SI ME PERMITE

Uno es más producto de memorias que de sueños

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“Hay momentos en la vida cuyo solo recuerdo es suficiente para borrar años de sufrimiento”. Jules Sandeau

Nuestro pasado puede ser la pista para poder despegar y de esa manera poder llegar a lo que en un momento pareciera un imposible. Claro está que eso es solo el inicio, y uno debe de modo claro saber a dónde quiere llegar para no ser catastrófico en su final. Esto es como los que están piloteando un avión, antes del despegue debe ser claramente trazada la hora y lugar de despegue y de allí estar clara la pista de aterrizaje, además de saber si cuenta con el combustible y demás detalles que el piloto toma en cuenta.

Nuestra vida es muy similar. Nuestras vivencias y experiencias del pasado, sean positivas o sean negativas, forman la plataforma en la que estamos parados para poder lanzarnos a lo que estamos soñando y de alguna manera queremos alcanzar. En ninguna manera es una forma de aventura, esperando que todo se acople en el camino. Eso no es posible. Si busco trabajo, debo poder enfrentar las responsabilidades. En el caso de que vaya de viaje a otro país, debo tener claro para qué voy y qué espero hacer. No esperar a llegar allí y entonces averiguar qué oportunidades me ofrece ese país.

Aquellos que hemos tomado la determinación de estudiar alguna carrera o alguna profesión debemos aceptar que esta tiene prerrequisitos para poder graduarse; por ejemplo, algunas carreras requieren cierta destreza y facilidad en las matemáticas, otras en poder hablar en público, y de esta manera cada una de ellas espera que en el proceso previo de mi preparación pueda desempeñar cierta capacidad para poder aspirar y lograr mi profesionalización. En otras palabras, debo recordar mi desempeño antes de emprender una nueva etapa.

Cuan fácil es ignorar u olvidar el camino recorrido en la vida y por lo mismo simplemente volver a repetir los errores del pasado, lo malo cuando los repito; la frustración es más marcada y el desánimo que esto trae empieza a crear una desmotivación tal que uno se falta el respeto a sí mismo y piensa que ya no sirve para mucho y no quiere emprender nuevos horizontes.

La vida debe marcar una ruta de constante ascenso, porque de un pasado que empezó con cosas aparentemente insignificantes, con el tiempo trabajados con toda la atención debida está permitiendo llegar a cumbres que los que me rodearon nunca pensaron que tenía la materia prima para llegar a donde he llegado.

Todos nosotros tenemos nuestros héroes que admiramos y los tenemos en alta estima, debemos de recordar que ellos no empezaron donde han llegado, sino por el contrario iniciaron posiblemente con las mayores dificultades y con el mínimo apoyo de los que estaban en su derredor, pero estuvieron dispuestos a luchar y perseverar y no perder los sueños que se habían trazado. Lo que hicieron fue afirmar lo que en un momento decidieron emprender y no renunciaron hasta que lo alcanzaron.

La interrogante que debemos plantear es si estamos dispuestos a alcanzar nuestros sueños y de ese modo poder animar a otros, los cuales al vernos puedan afirmar si nosotros lo pudimos alcanzar ellos también lo intentarán. En esta sociedad de frustraciones, seamos los que hacemos la diferencia para ayudar a muchos a salir de la mediocridad y buscar la excelencia, no importando el precio que se habrá de pagar.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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