LIBERAL SIN NEO

Vuelta a la tortilla de la conspiración rusa

La “trama Trump–Rusia” afirma que la campaña de Donald Trump conspiró con el gobierno de Putin para influir en las elecciones presidenciales de EE. UU. en 2016. Todo empezó con un chisme de cuarta mano sobre un comentario que un bolo le hizo a un diplomático australiano. Los principales medios de comunicación de EE. UU., el New York Times, Washington Post, las cadenas de televisión CNN, CBS, NBC y ABC, han estado martillando esta supuesta conspiración  sin cesar. En mayo de 2017, el Departamento de Justicia nombró a Robert Mueller, un exdirector del FBI, como fiscal especial para investigar estos supuestos hechos. El FBI ha entrevistado a varios funcionarios de la campaña de Trump y abrió proceso, entre otros, a Carter Page, un remoto exasesor, no por haber conspirado con los rusos, sino por mentirle al FBI. Sucede que el FBI tenía intervenido el teléfono de Carter Page, en oficinas del edificio Trump Tower, y es aquí donde la trama se pone novelesca.

Hay un documento conocido como el Trump Dossier. La campaña de Hillary Clinton y el Partido Demócrata contrataron a una empresa llamada Fusion GPS para investigar y encontrar lodo sobre Trump que pudieran usar para desacreditar y atacarlo durante la campaña presidencial. La esposa de Bruce Ohr, alto funcionario del FBI, era empleada de Fusion GPS, empresa que contrató a Christopher Steele, un exespía británico, quien había manifestado que haría cualquier cosa para evitar la elección de Trump, para investigarlo. Steele, quien además era informante del FBI, pagó a varios exespías y funcionarios rusos y los citó como fuente para afirmar que miembros de la campaña de Trump habían conspirado con el gobierno ruso. Fue así como Steele compiló el famoso Trump Dossier, agregando chismes jugosos sin ninguna evidencia.

En días recientes, tras la publicación del memo Nuñez, el asunto les ha explotado en la cara. Sucede que altos funcionarios del FBI firmaron una petición ante la Corte Fisa —Foreign Intelligence Surveillance Court— para obtener una orden de juez para hacer escuchas telefónicas a Carter Page, asesor de la campaña de Trump. Se requiere la autorización de esta corte para que los servicios de inteligencia puedan espiar a ciudadanos de EE. UU. Esta solicitud fue firmada por Colmey, entonces director del FBI, y otros altos funcionarios, usando como evidencia el Trump Dossier. El pequeño detalle es que no revelaron al juez que su “evidencia” era una investigación de US$12 millones, pagada por el contrincante político de Trump, la campaña de Hillary Clinton y el Partido Demócrata. Es más, en una reunión con Trump, Colmey le había informado de la existencia del Trump Dossier, diciéndole que contenía una serie de chismes sin fundamento. Sin embargo, Colmey usó este mismo documento para obtener la autorización de un juez para espiar a miembros de la campaña de Trump. Como “prueba” adicional para corroborar aportaron el reportaje de un periodista de Yahoo, cuya fuente era ¡el mismo Dossier! En tres ocasiones adicionales, el FBI acudió al juez para renovar la autorización sin revelar el origen del Dossier, la campaña de Hillary Clinton.

Luego de más de un año de investigación, parece haber alguna evidencia de que los rusos trataron de interferir en la elección presidencial de 2016; no hay evidencia de conspiración con la campaña de Trump. Por el contrario, parece haber evidencia de una conspiración entre altos funcionarios del FBI para embarrar y perseguir a Trump. De esto, Usted probablemente no se enterará en los medios, enfrascados en la psicosis anti-Trump. Investigue.

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).