Comunitario

|

Suscriptores

Nancy Sandoval: “A Guatemala lo que le queda es confinarse”

La doctora Nancy Sandoval preside desde esta semana la Asociación Centroamericana y del Caribe de Infectología (Acecai) y comparte con Prensa Libre la preocupación que existe por una segunda ola de covid-19 para lo cual el país no está preparado.

|

En el mercado El Guarda, en la zona 11, cientos de guatemaltecos incumplieron el distanciamiento dictado para contener el covid durante el último sábado antes de Navidad. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

En el mercado El Guarda, en la zona 11, cientos de guatemaltecos incumplieron el distanciamiento dictado para contener el covid durante el último sábado antes de Navidad. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Nancy Sandoval asumió la presidencia de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas y de la Asociación Centroamericana y del Caribe de Infectología (Acecai).

Es una médico infectóloga que ha vivido de primera mano la pandemia en Guatemala y desde su experiencia y, más recientemente, el cargo que ostenta, insiste en que el país no está preparado ni de cerca para enfrentar una segunda ola de contagios, pero las medidas sanitarias son tan débiles que el riesgo de vivir un escenario, incluso peor que el vivido hace unos meses, es posible.

¿Cuál es el mayor desafío en este momento?

Estamos muy preocupados porque llevamos nueve meses recordando las medidas preventivas y cómo podemos hacer para parar la transmisión del Sars-Cov-2 que provoca covid-19. La gente está cansada y agotada de estar guardándose en casa y guardar las medidas preventivas, quizá la sensación de más seguridad se ha percibido y la gente en épocas navideñas siempre ha salido a comprar y a reunirse.

Siento que es muy importante que la gente vuelva a tener claridad sobre que esta epidemia en Guatemala no se ha resuelto y que todavía hay muchos casos presentes y cobrando muchas vidas, no lo olviden, no tenemos un tratamiento específico y no ha llegado aún la vacuna a nuestro país.

El semáforo epidemiológico, parece no respetarse ¿cuál es el riesgo que implica?

En realidad, la idea del semáforo no sucede únicamente en Guatemala, pero países con mejores sistemas de vigilancia, que llevan décadas adelantados a nosotros, hemos visto que no les ha funcionado y en el país tampoco, porque este semáforo es sumamente permisivo, aun estando en rojo permitía restaurantes, centros comerciales y el transporte urbano, y las medidas de vigilancia y testeo no están tan disponibles como lo vemos.

El semáforo en sí es muy laxo, pero además, las medidas que se implementaron para que se cumpla tampoco las vemos tan altas. La población no encuentra dónde ver los datos, hay que entrar a un lugar para ver el tablero y los datos no están tan amigables, para los datos que la comunidad maneja.

Si no se siguen las medidas sanitarias ¿qué se puede esperar para las próximas semanas?

Esto que viene es sumamente preocupante, junio y julio fueron meses muy complicados para el sistema sanitario tan debilitado. No podemos decir que el sistema de salud de Guatemala está ya preparado para una pandemia, ni siquiera para una ola primera, porque ya nos vimos desbordados como muchos países.

Muchos países ya van en la segunda o tercera ola, preocupa mucho que haya municipios que están en naranja o en rojo, pero los mercados se encuentran en rojo, la plaza, los comercios, la gente no está atendiendo el distanciamiento y muchos andan con mascarillas que están colocadas incorrectamente. Las autoridades de Salud deben ver cómo apoyan a las municipalidades, porque el semáforo traslada la responsabilidad a las municipalidades y que ellos decidan cómo manejarse según el semáforo, pero no todas las municipalidades cuentan con una orientación de Salud que les diga cómo manejarse.

¿Cómo frenar los casos comunitarios y cambiar la alerta a verde?

La fase de la epidemia en el país es una fase comunitaria sostenida. Llevamos más de tres meses de estar en esa fase sostenida y sin control, porque nunca hemos tenido más de dos semanas con menos del 5 por ciento de positividad.

Para que me entiendan, de todas las pruebas que hagamos, mil, dos mil o cuatro mil, el porcentaje de pruebas positivas nos da un lineamiento para saber cuán seguro es la transmisión y cuando está debajo de 5 sería verde, pero en Guatemala no hemos logrado bajar consecutivamente durante dos semanas de un 10 a un 15 por ciento. Esto es preocupante y pienso que debemos esperar a que las autoridades de Salud tomen el liderazgo que deberían, porque si no, se avizora una segunda ola que podría ser muy compleja.

¿Qué se debería hacer en este momento?

Lo primero es el uso correcto de mascarilla, no utilicemos las mascarillas egoístas que cuentan con válvula de exhalación y que solo me protege a mi pero que yo sigo exhalando el virus si yo fuera asintomática. Utilizarla correctamente, uso del jabón y agua, y sobre todo no estemos aglomerados. Si estamos en un sitio donde no se respeta el distanciamiento, retirémonos, y si tenemos que hacer algo muy esencial y debemos estar ahí, intentemos estar a más de dos metros de las personas.

A las autoridades les sugiero que se aboquen a los puestos y centros de salud, que platiquen con ellos y que les den orientación de cómo manejarse. Que en las radios comunitarias hagan programas informativos para la gente, que promuevan estas medidas porque esto va a ser muy complicado si no nos ponemos todos en este fin en común.

¿En Guatemala se ha identificado qué tipos de cepas del virus están infectando?

No tengo conocimiento que esto se haya hecho, pero lo que sí sé es que Guatemala tiene tecnología muy avanzada en otros virus. Por ejemplo, en VIH la clínica integral del Roosevelt pueden genotipar el virus, es decir, podemos hacerlo, tenemos la capacidad como país, pero que se haya hecho para el Sars-Cov-2 no tengo conocimiento.

Pero el virus no es como una ruleta rusa de que no sabemos cómo nos va a dar, sí sabemos a quiénes les va peor, sabemos que a los mayores de 40 les da peor, y hay muchos que estamos en ese borde, les va mucho peor a los de 50 y 60 años que no son muy mayores, a los hipertensos, a los obesos, diabéticos, asmáticos, enfermos renales crónicos, pacientes con cáncer, tumores o VIH.

Por eso hay que mantener las medidas, cada vez que nos quitamos la mascarilla en un lugar encerrado, sin ventilación o con personas que no son parte de nuestro núcleo, tenemos el riesgo.

Sé que son épocas navideñas, que los guatemaltecos somos muy abrazadores y nos gusta compartir, pero valoremos la familia, los amigos, hagamos un presente, detalles, pero cuidémonos, esto tendrá que pasar y controlarse. En este momento no es seguro mezclarse si no hemos tenido las medidas.

¿Estamos preparados para enfrentar lo que vivimos en junio y julio?

No, no estamos preparados, ni psicológicamente, ni en recurso humano y tampoco tenemos las camas ni ventiladores suficientes. Yo le hablo por el equipo con el que trabajé, por los sanitarios que conozco y solo el hecho de hablar de junio y julio genera una tristeza y una preocupación enorme.

El sistema sanitario lo pasó muy mal, el Roosevelt, el San Juan de Dios, los hospitales temporales son una isla paradisíaca a lo que es realmente el sistema de salud en el país.

Por eso a Guatemala lo que le queda es confinarse y quedarse en casa, porque si volvemos a pasar lo de junio y julio vamos a tener muchas muertes que podrán ser evitadas si tomamos medidas más drásticas.