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Incitada por la Corte Suprema, una nación se divide entre rojos y azules

El aborto, el cambio climático, las armas y mucho más, hace que EE. UU. se mueva en dos caminos diferentes: el liberal y el conservador.

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Una persona pasa junto a los partidarios del derecho al aborto mientras protestan ante el Tribunal Supremo en Washington el lunes 27 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Shuran Huang/The New York Times)

Una persona pasa junto a los partidarios del derecho al aborto mientras protestan ante el Tribunal Supremo en Washington el lunes 27 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Shuran Huang/The New York Times)

Estados Unidos parece estar dividiéndose en dos naciones separadas, con políticas sociales, ambientales y de salud diametralmente opuestas, gracias a la presión causada por las decisiones de la Corte Suprema que disminuyen los derechos que los liberales consideran importantes y amplían aquellos que atesoran los conservadores.

Llamémoslos los Estados Desunidos.

El punto de quiebre más inmediato es el aborto, ya que va a estar limitado o prohibido en casi la mitad del país, mientras que la otra mitad ampliará o reforzará el acceso a los derechos reproductivos. Pero la falla ideológica se extiende mucho más allá de ese tema e incluye el cambio climático, el control de armas y los derechos LGBTQ y al voto.

En cada uno de esos temas, el noreste y la costa oeste del país están tomando una posición contraria a la que tienen la sección media y el sureste de la nación, con algunas excepciones, como las islas de liberalismo en Illinois y Colorado y la veta de conservadurismo de Nuevo Hampshire.

Incluso donde la opinión pública es más variada, como en Ohio, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte y Texas, el control republicano sobre las legislaturas estatales ha asegurado que las políticas en esos estados se ajusten a las de los estados más rojos de la unión, en vez de llegar a un punto medio.

La descomposición se ha acelerado por la mayoría conservadora de seis votos que existe en la Corte Suprema, que ha adoptado un fuerte federalismo de derechos estatales. En los últimos 10 días, la corte eliminó el derecho constitucional al aborto, redujo la capacidad del gobierno federal para regular la contaminación que causa el calentamiento global e impidió que los estados y ciudades liberales puedan prohibir la portación de armas ocultas fuera de sus casas a la mayoría de sus ciudadanos.

“Han producido esta casa dividida por un efecto balcanizador, y solo estamos empezando a ver cuán malo será”, dijo David Blight, un historiador de Yale que se especializa en la era de la historia estadounidense que condujo a la guerra de Secesión.

Los historiadores han tenido dificultad para encontrar un momento similar, y han evocado la fractura del siglo XIX respecto a la esclavitud; los enfrentamientos entre el poder ejecutivo y la Corte Suprema en la era del New Deal de la década de 1930; las feroces batallas por los derechos civiles durante la Reconstrucción y en la década de 1950 y principios de la de 1960, y el surgimiento de grupos armados violentos como Weather Underground a finales de los años sesenta.

Para algunas personas, las divisiones se han vuelto tan profundas y tan personales que se han sentido obligadas a recoger sus cosas y mudarse de una parte de EE. UU. a otra.

Muchos conservadores han recurrido a las redes sociales para expresar lo agradecidos que están de haber abandonado los estados demócratas con altos impuestos y excesivas regulaciones por estados republicanos con un gobierno más pequeño y, ahora, leyes que prohíben el aborto.

Otros han transitado por la brecha estadounidense en la dirección opuesta.

“Hice todo lo que pude para actuar en función de lo que pienso, para cerrar la brecha con mis propias acciones”, dijo Howard Garrett, un afroestadounidense gay de 29 años de Franklin, Tennessee, que en años recientes se postuló para concejal, organizó la primera celebración del Día de la Emancipación en su ciudad y trabajó por la difusión de temas relacionados con la comunidad LGBTQ en las escuelas locales, solo para ser recibido con hostigamiento y amenazas de muerte.

