Salud y Familia

|

Suscriptores

¿Miedo a ser feliz? Una forma de huir del éxito

El miedo a ser feliz es un obstáculo para el bienestar personal. La autorrealización va acompañada de temores y dudas que deben enfrentarse para estar pleno y alcanzar la felicidad.

El miedo a ser feliz se relaciona con el temor a ser decepcionado o a perder algo bueno de la vida. (Foto Prensa Libre: shutterstock).

El miedo a ser feliz se relaciona con el temor a ser decepcionado o a perder algo bueno de la vida. (Foto Prensa Libre: shutterstock).

Quizá parezca extraño que existan personas que le tienen miedo a la felicidad, cuando se supone que el fin último de nuestra existencia es realizarnos en todos los aspectos que deseamos y ser felices. Alcanzar esos pequeños logros como tener una vivienda bonita, conseguir un buen trabajo, formar una familia o recorrer el mundo son acciones que nos provocan alegría y, a lo menos, ahorita no le provocan temor.

Sin embargo, ¿alguna vez ha tenido ese sentimiento de que cuando algo demasiado bueno le pasa es porque se aproxima algo mucho peor? O ¿ha pensado que es realmente sospechoso cuando le han sucedido acontecimientos positivos muy seguidos? Incluso, ¿se ha cuestionado si realmente merece eso que le causa alegría ahora mismo?

Es muy probable que al menos a una pregunta contestara que sí, lo cual está aceptable porque cuando ocurre algo que nos da alegría, lo que menos queremos es que se termine ese momento. Pero eso no es tenerle miedo a ser feliz. Hay personas que no pueden superar ese temor hasta el punto de que su mente comienza pensamientos de autosabotaje o mala gestión emocional, por lo que para evitar que después de algo bueno venga un mal momento, prefieren evitar la felicidad.

“El miedo, cuando no puede ser controlado, en lugar de ayudarnos a crear un entorno de seguridad nos perjudica los pensamientos. En este caso, no son las actividades las que causan temor, sino el que, si se deja llevar y las disfruta, algo malo sucederá”, explica Alejandro Santizo, especialista en psicología positiva.

Así como se tiene miedo a la oscuridad, que no se le teme en sí a lo obscuro sino a lo que hay en ella y no podemos observar, el miedo a la felicidad no es a la sensación en sí, sino a ser defraudados o decepcionados cuando se ha alcanzado. Quienes tienen miedo a los acontecimientos que causan placer y alegría en realidad temen abrirse a los demás y que estos les hagan daño, o que la ilusión de un buen momento termine muy pronto y luego los haga sentir tristes.

¿Triste todo el tiempo?

El miedo a ser feliz o “querofobia”, como muchos la conocen, todavía no tiene una definición propia, ni se encuentra en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el recurso principal para diagnosticar una condición de salud mental. Los expertos la clasifican como una forma de ansiedad.

Cuando una persona tiene miedo a ser feliz no significa que siempre está triste o que sufre de depresión, sino que evita los eventos y actividades que podrían generarle felicidad, como una reunión con amigos, una cena familiar, una fiesta, un concierto, entre otros. La mayoría se siente incómodo en espacios abiertos y con más gente, consideran que tener una vida social es pérdida de tiempo y esfuerzo. Además, rechazan las oportunidades que puedan crear un cambio positivo en cualquier aspecto de su vida, por temor a que algo malo ocurra.

Hasta el momento se desconocen las causas concretas que provocan el miedo a ser feliz. Carlos Lima, psiquiatra, comenta que varias personas tienen una asociación entre castigo y felicidad debido a que durante la infancia recibieron castigos o malas experiencias por hacer lo que les generaba placer o bienestar. Por ejemplo, alguien con ira se desquitó con él cuando hacía algo que lo hacía feliz, recibió una humillación, tuvo conflicto con un familiar o una mala experiencia con un determinado evento que lo hacía feliz.

Evitar las reuniones familiares y con amigos, porque causan bienestar, podría ser un síntoma del miedo a ser feliz. (Foto Prensa Libre: shutterstock).

Por ello, se tienen pensamientos erróneos, como creer que mostrar felicidad es malo para usted y para sus familiares o amigos; ser feliz significa que algo malo sucederá; que la felicidad lo convierte en mala persona, o que tratar de ser feliz es una pérdida de tiempo y esfuerzo.

Para controlar dichos pensamientos es recomendable buscar ayuda de expertos en psicología, quienes utilizan terapias como las cognitivo conductuales, que son orientadas a comprender las causas y deshacer las asociaciones negativas que se tienen entre el placer y el dolor. También se ponen en práctica estrategias de relajación, ejercicio físico, entre otras opciones. Todas con el objetivo de perder el miedo poco a poco.

Controlar el miedo

A pesar de que fantaseamos con ser más felices y lograr nuestros sueños, pocas veces hacemos los cambios que son necesarios para conseguirlo y una de las razones es el miedo a los cambios, a la decepción y a perder lo que ya se tiene, por poco que sea.

Este miedo lo lleva a la inacción, lo que hace que se conforme con pensar que lo que tiene actualmente es suficiente y lo único que puede lograr. Carolina Álvarez, coach de vida, estima que el pensar sin hacer nada es lo que más miserables nos hace sentir, porque estamos conscientes de lo que queremos y podemos lograr, pero no lo hacemos.

Para conseguir una vida mejor y ser feliz hay que superar el miedo y confiar en uno mismo. Álvarez recomienda algunas estrategias para lograrlo.

Defina qué es la felicidad

Existen diferentes teorías y definiciones acerca de la felicidad, así como muchos pasos para alcanzarla. Sin embargo, esta definición debe dársela cada persona, porque lo que lo hace feliz a usted, no será lo mismo para alguien más.

Definir qué es la felicidad se basa en el autoconocimiento, en sus propios valores y aspiraciones. Muchas veces el miedo a ser feliz es, en realidad, un miedo a salirse del molde que parece fijado por el entorno y la sociedad.

Analice si sus metas y búsqueda de felicidad están orientadas a lo que realmente desea o es lo que los demás quiere que vean y digan de usted. Si aclara estas dudas, será más fácil trazar el camino para alcanzar su bienestar emocional.

“Merezco ser feliz”

Cierre los ojos y repita tres veces “merezco ser feliz”. Convénzase de que no ha venido al mundo a sufrir, si bien hay momentos difíciles y experiencias malas que siempre va a recordar, usted tienen el poder de utilizarlas para ser más fuerte y como motivación durante el camino a la felicidad.

Muchas veces la falta de autoestima evita dar vuelta a la página de las malas experiencias, sin embargo, hay que comprender que son cosas que sucedieron en el pasado y no se puede hacer nada para cambiarlas. El miedo a que vuelva a pasar algo similar a lo vivido no debe paralizarlo, sino darle energías.

Confiar en sus habilidades y aceptar que tiene derecho a ser feliz le ayudará a enfrentar los miedos. (Foto Prensa Libre: shutterstock).

La felicidad es prioridad

La baja autoestima también provoca que se esté dispuesto a poner las necesidades de los demás por delante de las propias, dejando su felicidad siempre en pausa. Sin embargo, así como se tiene energías y dedicación por cuidar la alegría de los demás, es necesario cuidar la propia.

Para ello, busque un equilibrio, establezca límites saludables respecto a sus emociones y la de los demás. Intente que las acciones que le provocan felicidad a usted sean siempre las primeras. Si alguien lo critica o intenta hacerlo sentir culpable por pensar antes en sí mismo que en los demás, no le preste atención.

Planifique el camino

Tener miedo a quedarse atascado en el camino es natural, especialmente cuando se dirige hacia un rumbo desconocido. Para evitar perderse es importante planificar el camino, analizar los obstáculos que se pueden presentar, cómo puede abordarlos y cómo puede manejar los contratiempos.

Lo recomendable es hacer el análisis por escrito para que sea más consciente de ello. Recuerde que todo cambio requiere un sacrificio, por lo que ahora es enfrentar el miedo y, quizá, renunciar a ciertos hábitos que tenía desde hace mucho tiempo. Analice también cuáles serán las dificultades que estas renuncias implican.

“Creer es poder”

Imagine que un ser querido acude a usted para decirle que se siente frustrado porque no puede alcanzar una meta o un sueño que más anhela, que tiene miedo. Seguramente su respuesta será con amor y le dirá que sí es capaz de lograrlo, que usted cree en él. Además, puede mencionar que la duda y el temor es natural cuando se toman decisiones importantes.

Si es fácil decirlo a un amigo, también debe serlo repetírselo a usted mismo. Esa misma confianza que demuestra a los demás, debe enseñársela usted. No espere que los demás tengan la respuesta que usted busca en sí mismo. Es momento de confiar en sus capacidades y no huir del miedo y la duda.

ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.