SI ME PERMITE

Paternidad es una prioridad

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“Solo un padre lo da todo para allanar el camino de sus hijos, haciendo con coraje inquebrantable las cosas que su padre hizo por él”, Edgard Gues.
La cita con la que estamos empezando pudiera ser muy difícil para que algunos padres lo cumplan, pero no se puede negar que sí los hay, y que también lo que se espera es que todo padre, cuando procrea una criatura, debe tener en mente que si hace un buen trabajo ese nuevo ser podrá un día reflejar el perfil de su padre en los años que tiene por delante y que sin duda lo recordará como su héroe favorito.

Lamentablemente estamos rodeados de muchos hombres que muchas veces no se ocupan ni de darle el apellido al niño que procrearon, mucho menos el resto, pero si somos conscientes de la responsabilidad que asumimos cuando una criatura está concebida y está iniciando una vida, lo que hacemos por ella no es en ninguna manera sacrificio, sino todo lo contrario, eso es cumplir con la responsabilidad. Y simplemente porque esa criatura no pidió venir a este mundo nuestro, ese detalle nos hace responsables para velar y proveer cada necesidad a diario, no digo gustos, porque eso es secundario y difícilmente se pueden definir.

Vivimos cuadros tristes ante los que no podemos tomar actitudes de indiferencia, cuadros como en los que vemos a niños sin su padre, porque no está presente y no porque hay una fuerza mayor que no le permite estar, sino simplemente porque no le interesa. Esa misma realidad se repetirá cuando por alguna razón de accidente tiene que ser atendido y aun cuando lo inscribieran en una escuela, cuando citan a los padres, de buena suerte que solo la madre llegará con alguna excusa para ocultar la triste verdad.

Entendiendo que nuestra sociedad está formada por una generación que se va y otra que está naciendo, lo menos que queremos es ir de mal en peor, sino todo lo contrario, que la próxima generación sea mucho mejor que la nuestra y no acarrear males heredados. Para ello no solo es un esfuerzo que debemos hacer, sino sentarnos y planificar cuidadosamente qué generación es la que estamos formando.

Si lo anterior es verdad, el padre es el que debe encabezar esa planificación, y si fuera posible, con todos los miembros de la familia, para que un esfuerzo en conjunto permita que la niñez que se está formando tenga un plan y una proyección para ir mejorando. Nosotros, con esta determinación, podemos cambiar las notas periodísticas de nuestros días que lloran sangre, de las noticias que nos comparten de lo que está pasando con niños y adolescentes que están en medio nuestro. Creo que es más difícil guiar a los jóvenes después de haberlos dejado hacer lo que quieren.

Mucho se habla de nuestra sociedad, pero ella está formada por individuos que integran una familia y se espera que esté encabezada con un padre, y no solo para celebrarlo una vez al año, sino para que cada uno lo recuerde toda la vida por lo que ese hombre invirtió en nuestras vidas a pesar de todas sus limitaciones.

Si conscientemente pensáramos que cada hombre en su función de padre es un molde donde cada individuo se está formando, otra sería nuestra actitud y función. Estoy seguro de que nunca es tarde cuando queremos enmendar la tarea para poderla mejorar. Le invito a que empecemos hoy los que somos padres responsables, y los que somos hijos ocupemos más el tiempo en honrarlos que en juzgarlos, para que las cosas cambien.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.