REGISTRO AKÁSICO

Se necesita buenos ministros

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Bochornosas declaraciones del Ministro de la defensa en el Congreso, por la ocurrencia de un delito con responsabilidad individualizada en un instituto del país.

1. Ese día, abrumado, anunció que se negará el ingreso para las mujeres en los institutos cívico militares. Y, ¿por qué no al revés?

2. Menoscabó la condición femenina al afirmar que debe “cuidarse” a las niñas. El señor ministro debe saber que con ese criterio se prohíbe, por parte de los fundamentalistas del Daesh, que las mujeres salgan sin compañía a la calle, que se pongan una sábana encima, donde apenas tienen un pequeño agujero para observar el mundo; se prohíbe en Arabia Saudita a las mujeres manejar, etc. Mal dicho. Los menores que estudian en el Instituto Adolfo V. Hall, hombres y mujeres, deben cuidarse por igual.

3. Anunció que prohibirá en el internado la igualdad de sexos, pues las adolescentes mujeres no podrán pernoctar en el centro educativo. ¡Insólito castigo colectivo! Los muchachos no son sátiros ni las muchachas hetairas, dispuestos a la orgía y el desenfreno. El señor ministro debiera saber que a ese instituto se acerca una parte de la juventud que evalúa la disciplina militar para decidir de manera informada sobre su futuro profesional. Algunos continuarán esa carrera, otros buscarán nuevos derroteros.

4. Después indicó que las mujeres no pueden estudiar en esos planteles, pues se carece de cámaras de vigilancia. Con esta insólita consideración, piensa que se trata de un lugar donde debe privar la supervisión y no la convicción de mantener una conducta digna y responsable por parte de todos sus integrantes.

¡Qué maldición nos condenó a esos funcionarios! ¿Quién los escogió? ¿Cómo llegaron allí? Cierto, el presidente no nombró al general de División Williams Agberto Mansilla Fernández. Pero igual, ¿acaso no existe personal con formación académica y cultural contemporánea? Estamos condenados a que la dirigencia militar, como el derrotado Saddam Hussein, sobrevalore a la tropa. Peor, que la función militar consista en realizar labores de policía, no equiparse con medios tecnológicamente avanzados, carecer de fuerzas equipadas de mar o aire. En la actualidad, la mayor parte de los ejércitos desarrollan unidades de combate informático para evitar agresiones desde el exterior, tienen centros de desarrollo científico, etc.

Ciertamente, el ejército no es una institución totalmente transparente, pues los planes de defensa necesitan de la reserva. Pero, es intolerable que la dirijan ineptos que cobijan el robo del rancho o utilizan la inteligencia para recibir dádivas por parte de delincuentes. Se necesita un ejército moderno que sepa cumplir su función en una sociedad democrática donde no se acepta la militarización de la esfera civil. Para el efecto, debe contarse con oficiales ilustrados, formados en el respeto a los derechos humanos, decididos a mantener la disciplina y el respeto a la Constitución Política.

El 10 de marzo volvió el contingente militar guatemalteco que apoya la estabilización en el Congo. Sin pena ni gloria fue su retorno. Sin embargo, la entrega de una banda roja y la gran cruz a una conocida delincuente fue suficientemente publicitado el año pasado.

Afanasiev, un folclorista ruso, cuenta que un soldado, al ser generoso con un indigente, recibió un saco que podía encerrar lo que quisiera. Así decide confinar a la muerte. Pero al encontrar que los agonizantes se enfrentaban a un sufrimiento eterno, la libera para que todo retorne a su equilibrio. La moraleja consiste en que la realidad se afronta, no se esconde.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.