EDITORIAL

Una estampa más de la precariedad

Quienes ven el rostro del infortunio en la actual conducción de la principal magistratura del país y se sienten defraudados, desesperanzados y embargados por la incertidumbre, deben ver el cuadro completo para constatar que no están extraviados en sus percepciones. Basta con ver a otro lado para darse cuenta, con sobradas razones, que ese malestar se justifica, con muchos otros factores que respaldan esa sensación.

El fin de semana se conoció de la degradación de la principal puerta internacional de entrada al país, al perder la categoría 1 el Aeropuerto Internacional La Aurora, que había logrado mantener por poco más de una década. Aunque ahora se trata de minimizar el impacto, la evaluación de la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) pasó por varias etapas y son muchos los rubros que fundamentan tal decisión.

Si bien es cierto que en esencia las características operativas se mantienen, no es lo mismo para las empresas comerciales de aviación que vuelan de y hacia nuestro país que una agencia federal estadounidense evalúe la calificación de un aeropuerto específico porque, obviamente, en el corto plazo tendrán que hacerse ajustes; si no, tampoco tendría sentido que se deban hacer nuevos esfuerzos para recuperar esa categoría.

Lo que más ruido ha puesto sobre este nuevo episodio es que en torno al aeropuerto La Aurora también se han tejido tramas de corrupción, como la más reciente remodelación, que lo convirtió en una de las terminales aéreas más inhumanas, al dejar en la calle a quienes llegan a despedir o a recibir a sus parientes, que deben hacerlo en la calle.

Hace pocas semanas también fue noticia el colapso del sistema transportador de equipaje, en un grotesco cuadro que se suma a la precariedad en muchas otras partes de las instalaciones, como el deficiente aire acondicionado, descuido en los servicios sanitarios, como para complementar un cuadro de suma preocupación sobre las condiciones en las que es administrado el aeropuerto y que ni siquiera recibe los recursos necesarios, pese a que los genera su propio funcionamiento.

En un acto verdaderamente vergonzoso, hace varios meses el presidente Jimmy Morales había participado en una actividad en la que incluso se extendió una alfombra roja para autocertificar mejoras en el aeropuerto, las cuales son necesarias y constantes, pero no deben servir para actos chuscos que no tienen mayor trascendencia, como poco después lo ejemplificaron las fajas transportadoras de equipaje.

Pero lo que la más reciente noticia sobre la degradación aeroportuaria para Guatemala tuvo en el ánimo nacional es que todo esto se suma a un deterioro prolongado, a la designación de personas cercanas a los gobernantes con la insuficiente preparación para la administración de esa entidad y los constantes rumores sobre intentos de privatizar ese aeropuerto con una empresa local sin ninguna experiencia.

La solución tampoco será fácil y requiere de mucha voluntad del Ejecutivo para nombrar gente idónea y capaz, capacitada para cumplir requerimientos en seguridad, legislación y, sobre todo, vigilancia, porque esa terminal aeroportuaria es una de las más porosas del mundo e insegura, lo que deja ardua tarea a las autoridades.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: