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¿Quién es Elizabeth Holmes? La señalada de recaudar US$700 millones y engañar los inversores de Silicon Valley

El juicio en contra de Elizabeth Holmes será el final de una saga de arrogancia, ambición y engaño en Silicon Valley.

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Elizabeth Holmes junto a la máquina de análisis de sangre de Theranos en el laboratorio de la compañía. (Carlos Chavarria/The New York Times)

Elizabeth Holmes junto a la máquina de análisis de sangre de Theranos en el laboratorio de la compañía. (Carlos Chavarria/The New York Times)

Tras cuatro años, repetidos retrasos y el nacimiento de su bebé, Elizabeth Holmes, la fundadora de la empresa emergente de análisis de sangre Theranos, va a ser juzgada por fraude, culminando una saga de arrogancia, ambición y engaño en Silicon Valley.

La selección del jurado comenzó el martes en el tribunal federal de San José, California, estará seguida de las declaraciones de apertura la próxima semana. Holmes, cuyo juicio se espera que dure de tres a cuatro meses, enfrenta 12 cargos de fraude y conspiración para cometer fraude electrónico por las falsas afirmaciones que hizo sobre los análisis de sangre y el negocio de Theranos.

En 2018, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó de los cargos tanto a ella como a su socio comercial y antiguo novio, Ramesh Balwani, conocido como Sunny. El juicio de Balwani comenzará a principios del próximo año. Ambos se han declarado inocentes.

El caso de Holmes se ha presentado como una parábola de la cultura fanfarrona de Silicon Valley de “fingir hasta lograrlo”, que ha contribuido a impulsar a las empresas emergentes de la región a una riqueza y un poder económico insondables. Ese mismo espíritu también ha permitido que florezcan tramposos y estafadores poco éticos, a menudo con pocas consecuencias, lo que plantea cuestiones sobre el creciente control de Silicon Valley sobre la sociedad.

Pero el juicio será en última instancia sobre un individuo. Y la cuestión central será si Holmes fue una manipuladora impulsada por la codicia y el poder, o una ingenua que creyó sus propias mentiras y fue manipulada por Balwani.

El caso gira en torno al conocimiento de Holmes de los problemas de los dispositivos de análisis de sangre de Theranos. Sus abogados podrían argumentar que ella no era más que la cara pública de la empresa mientras Balwani y otros manejaban la tecnología, dijeron expertos legales. Podrían argumentar que los sofisticados inversores que respaldaron a Holmes deberían haber investigado mejor sobre Theranos. Y podrían decir que Holmes simplemente seguía normas de exageración de Silicon Valley al servicio de una misión ambiciosa.

Elizabeth Holmes está cerca de enfrentar juicio. (Jim Wilson/The New York Times)

El año pasado, el juez Edward Davila, del Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Norte de California, acordó separar los casos de Holmes y Balwani. La medida fue inusual para estos casos, según los expertos legales, y permite a la pareja culparse mutuamente sin poder responder.

En documentos judiciales sellados de 2020 que se hicieron públicos durante el fin de semana, Holmes dijo que su relación con Balwani tenía un “patrón de abuso y control coercitivo”. Los expedientes dijeron que los abogados de Holmes podrían presentar el testimonio de expertos sobre su estado mental y los efectos del supuesto abuso. Los abogados de Balwani negaron las acusaciones en una presentación ante la corte.

Si es condenada, Holmes, de 37 años, se enfrenta a hasta 20 años de prisión. Mientras que los fundadores de empresas de alto perfil, desde Travis Kalanick, de Uber, hasta Adam Neumann, de WeWork, han experimentado rápidas caídas en desgracia por escándalos de ética, Holmes puede convertirse en una de los pocos que vaya a la cárcel por eso.

“Con demasiada frecuencia este tipo de fraude no es juzgado”, dijo Alex Gibney, director de The Inventor
, un documental sobre Theranos. “Mucha otra gente lo finge hasta que lo logra, pero eso nunca justifica que no se presenten cargos cuando alguien ha cometido un fraude”.

Los abogados de Holmes no respondieron a una solicitud de comentarios. Un abogado de Balwani, de 56 años, declinó hacer comentarios, al igual que un representante de la fiscalía del distrito norte de California, que lleva el caso.

La fascinación de la opinión pública por los escandalosos detalles del drama de Theranos se cierne sobre el juicio.

Durante años, Holmes cultivó su imagen pública con una voz inusualmente grave, una mirada intensa y un uniforme de suéteres negros de cuello alto que pretendía evocar a Steve Jobs. Instaló vidrios a prueba de balas en su oficina y viajó en avión o con chofer con una escolta de seguridad. En 2019, se casó con William Evans, heredero de un hotel. Dio a luz a su hijo en julio.

Su alto perfil representa un reto para encontrar jurados que no se hayan formado opiniones sobre ella o el caso. Los miembros del jurado llenaron un cuestionario de 28 páginas en el que se describía su consumo de medios de comunicación, sus experiencias médicas y si habían oído hablar de Holmes o habían visto su charla TED. Alrededor de la mitad de los más de 200 posibles miembros del jurado habían devorado noticias relacionadas con el caso, según un expediente judicial de la semana pasada.

