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Celina de Sola: “La violencia se puede prevenir y las personas pueden rehabilitarse”

Un encuentro con la activista que promueve una dinámica para que países como Guatemala, El Salvador y Honduras sean menos violentos.

Proyecto contra la violencia

En abril pasado Celina de Sola compartió su historia en TED. (Foto Prensa Libre: Gilberto Tadday / TED)

“Quiero contarles que en Guatemala en el 2018 trabajamos en una de las zonas con más violencia y estigma, donde los jóvenes se metían en problemas y eran expulsados de sus centros educativos…”. Así comienza a narrar su historia Celina de Sola, durante una charla TED en abril pasado. Hablaba de Walter, de 17 años, quien fue parte de una intervención a través de conocer a una coordinadora especializada en trauma llamada Eluvia.

Su mentora reconoció que Walter necesitaba encaminarse hacia otras actividades y requería de ciertas herramientas para manejar emociones. Lo tomó en cuenta a él y a sus amigos para ser parte de un programa para menores en una escuela cercana y tiempo después Walter se convirtió en coordinador para el coro de la escuela local. Esto le dio una motivación para ir semana tras semana a compartir con los chicos.

Sin embargo, un día, mientras estaba en ese proceso, la hermana de Walter fue asesinada y él quiso vengarse. En el momento que tomó la pistola recordó que no quería que los niños del coro ni su mentora tuvieran un modelo como ese. “Ahí el círculo de la violencia se detuvo”, destaca la activista, que ha pasado años trabajando en programas de ayuda a comunidades y fundó junto a su familia Glasswing International hace 15 años, que en la actualidad está presente en 10 países.

Su éxito en los programas ha sido tomado en cuenta por distintas organizaciones, al punto de recibir en fecha reciente la financiación de US$42 millones (Q323 millones) en el transcurso de cinco años para que la entidad amplíe el acceso a la atención y el apoyo a la salud mental a nivel comunitario en El Salvador, Guatemala y Honduras.

Glasswing es la primera organización cuyo equipo y programación se basan en Latinoamérica y a la cual The Audacious Project se ha comprometido a financiar. Su labor llevará la atención informada por el trauma a los centroamericanos.

Este proyecto busca llegar a los trabajadores de primera línea en contacto con la población para certificarse y aprender herramientas para sanar traumas de violencia (Foto Prensa Libre: Glasswing International)

Según estadísticas, en los últimos 20 años el índice de violencia ha ido en aumento en estos países y se ha comprobado que la exposición a la violencia crónica y aguda puede provocar un trauma, con consecuencias negativas graves para las personas, las comunidades y la región en su conjunto. De Sola refiere que “la región alberga solo el 8 por ciento de la población mundial, pero el 37 por ciento de los homicidios, y más de un tercio de latinoamericanos dijeron haber sido víctimas de delitos violentos solo en 2016”.

Los sucesos traumáticos, incluida la experiencia o el testimonio de la violencia, están vinculados a problemas crónicos de salud física y mental, a la disminución de los resultados educativos y económicos y a una mayor probabilidad de perpetuación o revictimización. La violencia y el trauma también han provocado una pérdida de talento, ya que cientos de miles de jóvenes y familias se han visto obligados a huir de la región.

En esta entrevista comparte más sobre cómo piensan llevar a cabo el citado proyecto, así como otros aspectos que le hacen estar cambiando los paradigmas de la violencia.

¿Para usted qué es la violencia?

Existen distintos factores que causan la violencia, pero vemos que casi nadie nace con tendencias violentas. Es un comportamiento que uno va aprendiendo cuando está expuesto a ella y tiene más probabilidad de ser victimizado o resultar involucrado en la violencia de otra manera. Es algo que se puede prevenir, que se puede interrumpir, y las personas pueden rehabilitarse. La violencia es como una enfermedad transmisible y al tomar acciones preventivas, enseñarle a las personas a manejar estrés, temor y miedo, se pueden autorregular sus emociones y tienen mayor resiliencia. Lo vemos desde una perspectiva optimista.

Hemos visto que podemos abordarlo desde promover más acceso a salud mental.

¿Cómo trabajará este proyecto?

