Comunitario

|

Suscriptores

OPS/OMS: En la pandemia “no deben tomarse decisiones a ciegas”

La vigilancia de los casos de covid-19 es una herramienta valiosa en la toma de decisiones, en materia de salud pública, es una de las conclusiones del representante de la OPS/OMS en Guatemala, Oscar Barreneche.

Oscar Barreneche, representante de OPS/OMS en Guatemala, habla de la situación del covid-19 en el país. (Foto Prensa Libre: Cortesía OPS/OMS)

Oscar Barreneche, representante de OPS/OMS en Guatemala, habla de la situación del covid-19 en el país. (Foto Prensa Libre: Cortesía OPS/OMS)

El representante de la Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Guatemala, Oscar Barreneche, en entrevista con Prensa Libre habla de la necesidad de redoblar los esfuerzos para mantener controlada la pandemia del covid-19 en el país, en un momento en el que hay una intensa transmisión comunitaria.  A cinco meses de registrarse el primer caso de contagio en Guatemala, da su visión de la actual situación en el país y aborda las condiciones de salud que los países están llamados a cumplir para una reactivación económica.

Indica que las políticas encaminadas a esa reactivación económica deben estar alineadas a las de salud y a las sociales para cerrar las brechas de desigualdad.

—¿Cómo ve la evolución de la pandemia en el país?
—En las dos últimas semanas, no hemos visto una aceleración en el número de casos. Sin embargo, el número sigue siendo elevado y seguimos enfrentando una intensa transmisión comunitaria. Cualquier estabilización que observemos puede ser temporal si no seguimos o aumentamos esfuerzos.

Los estudios revelan que la mayoría de la población sigue siendo susceptible a la enfermedad. Si no rompemos la cadena de transmisión, registraremos muchos más casos. Los esfuerzos para controlar la transmisión deben cubrir a todas las comunidades del país ya que, con una sola persona susceptible de contagio, todos seguiremos siendo susceptibles también.

Al final, la trayectoria que siga esta pandemia está en nuestras manos: el futuro depende de las acciones que emprendan los gobiernos, los gobiernos locales, las comunidades y las personas.

—Como país ¿qué medidas debemos atender para hacer frente a la pandemia?
—Mejorar el acceso a la atención de salud para todos es prioridad. En ello radica la importancia de la atención universal de salud. En particular para la respuesta a la pandemia de covid-19, significa un primer nivel de atención capaz de identificar y responder oportunamente -aislar lo más rápido posible a los casos que se presenten y dar seguimiento de los contactos en cuarentena-. Así se romperá la cadena de transmisión y se podrá contener y eliminar cualquier resurgimiento de casos.

No podemos quitar las medidas de presión sobre el virus, porque el virus vuelve a ganar terreno. Esa es la realidad. Puede llamarse una “segunda oleada” o un “repunte”, pero debemos hacer todos los esfuerzos por no bajar la guardia.

Es clave abordar un enfoque basado en el análisis de datos. La evidencia indica que entre 10 por ciento y 20 por ciento de los casos son responsables del 80 por ciento de la transmisión. Es esencial hacer investigaciones minuciosas de los nuevos contagios para identificar eventos súper propagadores y evitar que ocurran.

Debemos garantizar el compromiso y participación de los individuos y de las comunidades en la respuesta, en particular con las medidas de protección.

—La pandemia ha causado una crisis de salud, alimentaria y económica ¿qué se debe priorizar: la salud, la economía o ambas?
—Junto a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicamos a nivel regional un documento Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el covid-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe. Este es enfático en señalar que sin lograr controlar la pandemia es imposible pensar en una reactivación económica. Para enfrentar la pandemia en todas sus fases, las políticas de salud, sociales y económicas deben ser integradas, coordinadas, participativas y adaptadas a cada contexto nacional, buscando la reducción de las diferencias injustas o inequidades en salud.

La vida, la salud y el bienestar son primordiales y constituyen prerrequisitos para reactivar la economía, de modo que las políticas de control y mitigación en materia de salud y la política económica son interdependientes y deben estar alineadas.

—La Cepal y la OPS plantean que para reactivar la economía en los países se debe aplanar la curva de contagios, pero en Guatemala se hizo cuando se está lejos de un aplanamiento sostenido. ¿Fue el mejor momento?
—Los gobiernos son autónomos para definir las políticas que estimen pertinentes frente a la pandemia, en este sentido el Gobierno de Guatemala debió ponderar una serie de factores que involucran a todos los sectores del país. Nosotros en la OPS/OMS, hemos acompañado el trabajo del Ministerio de Salud que continúa poniendo todos los esfuerzos posibles para controlar la pandemia.

Aunque haya una reactivación económica, el Ministerio de Salud continúa estableciendo estrategias para detectar, aislar, hacer pruebas y atender los casos, un ejemplo, es la estrategia de rastreadores de casos que el Ministerio está implementando y que permitirá llevar un control más exhaustivo de los casos positivos, y así una serie de iniciativas que se están llevando a cabo para hacer frente a la emergencia.

—¿Cuáles son los efectos del covid-19 en la Salud y Economía en la región?
—En nuestra región de las Américas, la falta de cobertura de protección social para la población la deja sin acceso a servicios básicos de calidad; esto va de la mano con la alta proporción de informalidad de la economía, en donde los trabajadores informales, en su mayoría mujeres, representan el 54 por ciento del empleo total y generalmente no disponen de ahorros suficientes o de otra protección para enfrentar la crisis.

También hay una alta proporción de la población viviendo en conglomerados urbanos, a menudo en condiciones en donde las medidas de bioseguridad son difíciles o imposibles de implementar, lo que los deja vulnerables al contagio.

