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Las dudas sobre la postulación de Biden en las elecciones de 2024

Funcionarios demócratas, miembros del Congreso y votantes expresaron sus dudas sobre la capacidad del presidente para rescatar a su partido y llevar la lucha a los republicanos.

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El presidente Joe Biden asiste a una reunión informativa sobre los incendios forestales de Nuevo México, el 11 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Samuel Corum/The New York Times)

El presidente Joe Biden asiste a una reunión informativa sobre los incendios forestales de Nuevo México, el 11 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Samuel Corum/The New York Times)

A mitad de la temporada de elecciones primarias de 2022, muchos legisladores demócratas y funcionarios del partido están expresando su frustración con los problemas que ha tenido el presidente Joe Biden para hacer avanzar la mayor parte de su agenda. Dudan de su capacidad para salvar al partido de una derrota pronosticada en las elecciones de medio mandato, y lo perciben cada vez más como una carga de la cual hay que librarse en 2024.

A medida que aumentan los retos que enfrenta la nación y los votantes de base fatigados muestran cada vez menos entusiasmo, los demócratas en las reuniones sindicales, los salones secundarios del Capitolio y las juntas del partido de costa a costa se preocupan en voz baja por el liderazgo de Biden, su edad y su capacidad para afrontar una segunda lucha contra el expresidente Donald Trump.

Las entrevistas con casi 50 funcionarios demócratas, desde líderes de condado hasta miembros del Congreso, así como con votantes decepcionados que apoyaron a Biden en 2020, revelan un partido alarmado por la creciente fuerza de los republicanos e increíblemente pesimista sobre el camino inmediato a seguir.

“Afirmar que nuestro país iba por el camino correcto sería desviarse flagrantemente de la realidad”, afirmó Steve Simeonidis, miembro del Comité Nacional Demócrata de Miami. Biden, según dijo, “debería anunciar su intención de no buscar la reelección en 2024, justo después de las elecciones intermedias”.

Las preocupaciones de los demócratas surgen mientras la audiencia de apertura del comité de la Cámara de Representantes, que investiga el ataque del 6 de enero en el Capitolio, deja claro lo que está en juego en las elecciones presidenciales de 2024 en las que Trump, cuyas mentiras alimentaron una turba que interrumpió la transferencia pacífica del poder, podría buscar volver a la Casa Blanca.

Para Biden y su partido, el vívido recordatorio que han proporcionado las audiencias de la violencia de la turba alentada por Trump representa quizás la última y mejor oportunidad antes de las elecciones de medio mandato de persuadir a los votantes indecisos que han estado más enfocados en temas como la inflación y el precio de la gasolina. Si el partido no lo logra, podría perder su última oportunidad de responsabilizar a Trump, ya que Biden enfrentaría dos años tumultuosos en los que una Cámara de Representantes liderada por los republicanos lo obstruiría e investigaría.

La mayoría de los principales demócratas elegidos se mostraron reacios a expresar públicamente sus opiniones sobre el futuro de Biden, y ninguno de los entrevistados expresó mala voluntad hacia Biden, con quien están universalmente agradecidos por haber sacado a Trump de la Casa Blanca.

Pero los repetidos fracasos de su gobierno para aprobar legislaciones claves sobre temas emblemáticos demócratas, así como sus inestables esfuerzos para usar la tribuna de la Casa Blanca para incidir en la opinión pública, han dejado al presidente con flácidos índices de aprobación y un partido que, más que nada, parece sentir lástima por él.

Eso ha dejado a los líderes demócratas con problemas para justificar una serie de calamidades para el partido que parecen estar fuera del control de Biden: tasas de inflación que no se habían visto en cuatro décadas, un aumento de los precios de la gasolina, una pandemia persistente, una serie de tiroteos masivos, una Corte Suprema a punto de eliminar el derecho federal al aborto, y la negativa de demócratas clave del Congreso a aprobar el plan Build Back Better (Reconstruir Mejor) del presidente o una expansión de los derechos electorales.

