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Verificamos por usted: ¿Es segura la exposición a radiación UV para matar el virus del covid-19?

Las lámparas de luz ultravioleta (UV) sí son efectivas para eliminar virus, pero solo de algunas superficies y, por ningún motivo, deberían utilizarse para desinfectar las manos u otras áreas de la piel, ya que podría provocar, incluso, problemas irreversibles en la piel o los ojos, si llegan a tener una exposición prolongada.

La batalla por eliminar de toda superficie el coronavirus que causa la infección del covid-19 ha llevado a utilizar, además de líquidos desinfectantes, otros métodos como la radiación, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya ha advertido que el uso de lámparas de UV no es seguro, ya que, aunque sí matan el virus, solo lo hace en determinadas circunstancias.

“La radiación UV puede irritar la piel y dañar los ojos. El modo más eficaz de eliminar los virus es limpiarse las manos con un gel desinfectante hidroalcohólico o lavárselas con agua y jabón”.

Tipos

Son tres tipos de radiación ultravioleta, divididos en A, B y C. Las primeras dos, aunque son dañinas para el ser humano es exposiciones prolongadas, su longitud de onda es más larga y necesita más tiempo para provocar daños.

La UV-C es la más fuerte, de forma natural es la que filtra totalmente la capa de ozono, sin embargo, su generación artificial ayuda desde hace varias décadas en la desinfección de la industria, por ejemplo. Aunque también se ha utilizado como un bactericida para potabilizar el agua.

Al inicio de la década, esta tecnología de radiación UV ya se probó y demostró su eficacia con el virus del Síndrome Agudo Respiratorio (Sars) o el Síndrome Agudo Respiratorio del Medio Oriente (Mers).

Ningún estudio, hasta ahora, confirma la eficacia con el nuevo coronavirus, aunque mucha literatura sobre el tema coincide en que sí puede ser eficaz, sin superar la certeza del agua y jabón para acabar con el virus.

En otras superficies

Hasta ahora, la radiación UV se utiliza en China para la desinfección del transporte colectivo y otros espacios públicos, porque sí es efectiva para esterilizar superficies sólidas, no así otras más porosas. La radiación UV no penetra, por lo que solo puede eliminar los virus de manera superficial.

“Nuestros datos muestran que la luz UV inactivó el virus del SARS a una distancia de 3 centímetros durante -una exposición-15 minutos”, concluye la investigación sobre la inactivación del virus, publicado por la Journal Virological Methods.

En el mercado guatemalteco, actualmente, se ofrecen algunas lámparas de UV, sobre todo para la esterilización de teléfonos o aparatos electrónicos, que cuentan con superficies lisas y sólidas, condiciones que se requieren para eliminar el virus con este método.

ESCRITO POR:

Alex Rojas

Periodista de Prensa Libre especializado en política y periodismo de investigación con experiencia de 15 años como reportero y editor en medios escritos, radiales y digitales. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo en Guatemala, en 2014 y becario del programa de periodismo judicial Cosecha Roja de Argentina y del programa de autorregulación ITP, en Suecia.

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Verificamos por usted: ¿Es segura la exposición a radiación UV para matar el virus del covid-19?

El agua y el jabón siguen siendo los más efectivos y seguros para eliminar el coronavirus, según las recomendaciones médicas.

Las lámparas de luz ultravioleta (UV) sí son efectivas para eliminar virus, pero solo de algunas superficies y, por ningún motivo, deberían utilizarse para desinfectar las manos u otras áreas de la piel, ya que podría provocar, incluso, problemas irreversibles en la piel o los ojos, si llegan a tener una exposición prolongada.

La batalla por eliminar de toda superficie el coronavirus que causa la infección del covid-19 ha llevado a utilizar, además de líquidos desinfectantes, otros métodos como la radiación, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya ha advertido que el uso de lámparas de UV no es seguro, ya que, aunque sí matan el virus, solo lo hace en determinadas circunstancias.

“La radiación UV puede irritar la piel y dañar los ojos. El modo más eficaz de eliminar los virus es limpiarse las manos con un gel desinfectante hidroalcohólico o lavárselas con agua y jabón”.

Tipos

Son tres tipos de radiación ultravioleta, divididos en A, B y C. Las primeras dos, aunque son dañinas para el ser humano es exposiciones prolongadas, su longitud de onda es más larga y necesita más tiempo para provocar daños.

La UV-C es la más fuerte, de forma natural es la que filtra totalmente la capa de ozono, sin embargo, su generación artificial ayuda desde hace varias décadas en la desinfección de la industria, por ejemplo. Aunque también se ha utilizado como un bactericida para potabilizar el agua.

Al inicio de la década, esta tecnología de radiación UV ya se probó y demostró su eficacia con el virus del Síndrome Agudo Respiratorio (Sars) o el Síndrome Agudo Respiratorio del Medio Oriente (Mers).

Ningún estudio, hasta ahora, confirma la eficacia con el nuevo coronavirus, aunque mucha literatura sobre el tema coincide en que sí puede ser eficaz, sin superar la certeza del agua y jabón para acabar con el virus.

En otras superficies

Hasta ahora, la radiación UV se utiliza en China para la desinfección del transporte colectivo y otros espacios públicos, porque sí es efectiva para esterilizar superficies sólidas, no así otras más porosas. La radiación UV no penetra, por lo que solo puede eliminar los virus de manera superficial.

“Nuestros datos muestran que la luz UV inactivó el virus del SARS a una distancia de 3 centímetros durante -una exposición-15 minutos”, concluye la investigación sobre la inactivación del virus, publicado por la Journal Virological Methods.

En el mercado guatemalteco, actualmente, se ofrecen algunas lámparas de UV, sobre todo para la esterilización de teléfonos o aparatos electrónicos, que cuentan con superficies lisas y sólidas, condiciones que se requieren para eliminar el virus con este método.

ESCRITO POR:

Alex Rojas

Periodista de Prensa Libre especializado en política y periodismo de investigación con experiencia de 15 años como reportero y editor en medios escritos, radiales y digitales. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo en Guatemala, en 2014 y becario del programa de periodismo judicial Cosecha Roja de Argentina y del programa de autorregulación ITP, en Suecia.