VENTANA

Sak Nikté, una historia que cautiva

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“¿Por qué Grecia y Roma son tan importantes para Occidente?”, preguntó el Clarinero.  Porque  conocemos el  detalle  de su historia. En Guatemala contamos con  el tesoro arqueológico de la civilización maya, una de las culturas brillantes en la historia de la humanidad;  sin embargo,  gran parte de su pasado no se ha esclarecido.  Los arqueólogos y epigrafistas estudian con pasión y protegen con  coraje  cada pieza que  encuentran  con el fin de armar el colosal rompecabezas de su historia.   En mi opinión, su mayor  desafío no es  solo sacar a luz  la historia de su admirable cultura,  sino contarla, para que los chapines  la hagamos nuestra porque,  “lo que no se conoce,  no se ama, ni se aprecia”,  agregó el Clarinero y  recordó:  “ese  tesoro ancestral forma parte de nuestra identidad  nacional”.

El patrimonio arqueológico del maya prehispánico es una pieza clave para el desarrollo de Guatemala. Sus historias son un imán que atraen a visitantes nacionales y extranjeros. Su cosmovisión ligada a la naturaleza es muy diferente a la visión occidental. Ese es su mayor ¡encanto y riqueza! Por eso el saqueo es letal. Cada pieza robada implica perder un fragmento de nuestro pasado. El saqueador como el narcotraficante que incendia la selva petenera, que arrasa con su biodiversidad para introducir el ganado, están destruyendo el futuro promisiorio que podríamos tener. ¡Es preciso impedirlo ya! Este viernes y el siguiente escribiré sobre la cautivante historia de La Corona y su reciente hallazgo, el Altar 5. Este sitio está ubicado entre el manto verde de la selva y los humedales de la Laguna del Tigre, en el noroccidente de Petén. El pasado 3 de octubre, en el Museo Popol Vuh, el Dr. Tomás Barrientos, codirector del proyecto arqueológico, dictó la conferencia titulada: “El Altar 5 de La Corona y los inicios de la Hegemonía Kaanul”. Relató que la población de este sitio no superó los cinco mil habitantes, pero no por ello fue menos importante en la historia del período Clásico Temprano en las tierras bajas peteneras y agregó: “La Corona fue una ciudad pequeña, pero con una gran historia”. Sus habitantes, hace más de 1,500 años, la denominaron Sak Nikté, que significa flor blanca. Para comprender mejor la narrativa de los arqueólogos sobre el Altar 5, refiero algunos antecedentes de su increíble descubrimiento.

Antecedentes. El sitio había sido saqueado salvajemente a mediados del siglo pasado. En los años 60, en el mercado negro aparecieron una serie de paneles de piedra finamente tallados. Habían sido robados de una ciudad maya desconocida. Los paneles no eran mayores de 40 cm. de alto y 60 cm. de largo y los habían adquirido coleccionistas privados en Estados Unidos y Europa. Luego algunas de esas piezas terminaron en institutos de arte y museos. En 1988, el epigrafista australiano, Peter Mathews, observó que por lo menos 20 de esas piezas mayas, vendidas en el mercado negro, compartían rasgos epigráficos, iconográficos y estilísticos, por lo que sugirió que esas obras de arte venían de un mismo sitio y lo llamó Sitio Q,“Sitio Que”. En los años 90, la Nasa identificó, desde el satélite, rasgos lineares, como calzadas, que indicaban un posible camino real entre el sitio El Perú- Waka’, ubicado en la Laguna del Tigre, y Calakmul, en Campeche, México. En esos años también los chicleros encontraron una nueva ciudad en el Parque de la Laguna del Tigre. En 1997, Ian Graham, destacado mayista, y David Stuart, epigrafista, viajaron a esa zona inexplorada. Mapearon el lugar que constaba de dos grupos de plazas. La Plaza principal, que habría tenido un carácter público y la segunda plaza, más íntima estaba formada por 5 templos en fila que simulaban la diadema de una reina. Graham y Stuart decidieron por ello, nombrar al sitio como “La Corona.” Quedaba pendiente confirmar si La Corona era el Sitio Q… Continuaré.

clarinerormr@hotmail.com

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