el tiempo, un factor muy escaso en estos momentos cruciales.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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