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¿Debe preocuparte el aumento de peso de tus hijos durante la pandemia?

A pesar de todo, no se recomienda imponer una dieta o comenzar a contar las calorías.

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¿Debe preocuparte el aumento de peso de tus hijos durante la pandemia?

Los expertos aconsejan a las familias que eviten culparse a sí mismas y que busquen oportunidades para felicitar a los niños por sus comportamientos saludables y sus buenas decisiones. Foto Prensa Libre: Simone Noronha/The New York Times

La primavera pasada, los científicos predijeron que la pandemia de COVID-19 podría contribuir a un aumento de peso en los niños, debido al cierre de las escuelas y a que las familias se atrincheran con alimentos reconfortantes, no tienen acceso a opciones de comidas saludables y hacen menos ejercicio. Sin embargo, aunque sabemos que el hambre en la infancia ha aumentado vertiginosamente durante la pandemia, no tenemos muchos datos sobre si el tamaño corporal de los niños ha variado en el último año.

“Uno de los problemas que plantea la recopilación de estos datos es que muchas de las consultas médicas ahora son virtuales, por lo que no se toman las mediciones de peso”, explica Richard Besser, presidente y director general de la Fundación Robert Wood Johnson, que publica un informe anual sobre el “Estado de la obesidad infantil”. “Sin embargo, hay mucha preocupación por el aumento de peso de los niños durante la pandemia. Y tiene mucho sentido que esto sea algo que vaya a ocurrir”.

La falta de datos globales no ha impedido que muchos padres se preocupen o se pregunten si deben intervenir si su hijo aumenta de peso durante la pandemia. No obstante, si crees que el cuerpo de tu hijo es más grande de lo que podría ser en este momento, es importante ver ese cambio como algo que cause curiosidad, más que como un problema que resolver, dijeron los médicos y nutriólogos con los que hablé.

“Creo que sería un gran error pensar en poner a los niños a dieta o contar calorías durante el gran estrés de una pandemia”, dijo Besser. Además, las investigaciones demuestran que las dietas en la infancia pueden aumentar el riesgo de sufrir trastornos alimentarios más adelante. Por eso, los padres deben tener en cuenta la salud general de sus hijos, incluida la salud mental y el historial de crecimiento.

“La gente no se da cuenta de que es muy normal que los cuerpos cambien, con o sin pandemia”, dijo Katja Rowell, médica general y especialista en alimentación infantil. Muchos niños, de todas las edades, tienden a seguir un patrón de crecimiento particular que implica “engordar” antes de aumentar su altura, dijo. Esto es especialmente común justo antes y durante la pubertad, una época en la que los niños pueden aumentar hasta la mitad de su peso corporal. “Puede que estemos viendo una variación normal en el peso y la altura pero que ahora lo achaquemos a la pandemia”, explicó Rowell.

Elinor, madre de dos hijos en Ann Arbor, Míchigan, dijo que su hija de 7 años siempre había sido pequeña para su edad, hasta el año 2020. “De repente, está en el percentil 95 de altura y en el 99 de peso”, dijo Elinor, que solo utiliza su segundo nombre para proteger la privacidad de su hija. En una revisión reciente, Elinor dijo que el médico de cabecera vio la tabla de crecimiento de su hija y respondió con un desalentador: “Ah… caray”.

Elinor se sintió aliviada cuando oyó a su hija informar alegremente a su padre: “¡El médico estaba muy sorprendido! Estoy dando un gran estirón”. No obstante, Elinor reconoció que puede haber algo más en el cuerpo de su hija. “Ella solía tener una muy buena clase de gimnasia y de natación integrada en su jornada escolar, además del recreo”, dijo. “La escuela virtual no es lo mismo”. La familia también ha pasado gran parte de los últimos diez meses dependiendo de los alimentos menos ricos en nutrientes de los estantes para poder hacer compras con menos frecuencia, y todos han estado estresados. “Mi marido es un trabajador sanitario que trata a los pacientes de COVID y trabaja en un horario demente”, dijo Elinor. “Así que nuestro estilo de vida ha cambiado bastante, y tenemos la ansiedad añadida de preguntarnos si estamos seguros en nuestra casa”.

A.C., padre de dos hijos adolescentes en Washington, D. C., quien prefirió utilizar sus iniciales para mantener la privacidad de su familia, ha estado tratando de lograr un delicado equilibrio con su hijo de décimo grado, que, según dijo, ha engordado quince kilos desde abril y ha mostrado signos de depresión al tener que enfrentarse a la escolarización a distancia y a pasar menos tiempo con sus amigos. “Encontraremos las pruebas a la mañana siguiente: un paquete de papas para microondas o Cheetos que se comió a las 2 o 3 de la madrugada”, dijo A.C. “La forma en que lidiaría con esto en una época normal es mucho más controladora de lo que considero apropiado en este momento”.

Evitar ese enfoque de “controlador” puede ser lo mejor que puedes hacer como padre de un niño que ha subido de peso, sea o no debido a la pandemia. “Tenemos entendido que ser un buen padre significa tener un hijo con un cierto tipo de cuerpo, pero me gusta recordarles a los padres que no están a cargo del peso de sus hijos”, dijo Anna Lutz, nutrióloga de práctica privada en Raleigh, Carolina del Norte, que se especializa en trastornos alimentarios y alimentación familiar. “En lugar de preocuparse por el peso, hay que enfocarse en apoyar a los niños para que se cuiden emocional y físicamente”.

En lugar de provocarles vergüenza o preocuparte por lo que comen tus hijos (o las cantidades), haz un esfuerzo para que toda la familia coma con un horario más predecible, y luego asegúrate de que todos puedan comer lo suficiente en cada comida y colación. Amee Severson, nutrióloga certificada de Bellingham (Washington), animó a los padres a no prohibirles la comida a los niños ni presionarlos para que se acaben el plato, porque ambas tácticas alteran la capacidad del niño de escuchar sus propias señales de hambre y saciedad. También hizo hincapié en que los padres deben escuchar cuando los niños dicen que tienen hambre, incluso si eso ocurre una hora después del almuerzo. “Si la alimentación ha sido caótica, los niños pueden tardar un tiempo en confiar plenamente en que se les dará de comer de forma fiable y suficiente”, comentó Severson.