Para las comunidades que están expuestas en lo cotidiano a tanta violencia es fundamental que los trabajadores de primera línea, como los profesores, los médicos y las fuerzas del orden reciban formación para entender y abordar los impactos del trauma en ellos mismos y en aquellos a los que sirven, y equipar a las personas con las herramientas para hacer frente y comenzar a recuperarse. Creemos que las comunidades pueden abrir sus propios caminos hacia la sanación con este tipo de conocimientos y habilidades.
Se espera que el proyecto reduzca los efectos negativos del trauma en las personas formadas. No son charlas, sino llegar a certificar a las personas en estos temas.

¿Qué le ha impactado más en estos años de trabajo y búsqueda de transformación?

Desde que empezamos en Glasswin hemos trabajado en cientos de comunidades y permanecemos durante un tiempo. En Guatemala lo hicimos en la colonia El Mezquital, por ejemplo, y me impacta el potencial de la juventud, tanto de ese lugar como del resto de los países. Es increíble ver cómo se desarrollan los jóvenes cuando tienen oportunidades y personas adultas que los apoyan. Esto lleva desarrollo para ellos y sus comunidades.

El potencial humano está en todos lados y cuando estigmatizamos a una comunidad impedimos que los jóvenes se desarrollen de manera óptima. Esto incluye la salud mental, el bienestar, así como trauma y estrés, para que ellos se desarrollen y se sientan seguros.

¿Qué pasa por lo general en nuestros contextos?

Si uno llega a una escuela y un joven está inquieto, interrumpe mucho, causa problemas o se pelea, frustra al salón de clase. Quizá la profesora lo sacará del aula, y de seguir con ese comportamiento se le expulsará de sistema educativo.
Cuando se entiende más de la salud mental, la docente entrenada pensará que en el fondo ocurre algo más en su vida y comenzará a verlo con más compasión, y en lugar de expulsarlo aplicará estrategias para que modere conductas y emociones.

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De igual forma, si llega alguien a un hospital a causa de un ataque violento, se le aborda de forma distinta y se busca un camino más restaurativo.
El llegar a eliminar la violencia podría resultar utópico para muchos…

Este cambio de paradigma busca entrenar a personal de primera línea para ofrecer atención informada en trauma.

Hemos demostrado en ciertos programas, como en hospitales, que la prevención de la violencia, basada en trauma, puede reducir la probabilidad de revictimización hasta en un 30 por ciento. En las escuelas sabemos que si los niños y adolescentes tienen el acompañamiento de un adulto sus notas y comportamiento mejoran. En el trabajo con la Policía el 90 por ciento de ellos se sintió capaz de equilibrar sus emociones y a manejar la ansiedad y el miedo. Incluso el 80 por ciento nos dijo que se sentía más preparado para ayudar a sus colegas.

la prevención de la violencia, basada en trauma, puede reducir la probabilidad de revictimización hasta en un 30 por ciento. (Foto Prensa Libre: Glasswing International)

¿Qué podría hacer el resto de la población que sigue sin acceso a un seguimiento a su salud mental?

En nuestros países no hay suficientes psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales para que se pueda acceder a este tipo de especialistas, pero todos tenemos un papel para ayudar a fomentar un bienestar en la ciudadanía, podemos ser parte de ello, si empezamos a entender el estrés y trauma y desde ahí buscamos un cambio. Se trata de conocimientos y de adquirir herramientas para manejarlo y manejar nuestro propio autocuidado.

¿Cuál es su visión a futuro?

Llevamos años soñando con que la salud mental se integre como un eje clave en todo lo que hacemos. Que vaya incluida en la formación de docentes, enfermeras, médicos, socorristas y profesionales de otros sectores, porque si creemos que la salud mental puede ayudar a reducir la violencia se mejoraría mucho. Con base en las investigaciones, si entendemos más de la salud mental vamos a interactuar de manera distinta en la sociedad. La idea es que todos estemos más informados en el trauma y el autocuidado.

En el transcurso de cinco años las personas certificadas van a replicar todo lo aprendido en sus mismas instituciones, oenegés y otras organizaciones relacionadas con la formación, que lleve a masificar y empoderar este aspecto.

Con mucho conocimiento y herramientas todos podemos estar empoderados y mejorar la calidad de vida y la convivencia con las personas que nos rodean. Lo más difícil es lograr la sostenibilidad y manejar los recursos, y ahora tenemos el privilegio de contar con ellos para fortalecer esas capacidades, y esa es nuestra meta.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.

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