Los trabajadores formales también son vulnerables a la pérdida de empleo y a las dificultades de acceso a la salud. Por ejemplo, solo 11 países o territorios de América Latina y el Caribe cuentan con seguros de desempleo.

Cuando las economías se reactivan, las probabilidades de contagio aumentarán. Por ello, la complementariedad entre las políticas de salud y las políticas económicas (fiscales, sociales, productivas) es crucial para enfrentar la pandemia y comenzar un proceso de reactivación económica.

Proteger la salud es un imperativo ético. No obstante, también es un imperativo práctico, ya que al proteger la vida se fortalece la capacidad productiva de las sociedades. Para ello, es necesario que las políticas de control y mitigación en el ámbito de la salud estén alineadas con la política económica, de forma que persigan los mismos objetivos de preservación de la vida y el bienestar de la población.

—Guatemala es el segundo país de Centroamérica con más contagios y el que tiene más muertes por covid-19 ¿qué la hace tan vulnerable a la pandemia?
—El número absoluto de casos no se puede comparar entre países con poblaciones distintas. Para comparar los casos de contagio entre países, se debe dividir esta cantidad por la población y así calcular la incidencia acumulada. También depende mucho de la estrategia de testeo.

De igual forma, se puede comparar la mortalidad por covid-19 (defunciones por la enfermedad dividido por la población) entre países, pero no la cantidad absoluta de casos fallecidos. Al día de hoy, la mortalidad en Guatemala alcanza 146 fallecidos por cien mil habitantes; la mortalidad es 423 fallecidos por cien mil en Panamá, 160 en Honduras y 98 en El Salvador.

Una vez aclarado esto, es innegable la vulnerabilidad del sector salud para responder adecuadamente a la llegada de la pandemia. Esto se debe al desfinanciamiento crónico que la Salud Pública ha sufrido en las últimas décadas que imposibilita el trabajo del Ministerio de Salud como ente rector del sector y que han dejado un sistema fragmentado que no funciona en redes de servicios y, que tiene un primer nivel de atención inadecuado o casi inexistente.

Es en este nivel que se diagnosticarán casos y donde más se necesita la capacidad de diagnosticar y responder rápidamente para contener o evitar nuevos contagios.

—La pandemia desnudó el frágil sistema de salud del país ¿por dónde hay que comenzar para restaurarlo?
—Es necesario comprender que el país enfrenta el desafío de una mayor demanda de atención simultánea –muchos casos al mismo tiempo- para las personas con covid-19, lo cual interrumpe la prestación de atención médica para todas las afecciones. Por lo cual es importante reorganizar y mantener de manera segura el acceso a servicios de salud esenciales. Además, establecer indicadores para monitorear estos servicios y determinar cuándo detenerlos y reiniciarlos a medida que la transmisión de covid-19 retroceda y/o aumente.

Todos tenemos un papel en esta pandemia. Es importante que todas las personas sientan que pueden hacer algo y sepan cómo pueden evitar infectarse e infectar a los demás.

—En el país no se hacen las pruebas suficientes para detectar contagios ¿cómo se puede reactivar la economía sin una visión clara del comportamiento de la pandemia?
—No se puede, es por eso que el Ministerio de Salud lanzó la semana pasada una nueva estrategia de rastreo de casos a domicilio y contactos en colaboración con la Municipalidad de Guatemala y la cooperación internacional. Estos esfuerzos de monitoreo de casos permitirán tener una mejor visión del comportamiento de la enfermedad y a las autoridades tener más elementos para la toma de decisiones y replicar la estrategia en otras partes del país.

—Los contagios se mueven a la provincia y sube la mortalidad en municipios pobres como Sololá ¿debe cambiar la estrategia y esfuerzos cuando los contagios golpean una zona rural?
—Como OPS/OMS estamos apoyando técnicamente al Ministerio de Salud en el desarrollo de una estrategia de rastreo de contactos para comunidades rurales, y esperamos que lo lancen pronto.

Mientras las medidas epidemiológicas de control de la pandemia son iguales, éstas se deben adaptar al contexto local y así es como contemplan un involucramiento muy fuerte de la comunidad y de los mecanismos locales de coordinación como los comités comunitarios de Desarrollo.

Estas estrategias, basándose sobre un compromiso de la comunidad es clave para lograr el control del covid-19 en zonas rurales. La respuesta no puede ser solamente del sector salud, se necesita el esfuerzo de todos los sectores, tanto públicos como privados, así como de la sociedad civil y las mismas comunidades.

—¿Qué lecciones deja hasta ahora la pandemia?
—Que el distanciamiento sigue siendo nuestra mejor estrategia para contener la propagación del virus y debemos ser cuidadosos en no suspender estas medidas demasiado rápido o corremos el riesgo de que haya un resurgimiento del covid-19 que podría arrasar con lo que hemos logrado en los últimos meses.

Es importante aplicar un enfoque geográfico en las medidas de restricción del movimiento y se deben suspender en zonas específicas, según corresponda. Además, nuestra recomendación siempre ha sido la misma: hacer pruebas, localizar los contactos, tratar y aislar. Es una combinación que funciona, siempre que se adapte a cada entorno, y es una estrategia central de muchos países que controlaron con éxito la transmisión.

No deben tomarse decisiones a ciegas. La vigilancia es la herramienta más valiosa para guiar nuestras medidas de salud pública. Si bien la capacidad de realizar pruebas no es perfecta, prácticamente todos los lugares de la Región de las Américas cuentan con datos suficientes para rastrear y monitorear dónde se está propagando el virus. Esto debe impulsar nuestra toma de decisiones.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.