Prioridades

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En ese escenario ideal, niñas y niños tendrían iguales oportunidades de estudio en centros mejor equipados con cuerpos académicos de maestros bien pagados. Esta niñez, alimentada y saludable, sería capaz de absorber los conocimientos indispensables para iniciar la construcción de un bagaje intelectual que les permitiría gozar de un futuro productivo y promisorio.

Del mismo modo se atenderían las necesidades de entrenamiento vocacional para adolescentes y jóvenes quienes, de no recibir este soporte educativo, suelen quedar a disposición de grupos criminales, actualmente los únicos capaces de ofrecer a este importante segmento poblacional los ingresos suficientes para vivir. La oportunidad de tener acceso a las herramientas técnicas y profesionales para ingresar al mundo laboral es, quizá, una de las demandas más importantes en una sociedad mayoritariamente joven y una de las prioridades para un equipo inteligente de gobierno.

Políticas públicas bien diseñadas e implementadas para el sector salud redundarían en un giro dramático hacia el mejor control financiero, la eliminación de la corrupción y, por tanto, un eficiente uso de los recursos destinados a este importante servicio del Estado, cuyas deficiencias actuales han ocasionado daños irreparables a miles de usuarios carentes de recursos y de acceso a la atención privada. Esto tendría como resultado una inmediata reducción de las muertes por desnutrición aguda, complicaciones durante el parto y enfermedades prevenibles.

El control más estricto del abastecimiento adecuado de los centros de salud, así como de la calidad de los insumos médicos daría impulso a un sistema cuyo estado actual es uno de los más deficientes en la estructura estatal, a la vez de ser uno de los más importantes para garantizar la calidad de vida de la población.

La seguridad, actualmente en manos de unas de las instituciones más señaladas por hechos criminales y corrupción, debería ser objeto de una depuración radical y sistemática, estableciéndose un sistema de fiscalización ciudadana constante y profundo como una forma de prevención ante posibles filtraciones del crimen organizado en sus estructuras. La profesionalización, el equipamiento adecuado y una escala salarial digna, son medidas fundamentales para asegurar un cuerpo de seguridad acorde con las exigencias de una labor de alto riesgo, en uno de los países más vulnerables y violentos del continente.

En mi modelo ideal, la administración de justicia gozaría de total independencia para proceder de manera correcta y con apego a la ley. Un estricto respeto por la carrera judicial y un permanente combate a la corrupción y el clientelismo son la coronación de este mundo de fantasía inventado como saludo del nuevo año.

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