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Arqueóloga Flory Pinzón: “hace falta que la población se identifique más con su patrimonio y con su cultura”

Su trabajo es descubrir y estudiar entornos habitados hace cientos y miles de años. Conoce antiguas civilizaciones y va en búsqueda de respuestas que trasciendan y expliquen más de los mayas y otros pueblos.

Arqueóloga Flory Pinzón: "hace falta que la población se identifique más con su patrimonio y con su cultura"

La arqueóloga Flory Pinzón se apasionó por la arqueología desde muy joven y actualmente participa en proyectos nacionales y extranjeros. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

La arqueología es una profesión que lleva a estudiar las civilizaciones antiguas y que permite a los profesionales a descubrir diversidad de piezas y elementos para conocer cómo se vivía en épocas pasadas.

Flory Pinzón nació en el sur del país, rodeada de un paisaje lleno de palmeras, en Escuintla, el 12 de febrero de 1984.

Su familia es originaria de Patulul, Suchitepéquez, y en su niñez vivió en diferentes lugares, aunque desde los 7 años vive en la capital.

Recuerda que era una niña muy tímida y seria, y considera que eso no ha cambiado tanto. Ella es la menor de cuatro hermanas.

Su interés por la arqueología nació a partir de sus estudios de turismo, en diversificado. Al principio quería viajar mucho y recorrer toda Guatemala, pero al conocer la riqueza cultural del país y los sitios arqueológicos, decidió dar el paso por esa carrera.

Sus padres no estaban de acuerdo, pero al ver su pasión por el tema, la apoyaron.

Uno de los últimos proyectos en los que ha estado involucrada fue en el descubrimiento de 478 centros ceremoniales en México, que tiene una gran relación con la historia de Guatemala y la región. En esta entrevista comparte más de esta y otras aventuras que ha vivido entre excavaciones y descubrimientos.

¿Cuál considera que es el papel de la mujer en el mundo de la arqueología?

Es importante resaltar la participación de la mujer en la arqueología, al ser en sus comienzos una profesión preponderantemente masculina. Se ha demostrado que somos tan capaces como cualquier persona y aportamos en desentrañar la historia de la humanidad y el conocimiento de las sociedades antiguas.

¿En qué soñaba trabajar al comenzar su carrera y cuál es su gran sueño ahora?

Al principio yo quería trabajar en sitios como Tikal por sus grandes construcciones, sin embargo, ahora mis intereses van enfocados más hacia la investigación del origen de la civilización maya, el período Preclásico, cómo fue el desarrollo de las sociedades durante este período y las diferentes relaciones interregionales. Me enfoco en el estudio de la cerámica, pero es un estudio integral porque siempre se debe de combinar con los datos de las excavaciones, contexto y estudios para fechar.

Además de ser arqueóloga, Flory es hija, hermana, esposa y madre. Para ella, lo más difícil de su profesión es cuando está lejos de su familia.  (Foto Prensa Libre: cortesía Flor Pinzón)

¿Cuáles fueron los primeros proyectos a los que se enfrentó?

El primer proyecto de investigación fue el que realicé con mi tesis de licenciatura sobre las figurillas del sitio arqueológico de La Blanca, en Ocós, San Marcos. Ese fue el primer acercamiento que tuve con los artefactos arqueológicos a gran escala.

En la investigación del Proyecto Usumacinta Medio, en México, ¿Cuáles son los puntos clave más representativos y cómo se relacionan con otros descubrimientos que se han hecho en Guatemala?

Es una investigación regional que se enfoca en las primeras ocupaciones de los diferentes sitios de estudio durante el periodo Preclásico. El uso de la tecnología lidar es muy importante ya que las verificaciones y excavaciones se llevan a cabo a partir de los análisis de datos lidar, hipótesis e interpretaciones previas. (Esta tecnología se trata del uso de un aparato llamado lidar, colocado desde una avioneta y que lanza cierto número de pulsaciones láser que permiten la visualización de ciertos niveles topográficos, y van más allá de la vegetación. Mientras mayor sea el número de pulsaciones, mejor es la resolución, así se logran identificar grupos y estructuras arqueológicas).