Para casi todos los demócratas entrevistados, la edad del presidente —79 en la actualidad, 82 para el momento en que el ganador de las elecciones de 2024 sea investido— es una gran preocupación sobre su viabilidad política. Han visto cómo un comandante en jefe que se ha ganado la reputación de cometer frecuentes meteduras de pata ha estremecido repetidas veces a la diplomacia mundial con comentarios inesperados que luego son corregidos por su personal de la Casa Blanca, y ha ofrecido menos entrevistas que cualquiera de sus predecesores recientes.

“La presidencia es un trabajo monstruosamente exigente y la cruda realidad es que el presidente estaría más cerca de los 90 que de los 80 al final de un segundo mandato, y eso sería un problema notorio”, afirmó David Axelrod, estratega jefe de las dos campañas presidenciales victoriosas de Barack Obama.

“Biden no recibe el crédito que merece por haber liderado al país durante la peor parte de la pandemia, haber aprobado una legislación histórica, unir a la alianza de la Otán contra la agresión rusa y restaurar la decencia y el decoro en la Casa Blanca”, añadió Axelrod. “Y parte de la razón por la que no lo recibe es por su estilo. Biden luce de su edad y no es tan ágil frente a una cámara como solía serlo, y esto ha alimentado una narrativa sobre su capacidad que no está arraigada en la realidad”.

Biden ha dicho en repetidas ocasiones que tiene previsto volver a postularse en 2024. Pero de no hacerlo, hay poco consenso sobre quién lideraría el partido.

Pocos demócratas entrevistados esperan que los líderes de alto perfil con ambiciones de llegar a la Casa Blanca cedan ante la vicepresidenta Kamala Harris, quien ha tenido su propia serie de contratiempos políticos en el cargo.

Estos demócratas mencionaron a un grupo de otras figuras que perdieron ante Biden en las primarias de 2020: los senadores Amy Klobuchar (demócrata por Minnesota), Bernie Sanders (independiente por Vermont), Elizabeth Warren (demócrata por Massachusetts), y Cory Booker (demócrata por Nueva Jersey); el secretario de Transporte Pete Buttigieg; y Beto O’Rourke, el excongresista que se está postulando en la actualidad para la gobernación de Texas, entre otros.

Los partidarios de Biden insisten en que el presidente está guiando al país por el camino correcto, a pesar de los obstáculos.

“Solo una persona logró dirigir una transición a través de las mentiras, los desafíos judiciales y la insurrección de Trump para asumir la presidencia el 20 de enero: Joe Biden”, afirmó Anita Dunn, consultora principal del presidente, además de citar cifras sólidas de empleo y esfuerzos para combatir la pandemia.

Otros aliados de Biden rechazaron las insinuaciones de que a cualquier otro demócrata le iría mejor que a él en 2024.

“Son las mismas lamentaciones que escuchamos sobre Barack Obama en 2010 y 2011”, sentenció Ben LaBolt, quien trabajó en las campañas de Obama.

Nikki Fried, la comisionada del Departamento de Agricultura de Florida que se está postulando para gobernadora, afirmó que con gusto recibiría a Biden para realizar actividades de su campaña en Florida, pero no llegó a asegurar que lo respaldaría para un segundo periodo. “Todavía queda mucho tiempo entre hoy y 2024”, afirmó.

Aun así, las encuestas públicas revelan que Biden se encuentra en un punto bajo de popularidad entre los votantes demócratas. Una encuesta del mes pasado realizada por The Associated Press reveló que la aprobación de Biden entre sus compañeros de partido es del 73 por ciento, el punto más bajo de su presidencia, y nueve puntos más abajo que en cualquier otro momento de 2021. Hay pocas encuestas públicas recientes que hayan preguntado si los demócratas quieren que Biden contienda por un segundo mandato, pero según la encuesta de The Associated Press, en enero, solo el 48 por ciento de los demócratas quería que se volviera a postular.

Los demócratas elegidos por votos son cautelosos a la hora de hablar abiertamente sobre el futuro de Biden.

