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Cómo aprender a decir “no” sin sentirse culpable

Muchas veces da miedo responder con un “no”, pero esta palabra puede ayudarle a descubrir quien es realmente y dedicarse a cumplir sus sueños, sin miedo ni culpa.

La mayoría de personas evita decir que no, por miedo a que el otro se sienta mal. (Foto Prensa Libre: Vie Studio en Pexels).

La mayoría de personas evita decir que no, por miedo a que el otro se sienta mal. (Foto Prensa Libre: Vie Studio en Pexels).

¿Cuántas veces ha tenido que ir a un lugar que no le es agradable, porque le ha dado pena decir que no? O ¿Cuántas veces ha tenido que comer un platillo que no le gusta, porque no ha sabido rechazarlo? Cuando esto ocurre es porque coloca las necesidades o gustos de los demás por delante de los suyos. Aunque al principio puede ser un acto de generosidad o empatía, si actúa de este modo por mucho tiempo, puede tener consecuencias como falta de autoestima y no conocer sus propios intereses.

“Nos cuesta decir que no porque es parte de nuestra cultura. Para los latinos es un tema que aprendemos desde pequeños. Es decir, durante la niñez cuántas veces nos dijeron que no.  Los adultos nos dijeron que no debíamos comer algo, que no podíamos jugar con un juguete específico o que no podíamos ir a un lugar; y nos enojábamos. Entonces, ahora relacionamos un no con emociones negativas. Pensamos que si le decimos que no a alguien se molestará o sentirá mal”, explica Yessid Barrera, coach de vida.

Debido a estas experiencias, el inconsciente ha registrado el “no” como algo que debe evitar. Sin embargo, no hay razón por la que la otra persona se moleste cuando le rechazan algo. Según el experto, somos nosotros quienes creamos una proyección de los demás y pensamos que como a nosotros nos desagradó que nos dijeran que no de pequeños, ahora a los demás les sucederá igual.

Además, nos han acostumbrado a una cultura en donde debemos complacer al otro y satisfacerlo, antes que a uno mismo. Esto ha llevado a que cada persona se conozca poco y no sepa reconocer lo que quiere o desea.

Consecuencias

Si no se aprende a decir que no, y la mayoría de las veces se prioriza a los demás, puede sentir que sus emociones o intereses no tienen validez o que son menos importantes. Esto generará pérdida de autoestima.

Además, llega un momento en que ni usted mismo puede reconocer sus gustos, aficiones, deseos u opiniones, porque siempre coloca a los otros primero. De esta forma disfrutará la vida de los demás y no la suya.

El punto anterior también provoca que su círculo social cercano lo desconozca, porque no sabrán sus intereses y qué le agrada, tampoco conocerán sus límites, lo cual puede generar problemas. Además, es muy probable que no se sienta parte del grupo o que ellos le prestan menos atención y esto le provoque soledad y distanciamiento.

¿Por qué decir que no?

“Si lo analizamos, cuando decimos que no, estamos garantizando varios sí. Por ejemplo, si usted ya se comprometió a hacer un trabajo, pero alguien más lo llama para ofrecerle ser parte de otros proyectos, seguramente usted le dirá que no, porque ya no tiene tiempo. Pero, este no, refuerza y garantiza el sí que usted dio primero”, comenta Barrera.

Por ello, se considera que al aprender a decir que no se reafirma nuestra razón de ser como seres libres y pensantes. Para Scarlete Muñoz, psicóloga clínica, es importante que cada persona sepa dar una respuesta negativa en situaciones importantes, porque de esta forma se determina quien es realmente, con base en sus intereses y necesidades.

Aprender a decir que no en el trabajo le ayudará a evitar la sobrecarga laboral y a dedicarse a lo que más le gusta. (Foto Prensa Libre: olia danilevich en Pexels).

De esta forma, al conocerse bien uno mismo será más sencillo rechazar alguna propuesta porque seremos guiados por lo que queremos. En cambio, cuando nos cuesta decir que no es porque hay incertidumbre. Estamos en una burbuja de inseguridad que solo nos permite aceptar lo que dicen los demás.

“En los aviones, antes de despegar, nos dan las instrucciones de cómo actuar ante una emergencia. Nos indican que debemos protegernos nosotros primero, para luego poder ayudar a los demás. Esa analogía debemos usar también en la vida, porque tenemos que pensar en nuestras propias necesidades primero, para luego poder ayudar al otro”, opina Muñoz.

Cómo decir que “no”

La asertividad es la capacidad de expresar nuestros deseos, pensamientos u opiniones de una forma directa y clara, respetando a los demás y respetándonos a nosotros mismos. Por ello, los expertos recomiendan que siempre que se rechace alguna invitación, se haga de forma asertiva. Los siguientes métodos le ayudarán a aprender a decir que no:

La técnica del sándwich: Un sándwich está compuesto de pan, el relleno y otro pan. Entonces, el método consiste en que al momento de rechazar algo, primero se dice algo positivo de la otra persona, luego se da el no y se cierra con otra afirmación positiva.

“A nosotros nos gusta cuando alguien reconoce nuestro esfuerzo o alguna de nuestras características. Entonces, al oír algo positivo, la persona se dispone a escuchar, luego, al recibir el no, quizá se comience a molestar, pero como después termina de escuchar otro aspecto positivo regresa a la buena actitud y responde de esta manera, sin enojarse o sentirse mal”, explica Barrera.

Por ejemplo, si lo han invitado a un nuevo negocio, pero usted no quiere participar, puede comenzar diciéndole a esa persona que sería agradable trabajar con ella porque es muy ordenada y buena organizadora, pero que en este momento no tienen tiempo disponible. Sin embargo, sabe que le irá bien en ese proyecto porque los demás que lo han realizado han tenido buenos resultados.

Esta técnica puede aplicarla en cualquier ámbito de su vida, personal o profesional. Incluso, puede ser practicada en llamadas telefónicas como a vendedores a los que no se les quiere comprar.

El no directo: Esta es una de las más difíciles porque consiste en decir que no sin mayores excusas o vueltas a su respuesta.

“La comunicación asertiva invita a considerar que la otra persona, a quien se le dice que no, es humana, entonces la repuesta debe ser de forma respetuosa y empática”, dice Muñoz.

Positivo, negativo y propositivo: Es muy parecida a la técnica del sándwich. Se comienza dando una afirmación positiva, luego se da el no y se cierra con una solución o propuesta favorable para ambos. Por ejemplo, si lo invitan a comer el próximo fin de semana, pero usted no quiere ir, puede decirle a la otra persona que agradece la invitación porque siempre es un gusto compartir un momento juntos, pero que ese día no puede, entonces, podrían reunirse el fin de semana siguiente.

Lo ideal es utilizar la técnica que mejor se adecue a la ocasión. Ponerlas en práctica en situaciones cotidianas le ayudará a saber cómo reaccionar, y cómo responder, cuando sean eventos más serios o importantes a los que se tenga que negar.

ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.