REGISTRO AKÁSICO

Si no lo refiero, no existe

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Según Plinio el Viejo (*23 +79), la avestruz esconde la cabeza para desaparecer a las amenazas. Alguna prensa estima que esfuma un evento, si no lo publica. El presidente recientemente despotricó contra las fake news, sin advertir que lo criticable consiste en no dar cuenta.

Si un periodista está en contra de lo divulgado, debe informar su parecer en el órgano donde difunde su criterio. Los funcionarios inconformes tienen al periódico oficial, las radios nacionales o los canales de video a pedido, para expresar su punto de vista. Tampoco es obligación, pues un escarnio puede dejarse circular, para no tensar las relaciones. Un ciudadano alejado de los medios de comunicación social está protegido por la Ley de Emisión del Pensamiento, de carácter constitucional, pues obliga a divulgar los desmentidos.

El pájaro africano viene a cuenta porque el 23 de junio tuvo lugar un desfile para exponer la diversidad sexual e identidad de género. Solo unos cuantos ofrecieron la noticia. Así, no se contribuye a un debate público respetuoso.

El poder establecido influencia a los movimientos sociales. Cuando se apoya en condenas extremistas, busca marginar a los distintos. Véase la reivindicación étnica, se le arrinconó a una expresión ligada a rezos y augurios. Semejante postergación se busca con el movimiento LGBTIQ. Se le dirige a una cultura de cantinas. No se condena esa diversión, sino se reprueba prescribirla, como su única expresión.

Se mete la cabeza en un hoyo, para evitar discutir. Dado que la identidad de género se afianza con el desarrollo hormonal, toda propaganda dirigida a la niñez, no es aconsejable. Sin embargo, la educación sexual inicial previa a la pubertad debe mencionar la existencia de homosexualidad entre los humanos.

Las posiciones morales sustentadas por las diversas religiones deben basarse en los hallazgos científicos sobre el tema, hechos en psiquiatría. Un resultado de la influencia de las hormonas sexuales, a saber testosterona, progesterona y estrógeno, es la atracción sexual al sexo opuesto; y en algunos casos, también de la afinidad hacia el mismo sexo. Se trata de un estímulo natural por las diferentes configuraciones biológicas de respuesta al impulso erótico. En otras palabras, es de naturaleza, la inclinación en la mayoría heterosexual como en una minoría homosexual.

Ciertamente una sociedad necesita de la reproducción biológica. Sin embargo, se debe respetar a quienes deciden otros caminos de relacionamiento. Por lo tanto, debe existir una transformación en las tradiciones culturales actuales, generalmente homofóbicas, hacia la tolerancia y concesión de libertades para todos los ciudadanos.

El máximo liderazgo católico ha indicado su respeto hacia los sentimientos eróticos dirigidos al mismo sexo, presentes en algunas personas, por el argumento indicado. Sostiene que a pesar de esas inclinaciones, se debe permanecer casto; de la misma manera, como supuestamente sucede con el clero. No obstante, quienes no participan de la comunión eclesiástica deben ser tolerados y no ser objeto de agresión. Otras confesiones religiosas aceptan la unión amorosa homosexual. La condena y fobias tienen menos adeptos.

Si alguien llama matrimonio a una alianza solidaria. Viste de blanco cuando anuncia su amor. Tira un ramillete de flores u otro lance. ¡Que lo haga, si es feliz! Si un grupo de varios cientos de ciudadanos desea manifestar orgullosamente su inclinación sexual, debe ser cubierto por los medios de comunicación social, para coadyuvar en la construcción de una sociedad tolerante de la diversidad.

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ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.