En Aguada Fénix la cerámica más temprana se fecha en 1200 a. C. y lo interesante es que esta cerámica es muy similar a la de Ceibal, específicamente a la fase Real (1000 a. C.), anteriormente no se tenía evidencia de cerámica maya en el Preclásico Temprano (1200-1000 a. C.) y este hallazgo es clave para comprender el uso de la cerámica en esa época sugiriendo la difusión de la tecnología cerámica de oeste a este (en 2020 también se publicó el artículo Monumental architecture at Aguada Fénix and the rise of Maya civilization en la revista Nature).

Este estudio es clave para comprender las relaciones entre la cultura maya y olmeca. Se relaciona con otros descubrimientos en Ceibal, Guatemala. A partir del Patrón del Formativo Medio de Chiapas también encontrado en la región del Usumacinta Medio, temporalidades, formas de escondites y artefactos, así como los sistemas constructivos con el uso principal de arcilla.

¿Cuál es su percepción sobre cómo están y qué necesitan los sitios arqueológicos actuales?

Existen muchos sitios arqueológicos en Guatemala y se necesita un mayor cuidado y protección para los mismos, esto quiere decir una mayor inversión para su mantenimiento, restauración y algo muy importante y que actualmente no es considerado, es el invertir para la investigación arqueológica de los mismos.

Además, es necesario invertir en el cambio de señalética y rotulación para los diferentes recorridos en los sitios, así como su promoción a todo nivel.

¿Quiénes son sus grandes maestros en la arqueología y por qué?

Uno de los más grandes arqueólogos guatemaltecos que marcó mi formación profesional fue el doctor Juan Pedro Laporte (QEPD), con quien tuve la oportunidad de hacer mis prácticas de campo de la licenciatura en arqueología en la Universidad de San Carlos de Guatemala, con quien comencé mis aprendizajes de excavación. Por otro lado, admiro y respeto mucho el trabajo del doctor Takeshi Inomata y la doctora Daniela Triadan a quienes estimo mucho y con quienes he trabajado del 2009 a la fecha, sin lugar a duda mucho de quien soy profesionalmente, es debido a su guía y apoyo.

¿Alguna vez ha estado en peligro durante su labor?

Sí, en el 2010, mientras trabajaba en mi excavación con uno de los escondites más grandes de Ceibal (Escondite 128), una rama de un árbol, bastante grande se desprendió y cayó justo en mi excavación. El lugar tenía un lazo bastante tenso que sostenía un nailon que protegía la excavación, Takeshi ataba estos lazos a los árboles cercanos (en la parte más alta posible) con unos nudos bastante resistentes, por lo que pudo aguantar el golpe e hizo que la rama rebotara hacia un lado.

Cuando cayó la rama, yo estaba muy concentrada tratando de levantar varios fragmentos de vasijas junto a un trabajador, pero el sonido fue muy aterrador. Gracias a Dios, solamente fue un gran susto.

¿Qué es lo más triste que ha visto en su labor arqueológica?

La falta de conciencia para el cuidado y protección del patrimonio cultural tan grande que tenemos, hace falta que la población se identifique más con su patrimonio y con su cultura pues constantemente se observan daños en los sitios y monumentos. Si nos logramos identificar seremos más los que cuidamos y menos los que destruyan, saqueen y promuevan el tráfico ilícito de las piezas arqueológicas.

¿Qué piensa del saqueo de piezas y la recuperación de piezas?

El saqueo es una actividad que lastimosamente existe desde tiempos antiguos, es una depredación constante y muy problemática en los sitios arqueológicos de Guatemala, esta actividad supone una destrucción no solo del sitio arqueológico en cuanto a su arquitectura sino también para el conocimiento de las sociedades que crearon y construyeron esos objetos, las piezas robadas pierden dentro del marco de investigación científica datos importantes. Pienso que se debería de aplicar la normativa de ley fortaleciendo las instituciones del Estado con recursos económicos y humanos para que se tenga la capacidad de proteger el patrimonio.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.