“No tengo permitido tener sentimientos en este momento”, aseguró Jasmine Crockett, una representante del estado de Texas que ganó el mes pasado una segunda vuelta en las primarias para un escaño en la Cámara de Representantes mayoritariamente demócrata de Texas. “Cuando eres un novato, simplemente no puedes”.

Sin embargo, Crockett lamentó la marcada brecha de entusiasmo que existe entre los republicanos, quienes en Texas aprobaron legislaciones para restringir los derechos electorales y el derecho al aborto, y al mismo tiempo ampliaron los derechos a las armas, y los demócratas, quienes no han utilizado su limitado control del gobierno federal para hacer avanzar una agenda progresista.

“Los demócratas piensan: ‘¿Qué diablos está pasando?’”, afirmó Crockett. “Nuestro país se está desmoronando por completo. Por eso siento que nos falta entusiasmo”.

Muchos líderes y votantes demócratas quieren que Biden combata con más fuerza a los republicanos, mientras que otros desean que busque más soluciones intermedias. Muchos de ellos ven el año 2024 con la esperanza de que surja algún tipo de candidato idealizado, alguien que no sea Biden ni Harris.

Según Faiz Shakir, quien fue director de campaña de Sanders en 2020, lo que más perjudica a Biden es una percepción de debilidad.

Shakir hizo circular un memorando en abril en el que afirmaba que Sanders “no ha descartado” postularse en 2024 si Biden no lo hace. Durante una entrevista, Shakir afirmó que creía que Biden podría vencer a Trump una segunda vez, pero que si los republicanos elegían como candidato a un rostro más nuevo, como el gobernador Ron DeSantis de Florida, es posible que Biden no sea la mejor opción.

“Si es DeSantis o alguien más, creo que sería un desafío diferente”, aseguró Shakir.

Howard Dean, el exgobernador de Vermont de 73 años y presidente del Comité Nacional Demócrata que se postuló a la presidencia en 2004, tiene mucho tiempo pidiendo que surja en el partido una generación más joven de líderes entre 30 y 40 años. Afirmó haber votado por Buttigieg, de 40 años, en las primarias de 2020, tras intentar convencer al senador de Connecticut, Chris Murphy, de 48 años, de que se postulara.

“La generación que me sigue es simplemente un montón de basura”, sentenció Dean.

Luego están las preguntas sobre la incapacidad de Biden para persuadir a los senadores demócratas centristas de respaldar su agenda. Con la posibilidad inminente de una mayoría republicana en al menos una cámara del Congreso el próximo año, a los demócratas que han estado en una posición similar de tener un control fugaz del gobierno les preocupa que se repitan los errores del pasado.

Elizabeth Guzmán, miembro de la Cámara de Delegados de Virginia, afirmó que los demócratas de su caucus lamentan no haber aprobado una ley radical sobre el derecho al aborto el año pasado antes de que los republicanos les quitaran el control de la Cámara estatal y la gobernación.

“Queríamos codificar el caso Roe contra Wade, y mira lo que pasó”, afirmó.

Judy Vidal, de 58 años, empleada de comercio minorista de Cabo Coral, Florida, se hizo eco de ese sentimiento.

“Solo desearía que, dado que tenemos la mayoría en este momento, se hubieran comportado como lo hicieron los republicanos y hubieran concretado cosas”, afirmó.

La ansiedad por Biden se extiende al núcleo de su base política. Adrianne Shropshire, directora ejecutiva de BlackPAC, un grupo organizador político afroestadounidense, afirmó que su principal preocupación era que los votantes negros, tras haber visto que Biden y los demócratas no cumplieron con sus promesas fundamentales, no regresen a votar en noviembre.

“¿Será que esta frustración, el malestar, la preocupación y el temor se traducen en una brecha de entusiasmo constante y eso haga que las personas sientan que su participación no genera un cambio significativo?”, cuestionó Shropshire. “Esa es la verdadera pregunta”.