No está claro si Holmes subirá al estrado para defenderse. Como directora ejecutiva y presidenta de Theranos, era persuasiva e inspiradora. Defendía ferozmente a Theranos y rechazaba cualquier crítica como señal de que la empresa estaba cambiando el mundo.

Pero si Holmes sube al estrado, los fiscales podrían utilizar declaraciones anteriores para dañar su credibilidad. En una declaración ante la Comisión de Bolsa y Valores en 2017, respondió a las preguntas diciendo “no sé” al menos 600 veces.

Elizabeth Holmes en la sede de Theranos en Newark, California en 2015. (Carlos Chavarria/The New York Times)

“Será difícil para ella decir: ‘Lo recuerdo de esta manera’, cuando dijo ‘No sé’ tantas veces”, dijo John C. Coffee Jr., profesor de la Escuela de Derecho de Columbia que no está involucrado en el caso. “Esa es la prueba más perjudicial contra ella”.

Para cuando Estados Unidos acusó a Holmes en 2018, la otrora prometedora Theranos estaba prácticamente muerta.

Holmes fundó la empresa emergente a los 19 años en 2003 y abandonó Stanford poco después. Contrató a Balwani en 2009 y recaudó más de 700 millones de dólares de los inversores, valorando Theranos en 9000 millones de dólares. La empresa de Palo Alto, California, llegó a acuerdos con Walgreens y Safeway para ofrecer sus análisis de sangre en sus tiendas. También atrajo a dignatarios, senadores y generales —como George Shultz, Henry Kissinger, William Frist y James Mattis— a su consejo de administración.

“Hemos reinventado la infraestructura tradicional de los laboratorios”, dijo Holmes en una conferencia de 2014. “Elimina la necesidad de que la gente tenga agujas clavadas en el brazo”.

Luego, en 2015, The Wall Street Journal publicó una serie de denuncias que ponían en duda la eficacia de las máquinas de Theranos.

“Ella cometió un fraude”, dijo Phyllis Gardner, una profesora de medicina de Stanford que fue una de las primeras escépticas respecto a Theranos. “Perjudicó a muchos pacientes. Estafó a la gente con su dinero”.

Un mayor escrutinio de los reguladores y los inversores reveló más problemas y trajo acusaciones de engaño, lo que llevó a cargos de fraude civil de la Comisión de Bolsa y Valores y una demanda de los inversores y Walgreens.

En 2016, Forbes había rebajado su cálculo del patrimonio neto de Holmes de 4500 millones de dólares a nada. En 2018, llegó a un acuerdo con la Comisión de Bolsa y Valores y los inversores. Ese mismo año, Theranos cerró.

La acusación del Departamento de Justicia, también emitida ese año, responsabilizó a Holmes y Balwani de decir a los inversores que las máquinas de análisis de sangre de Theranos podían realizar rápidamente una gama completa de pruebas clínicas usando una muestra de sangre de un dedo, a pesar de que ambos sabían que las pruebas eran limitadas, poco confiables y lentas. Holmes y Balwani también exageraron los acuerdos de negocios de Theranos y dijeron a los inversores que la empresa generaría 1000 millones de dólares de ingresos en 2015, cuando según la acusación solo ganó unos cientos de miles de dólares.

La máquina de análisis de sangre de Theranos en el laboratorio de la compañía. (Carlos Chavarria/The New York Times)

Desde entonces, los abogados de Holmes han presionado repetidamente para que se retrase el juicio. Han buscado que se excluyan pruebas y se bloqueen testigos. Y han discutido sobre otros detalles, como si Holmes debe llevar una mascarilla durante el proceso.

Algunas acusaciones de fraude en nombre de médicos y pacientes, cuyas pruebas fueron pagadas por el seguro, fueron retirados del caso el año pasado. Pero los pacientes de Theranos cuyos resultados de las pruebas eran inexactos están siendo autorizados a testificar.

La lista de posibles testigos, de más de 200 personas, incluye muchos nombres importantes que entraron en la órbita de Theranos. Entre ellos Rupert Murdoch, el magnate de medios, quien invirtió en la empresa emergente; David Boies, el abogado estrella, que representó a Holmes y ocupó un lugar en el consejo de Theranos; y Kissinger, Frist y Mattis.

Los abogados del caso también han discutido sobre el bombo publicitario y la distorsión de la verdad en la recaudación de fondos en Silicon Valley. Para mantener el foco de atención de Theranos, los fiscales han tratado de impedir que los abogados de Holmes argumenten que es una práctica común que las empresas emergentes exageren sus afirmaciones para conseguir inversiones. Pero el juez Davila ha dicho que el tribunal permitiría comentarios generales sobre el tema.

“Finge hasta que lo logras: eso no se hace con los equipos médicos”, dijo Gardner. “Están muy regulados. Tienen que ser perfectamente precisos y no dañar a nadie, y esto lo hizo”.

Erin Griffith escribe sobre nuevas empresas tecnológicas y capital de riesgo desde la oficina de San Francisco. Antes de unirse al Times, fue redactora sénior en Wired y Fortune. @eringriffith

Erin Woo es becaria de la sección de tecnología. Se graduó en la Universidad de Stanford. @erinkwoo