Rohrmoser, quien tiene 10 años de experiencia en esa corte, puesto que fue magistrado suplente (1991-1996) y luego magistrado titular (2001-2006), coincide en que la elección de los próximos magistrados es crucial para el país, por lo que hace un llamado para que se elijan a los mejores representantes del gremio.

¿Qué lectura hace de todo lo que sucede hoy en día alrededor de la elección de la próxima Corte de Constitucionalidad?

Que es muy importante, puesto que la Corte de Constitucionalidad tiene la función de garantizar el orden jurídico en general y específicamente el constitucional y todo puede llegar ahí en apelación, por eso es necesario y absolutamente imprescindible que se escoja a los mejores candidatos que haya en el medio jurídico.

¿Qué características debe tener alguien que aspire a llegar a la máxima corte?

Fundamentalmente, independencia. Que no tenga ningún vínculo al cual quiera favorecer, con sindicados, partidos políticos o cualquier persona, e incluso fallar en contra de sus opiniones personales en aras de mantener el imperio de la ley. También es fundamental una honradez reconocida, no digamos su capacidad e idoneidad, puesto que tiene que ser adecuado para ese puesto. Hay muchas influencias políticas de por medio que querrán tener ahí a sus amistades dentro para que todo camine perfecto para ellos, y no debe ser así, la ley debe ser igual para todos sin preferencia de ninguno.

¿Cree que hay intereses oscuros por manejar la Corte?

Se dice en la prensa constantemente y la opinión pública también está preocupada porque eso suceda. Sería fatal poner gente que va a servir a intereses particulares de un grupo o persona y no los del pueblo. Recuerde que la Constitución dice claramente que el Estado está organizado para defender el bien común, a la persona y sus derechos. La colectividad es lo más importante que puede haber.

¿Qué piensa de la elección que debe hacer el presidente de la república?

Yo tengo preocupación por el hecho de que el presidente no escoja a una persona que llene los requisitos, sino solo porque sea su amigo o por cualquier otro interés, eso no sería correcto. A mi juicio, él debe consultar, puesto que la ley es clara que —la elección— no solo él tiene la facultad de elegir, sino -también- el consejo de ministros. La ley exige un consenso en cuanto a la persona, y ¿cómo se van a enterar los ministros de quién es quién?, pues a través de sus currículos. Para ofrecer limpieza en la elección sería lo más recomendable, el Congreso y el Consejo Superior Universitario ya lo hicieron.

¿Cuáles son los riesgos que como país tenemos si se escogen magistrados que respondan a intereses particulares?

Si una persona no tiene la conciencia plena de que es libre de aplicar la ley en forma correcta, mejor que no llegue. Es un requisito fundamental que tenga capacidad y honradez y una debida reputación; —un magistrado de la CC— es un funcioinario de suma importancia para lograr la seguridad jurídica y la correcta aplicación de la ley, pero no a base de amistades, influencias o presiones, debe ser ajeno a todo esto por eso es muy importante el prestigio que tenga y su reconocida honorabilidad.

Esto de la reconocida honorabilidad es un punto muy discutido porque no puede medirse

En el derecho romano había una famosa frase que decía que la mujer del Cesar no debía solo ser honrada, sino también aparentarlo. Si una persona tiene clientes discutibles, defraudadores, narcotraficantes… El asunto es muy delicado porque uno de profesional está facultado para decir ‘perdone pero este caso no me interesa porque no podría defenderlo’. En fin, es muy importante la moral de quienes sean designados.

¿Cómo ha cambiado la CC desde que usted fue presidente, cree que se ha ideologizado?

No lo creo, me resisto a creer que la Corte este ideologizada, lo que pasa es que la Corte sigue la jurisprudencia que se sigue con respecto a la posibilidad de producirse un amparo, aunque no haya una afectación personal y directa. Yo fui de la cuarta Corte y defendimos la interpretación de la ley en cuanto a que si procedía un amparo se requería un agravio personal directo, pero la quinta corte hizo una enorme sombrilla del amparo para que cualquiera pueda interponerlo no necesariamente el agraviado y eso permite que cualquiera pueda interponer un amparo sin mayor fundamento y claro, la corte debe decidir si procede o no. Habría que discutir si es conveniente retornar a la anterior jurisprudencia.

Es una jurisprudencia muy peligrosa — la actual— porque en ciertos momentos la gente dirá en términos muy generales que la Corte está ejerciendo funciones que le corresponden a otros funcionarios el tema jurídicamente es muy discutible y delicado.

Como yo interpreto la Ley de Amparo, el que presente uno debe acreditar el agravio personal o directo que la disposición impugnada le produce a él. Porque ya la ley advierte que para proteger a toda la colectividad está el Ministerio Público y el procurador de los Derechos Humanos.

¿Algunos dicen que esta elección es crucial para la historia del país, así lo ve usted?

Sí, por supuesto, porque hay más conciencia del respeto popular que debe tenerse a la opinión pública y a los derechos humanos en general, ya ve que incluso la opinión que prevalece en el exterior y dentro de Guatemala es que hay mucho abuso de poder por parte de la autoridad con un irrespeto absoluto de los derechos humanos y la corte sí puede determinar cuándo se excede esa facultad.

¿Algunos críticos del actuar de los magistrados han dicho que se han excedido en sus funciones, cómo lo ve usted?

Yo entiendo que no se ha excedido, sino lo que ha hecho es interpretar ampliamente en aras de la protección de los derechos humanos, porque si analiza las sentencias que han sido sumamente discutidas, han sido siempre en protección a la colectividad. Las que se emitieron en el tiempo del expresidente Jimmy Morales fueron discutidas, pero a mi juicio fueron correctas porque interpretaron la ley como es su motivación. Había mucho abuso de poder y ahí sí está facultada la Corte para regresar al estado en que se tenía un derecho que nunca debió ser violado.

¿Cree que la CC se ha debilitado por ataques de diversos sectores?

Es que la sociedad civil ha crecido y ha tenido, no necesariamente una misma opinión y hay mucha subjetividad al respeto en decir ‘si este fallo no me conviene es ilegal, se vendieron los jueces’ hay mil argumentos que no valen. ‘Este abogado no me gusta porque no me defendió’ es muy delicado este sistema.