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Cómo es la innovación educativa en la preprimaria

La preprimaria ha sido la más afectada en esta nueva normalidad. Principalmente, porque los estudiantes dependen del apoyo que un adulto para realizar las actividades de aprendizaje. Es un buen momento para replantearnos qué innovaciones deben realizar las instituciones que atienden este nivel, cuál es el papel de los padres y educadores, y si responde a la necesidad y características de nuestros niños.

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Empezamos a identificar que las instituciones que logran sobrevivir cuentan con dos elementos clave: el uso adecuado de la tecnología y un modelo educativo sólido y adaptativo. Ante la emergencia, la mayoría de las instituciones se centraron en el primero.

Los educadores aceleraron su autoformación para el uso de tecnología, y las instituciones, en incorporar plataformas que permitieran esto.

¿Es suficiente el uso adecuado de la tecnología? No, es necesario empezar desde las bases.

Ahora que somos conscientes de que no regresaremos a lo que definíamos como normalidad, es un buen momento para cuestionar estos elementos. Por ejemplo, el perfil del educador no es exclusivamente impartir eficientemente una sesión de aprendizaje (presencial o virtual), también es un investigador en campo que en su día a día recopila datos para desarrollar el proceso de aprendizaje y alimentar el modelo educativo de la institución.

Implica otras áreas, como el diseño curricular, que requiere investigar las tendencias educativas regionales, las necesidades institucionales para estructurar saberes y elegir metodologías que correspondan a estas.

Este es uno de los cursos que imparto en la Facultad de Educación de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) y mi enfoque es que los educadores y psicopedagogos sean capaces de investigar el contexto para generar propuestas innovadoras.

Son pocos los países que tienen una enseñanza preprimaria gratuita y/u obligatoria: es obligatoria en 49, y en 36 es gratuita y obligatoria. (Unesco, 2017).

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En Guatemala no es obligatoria y no se le ha dado prioridad en cobertura. Es importante, pues, la atención y educación de la primera infancia —conocida como AEPI—, y establecer las bases para el aprendizaje a lo largo de toda la vida del estudiante.

Las instituciones deben incluir a sus educadores en reconceptualizar un modelo educativo adaptativo principalmente en este nivel. En la actualidad apoyo a Homeschool Educación Personalizada en Casa (EPC) a diseñar el currículo de preprimaria y hemos discutido las metodologías que serán la base de su modelo, en especial las que surgen de la filosofía Montessori y de Reggio Emilia. Luego se adecúa a un currículo, según las necesidades de la familia y el educando.

En las palabras de la cofundadora del Homeschool EPC, Lourdes Vega Montessori, es “llevar al niño a alcanzar sus aprendizajes de forma independiente, acompañándolo como adulto de forma respetuosa. Esto ocurre mediante el modelado consciente de actividades y actitudes que el niño observa e imita, por lo que en todo momento debemos estar conscientes de lo que hacemos y dejamos de hacer, pues será parte de su formación”.

En la filosofía Reggio Emilia, que desarrolla un currículo emergente, Loris Malaguzzi propone que el educador investigue los intereses del educando para desarrollar el aprendizaje.

En la nueva normalidad implicaría involucrar a los padres como investigadores, lo cual nos recuerda un principio olvidado: los padres son los principales educadores.

En las escuelas Reggio Emilia los docentes llevan un registro de los intereses y aprendizajes de los estudiantes. Es fundamental el contexto. El currículo se transforma en algo vivo, por lo que el papel de los padres es implementarlo en el día a día y registrarlo, mientras el del educador consiste en formar y acompañar a los primeros en este proceso.

Me refiero a un modelo totalmente diferente. Y claro, requiere más tiempo e involucramiento de los padres. Pero toda la comunidad educativa debe ser consciente que estamos acompañando a los niños en el desarrollo de habilidades que determinarán su vida. Esta etapa abarca el desarrollo de habilidades en áreas como el conocimiento de sí mismo y de su entorno natural y cultural, la corporalidad en los aspectos de sensorialidad y coordinación, expresividad de sentimientos y comunicación, estimulación en aptitudes creativas originales, así como la socialización en relación con la interiorización de normas y valores, entre otros. (Cardemil, C. y Román, M., 2014).

Esto implica el acompañamiento de un experto en educación o psicopedagogo, como mencionaba anteriormente, un especialista que se ha formado en diferentes áreas para atender estas necesidades y generar propuestas.

Referencia

Cardemil, C. y Román, M. (2014). La importancia de analizar la calidad de la educación en los niveles Inicial y Preescolar. Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, Universidad Alberto Hurtado, Chile.

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Ana Elizabeth Vega es docente en Facultad de Educación, Universidad del Valle de Guatemala.