FAMILIAS EN PAZ

Vidas plenas

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En la novela El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, Jake creció escuchando a su abuelo contar historias de niños extraordinarios que vivían en un orfanato. Luego de que su abuelo fuera asesinado por una criatura sobrenatural, viaja a una isla en Gales para descubrir que aquellas historias no eran tan ficticias.

El orfanato existía, pero destruido. Allí conoce a Emma, quien lo conduce a otra realidad donde descubre que los niños aún viven, pero detenidos en un bucle temporal: una recurrencia de tiempo anclado el 3 de Septiembre de 1943, día en que una bomba destruye el orfanato. No pueden salir de allí, viven cada día la misma secuencia de eventos trágicos, sin poder crecer, madurar o envejecer.

La experiencia de eventos trágicos como abuso, enfermedad, accidente, muerte, pueden condicionar nuestra perspectiva sobre la vida y la actitud hacia ella, tornándose generalmente negativa. Es un hecho que muchas personas se encuentran como estos niños, atrapados por eventos trágicos que no les permite crecer y madurar.

Hay dos realidades en esta tierra: la primera es que todos los seres humanos anhelamos tener vidas plenas y la segunda es que todos hemos padecido o padeceremos en algún momento algún tipo de sufrimiento o evento trágico. ¿Es posible entonces tener una vida plena?

Por supuesto que sí. Se trata de una vida significativa y con propósito que va más allá de lo material, pues ningún ser humano alcanza la plenitud mediante una buena situación económica, académica o social, tampoco se logra negando la realidad, haciendo confesiones positivas o evitando el sufrimiento. Se trata de una vida de abundancia espiritual, no física ni material: nuestro cuerpo se va desgastando hasta que un día experimentemos la enfermedad y muerte. El rey Salomón tuvo abundancia de bienes materiales, pero en el ocaso de su vida encontró que todo esto era vanidad; el apóstol Pablo sufrió padecimientos físicos, pero aprendió a vivir contento y en dependencia de Dios; José de Egipto fue despreciado por sus hermanos, acusado injustamente y encarcelado, pero en medio del dolor determinó perdonar y vivir una vida santa.

La vida abundante comienza en el momento en que dejamos de ver nuestras limitaciones y sufrimientos para volver la mirada a Dios, reconociendo el hecho histórico que en Jesús se hizo hombre, para sufrir y padecer por nosotros. La vida plena entonces consiste en conocerle y aceptarle, teniendo una relación cercana que produce en nosotros abundancia de amor, gozo y paz. A partir de allí iniciar un proceso constante de aprendizaje y práctica del perdón, perseverancia y determinación de vivir una vida pura, santa, apartada de todo mal.

El teísmo cristiano plantea una solución definitiva al problema del sufrimiento. Ante cualquier dificultad podemos ver a la cruz y comprender que Jesús mismo experimentó los mismos sufrimientos que hoy pueden tenernos atrapados, pero superó aún la misma muerte, resucitando para darnos esperanza de saber que no solo podemos tener vidas plenas, sino también eterna.

Determina hoy vivir una vida plena.

platiquemos@familiasenpaz.com

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