IDEAS

Veinticinco

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Esta semana cumplo 25 años de publicar la columna Ideas en el diario Prensa Libre. Imbuidos en el diario trajín, no nos damos cuenta del paso del tiempo pero, inexorablemente, el tiempo avanza y vuela. Apenas me parece ayer cuando inicié esta aventura y ahora resulta que ya pasaron 25 años. Para mí es un momento de reflexión y de agradecimiento por todas las experiencias vividas a lo largo de este tiempo. Mi agradecimiento a toda la familia de Prensa Libre, en especial a sus propietarios y sus directores, por haber confiado en mí durante todo este tiempo y a mis editores por aguantarme.

Un especial agradecimiento a la memoria del inolvidable Chepe Zarco —que en ese tiempo era el director—, quien en uno de sus arrebatos característicos un día que nos encontramos por casualidad, me dijo: “¡Vos te deberías venir a escribir a Prensa Libre!” —en ese tiempo publicaba mi columna en otro diario— y así, sin muchos formalismos, un par de meses después, el 4 de diciembre de 1993, publicaba en este diario la primera Ideas, sobre la entrada en vigencia del Nafta y sus implicaciones para Centroamérica. Chepe confió en mí cuando todavía era un joven inexperto con algo que decir. Por eso le estaré eternamente agradecido.

Poco tiempo después, peleamos la batalla de la consulta popular en donde se logró echar del Congreso a los diputados “depurables” —que por cierto es un triste recordatorio que a pesar de que hemos avanzado en muchos aspectos, en algunos seguimos teniendo los mismos problemas de siempre— y hacer cambios a la Constitución que mal que bien han permitido que el país no cayera a los extremos que se han dado en otros países de la región.

A lo largo de este tiempo he visto pasar a siete presidentes, seis Cortes de Constitucionalidad, seis Tribunales Supremos Electorales, innumerables diputados, ministros, viceministros, secretarios, funcionarios, tecnócratas locales e internacionales y embajadores, lo que me ha hecho entender cada vez más lo efímero del poder. Pero a la vez lo encarnizada que es la lucha por obtenerlo. He visto a tantas personas traicionar los ideales que alguna vez dijeron defender cuando tuvieron que escoger entre seguirlos defendiendo o gozar de las mieles del poder. He visto a tantos que cuando llegan al poder hacen exactamente todo lo que criticaron cuando estaban en “la llanura”.

Todo lo que he visto y vivido no ha hecho más que reforzar en mí la convicción de que el problema es el sistema, que incentiva el aprovechamiento discrecional del poder para beneficio de quien lo detenta y sus cuates. Reconocer la razón que tenía Bastiat cuando dijo que el Estado es esa ficción por medio de la cual todos quieren vivir a expensas de los demás. Y de allí la importancia de luchar por un cambio en el sistema, encaminado a limitar cada vez más el poder discrecional de que gozan los gobernantes.

Pero no todo ha sido malo. A lo largo de este tiempo he conocido a innumerable cantidad de personas buenas, que desean lo mejor para sí mismos, sus familias y los demás. Gente emprendedora, luchadora, correcta, con visión de largo plazo, en casi todos los ámbitos de la vida, empresarial, profesional, académico, deportivo, artístico. Creo que no es casualidad que donde menos he encontrado a estas personas es alrededor del poder público. No quiere decir que no los haya, y que no haya conocido a varios, pero son la excepción y no la regla.

Por último, pero no por ello menos importante, quiero agradecerle a usted, estimado lector, que me ha acompañado a lo largo de este peregrinaje. Escribir una columna no tendría ningún sentido si no hubiera nadie del otro lado, leyendo y formándose su propio criterio. ¡Un brindis por lo vivido y por lo que todavía falta!

Fb/jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).