Garrett se mudó a Washington D. C., el año pasado. “La gente simplemente tenía el corazón envenenado, y eso es algo que no se puede cambiar”, afirmó.

Sobre el aborto, la historia parece estar repitiéndose en una nueva versión.

Tanto los partidarios como los opositores del derecho al aborto ven una similitud con la abolición de la esclavitud.

Ante la promesa de estados como Illinois y Colorado de convertirse en “puertos seguros” para las mujeres de los estados vecinos que busquen interrumpir sus embarazos, los defensores del derecho al aborto ven un paralelismo con los esfuerzos del pasado de los estados antiesclavistas del norte. Pero los opositores al aborto se ven como emancipadores de los no nacidos, y a menudo comparan el tratamiento que se le daba al feto en el fallo del caso Roe contra Wade con el fallo del caso Dred Scott contra Sandford, de 1857, que le negaba a los negros el derecho a la ciudadanía estadounidense.

Los conservadores no están descansando después de su victoria. El movimiento antiaborto, que durante mucho tiempo apoyó la idea de devolver la cuestión de los derechos reproductivos a los representantes electos en los estados, ahora habla de presentar una prohibición nacional del aborto ante el Congreso.

Roger Severino, un destacado conservador social y alto funcionario del gobierno de Trump, invocó la lucha de los estadounidenses negros por la igualdad y dijo que los 10 años que transcurrieron entre la decisión de la Corte Suprema sobre el caso de Brown contra el Consejo de Educación, que puso fin a la segregación “separada pero igualitaria”, y la aprobación de la Ley de Derechos Civiles por parte del Congreso en 1964 reflejan la lucha que se avecina sobre el aborto.

“No puedo vernos viviendo en dos EE. UU. distintos, donde hay dos clases de seres humanos: algunos protegidos completamente por la ley, otros que no están protegidos en absoluto”, señaló Severino, ahora vicepresidente de política interna de la Fundación Heritage, un grupo de pensamiento conservador.

En cuanto al cambio climático, la decisión de la Corte Suprema de limitar las facultades regulatorias federales ha subrayado el estancamiento en el Congreso respecto a la legislación que limita expresamente las emisiones de contaminantes que contribuyen al calentamiento global, como el dióxido de carbono y el metano.

Pero una vez más, los estados están fomentando la ruptura. Desde Virginia hasta Maine, los estados han resuelto unirse para limitar las emisiones de carbono conforme a la Iniciativa Regional de Gases de Efecto Invernadero. En el oeste, California, Oregón y Washington están buscando una Colaboración de la Costa del Pacífico para coordinar estándares de combustibles limpios y poder avanzar hacia la adopción de automóviles de cero emisiones.

Los estados que promueven el uso de combustibles fósiles se están moviendo en la dirección opuesta: presionan para que aumenten la exploración y la producción de carbón, petróleo y gas natural y haya una menor regulación de las emisiones, ya que ponen los trabajos locales y las prioridades económicas generales por encima del impacto del cambio climático.

En cuanto al tema de las armas de fuego, Washington D. C. y 11 estados, incluidos Delaware y Rhode Island apenas la semana que acaba de pasar, han prohibido algunas armas y accesorios, como los cargadores de alta capacidad, en respuesta a los tiroteos masivos en todo el país. Los estados republicanos, por el contrario, han aprobado y continúan aprobando leyes que permiten la portación de armas de fuego ocultas o al descubierto sin necesidad de permisos.

En tanto que los estados conservadores se disponen a prohibir las terapias de transición de género para menores de 18 años, la Legislatura de California está considerando un proyecto de ley que anularía cualquier citación para obtener información sobre las personas que viajen al estado para someterse a esos tratamientos. Pero el fiscal general de Alabama invocó el razonamiento de la Corte Suprema en su decisión sobre el aborto al expresar la semana pasada que los tribunales federales deben permitir que entre en vigor la prohibición estatal de los tratamientos de transición de género.

Y los libros prohibidos en un estado son la lista de lecturas de verano para los adolescentes de otro.