Periodismo de altura
y los entrevistadores jamás se mostraron incisivos y directos, sino más bien complacientes. Era inaudito escuchar a muchos “periodistas” que avalaron sus falacias.
Mucho afecta al ejercicio periodístico guatemalteco, que este gremio sea muy mal pagado, y al tener el poder de la pluma o un micrófono enfrente, muchos optan por redondear sus ingresos a través de vender sus comentarios, lo que se denomina “fafa”. De igual forma influyen las pautas publicitadas por el gobierno o las grandes empresas, que castigan o premian según la agenda que pretenden imponer. Leemos una noticia impactante de corrupción y al tercer día ya no se da continuidad al tema. ¡Todo queda olvidado! Esto no debe continuar así, porque hace mucho daño al país, y no permite desempeñar la libertad de expresión como un mecanismo esencial para mantener el adecuado balance entre la estabilidad y el cambio, cuando se hace con respeto, verdad y buscando el bien común.
Recordemos que los medios de comunicación juegan un papel trascendental dentro de la vida política y social de cualquier país y bajo esta premisa, es necesario hablar de la ética de la prensa y de su responsabilidad social, cuando emite pensamientos y comentarios con los que se puede llegar a manipular situaciones y alcanzar fines, que no son necesariamente altruistas, sino para satisfacer sus ambiciones personales.
Un periodista debería ser una persona con integridad moral, que se expresa con un lenguaje propio y culto, respetuoso y de altura. Con el fin de informar, educar y guiar positivamente a la audiencia. Idealmente crear conciencia sobre las diferentes situaciones que acontecen y generar un debate de nivel, despertando la conciencia de la población, para proveer a las personas de herramientas informativas y cognitivas para resolver los problemas que aquejan a un país, y buscar soluciones viables para salir adelante, conjugando lo que sucedió en el pasado, lo que se registra el presente y por lo tanto se esboza para el futuro.
La libertad de expresión es un derecho constitucional, y debe salvaguardarse a toda costa, pero también es necesario que este derecho se ejerza con responsabilidad, respeto y justicia. Fue terrible saber que el periodista Giovanni Fratti fue despedido de un canal nacional, por haber expresado su opinión en redes sociales. Y otros periodistas han sido demandados por no gustarle a ciertos empresarios lo que dijeron.
Como dijo Simón Bolívar: “Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad de expresión, que soportar el peso de la tiranía”.
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