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Veinte años a 30 mil pies: una auxiliar de vuelo responde las preguntas de los lectores

Ser auxiliar de vuelo es mucho más que un trabajo; cambió su estilo de vida, pero afirma que no se dedicaría a otra cosa.

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Veinte años a 30 mil pies: una auxiliar de vuelo responde las preguntas de los lectores

Una auxiliar de vuelo responde las preguntas de los lectores con consejos y trucos que hacen que el vuelo sea más llevadero y agradable, y con algunos datos sobre su trabajo. (Foto Prensa Libre: Hannah Agosta/The New York Times)

Puesto que soy una auxiliar de vuelo que lleva 20 años trabajando, es fácil dar por sentado mis conocimientos sobre los viajes, los consejitos y trucos que hacen que el viaje sea más llevadero.

No obstante, después de ver a tantos pasajeros perderse eventos importantes este verano debido a las cancelaciones y los retrasos de las aerolíneas, supe que tenía que empezar a compartir esos conocimientos. El mes pasado, ofrecí nueve consejos para sobrevivir a los viajes de la actualidad, y me sorprendió la respuesta positiva y los miles de comentarios.

Tras la publicación del artículo, invité a los lectores a hacer más preguntas y recibí cientos de ellas. Sé que, para algunos de ustedes, mi trabajo es extraño y misterioso. Fue divertido enterarme de lo que se preguntan, desde cómo nos vemos tan frescos después de vuelos muy largos (la iluminación tenue) hasta si debes beber el café del avión (yo no lo hago, pero la mayoría de los auxiliares de vuelo sí).

A continuación, presento mis respuestas a una selección de sus preguntas, algunas de las cuales fueron editadas ligeramente por motivos de longitud y claridad. Espero que las disfruten.

P: Hace poco me asignaron un asiento en una salida de emergencia, ya que estábamos a bordo. No quiero ser la persona responsable en caso de emergencia. ¿Qué sucede si un pasajero dice que no desea sentarse en ese lugar?

R: Queremos que lo expresen. Quienes se sientan en esa fila tienen una tarea muy importante y tenemos que poder confiar en las personas que se sientan ahí. Nosotros les preguntamos a todos los pasajeros de la fila si están dispuestos a colaborar en caso de evacuación y si tienen la capacidad para hacerlo, y es perfectamente comprensible que no estén dispuestos. No pasa nada malo; pueden cambiarse a cualquier otro asiento libre o le pedimos a alguien que cambie de asiento con ustedes. Siempre hay alguien que prefiere la salida de emergencia para tener más espacio para las piernas.

P: ¿Qué les gustaría que todos los pasajeros hicieran en un avión para facilitarles el trabajo?

R: Reconocernos como personas y no tratarnos como si fuéramos parte del mobiliario de la aeronave es un gran avance. Es muy desmoralizante darles la bienvenida a las personas a bordo y que nos ignoren sin responder. Que sonrían y pidan las cosas, por favor o que den las gracias, siempre nos levanta el ánimo. Es difícil mantener esa sonrisa perfecta de auxiliar de vuelo cuando todo el mundo nos mira mal.

P: ¿Qué cosas hacen los pasajeros que vuelven locos a los auxiliares de vuelo?

R: Tocar a los auxiliares de vuelo. Es un tema de sentido común, pero de alguna manera no lo entienden. No nos gusta que nos piquen con los dedos, que nos toquen o nos agarren.

La falta de educación en el uso de audífonos me vuelve loca. No hay nada más molesto que intentar hablar con alguien que me está mirando a los ojos, y que no le importe lo suficiente como para poner en pausa su película o quitarse los audífonos. Lo curioso es que por lo general les estoy preguntando qué quieren beber o comer. Tengo la cortesía de preguntarles tres veces. Si no obtengo respuesta, paso al siguiente pasajero. Esto es lo peor: unas tres filas más tarde, esa misma persona hace sonar su botón de llamada y pregunta por qué no le dimos una bebida.

P: ¿Tienes algún consejo de experta para los padres que vuelan con niños pequeños? Soy madre soltera y me aterra cada vez que tengo que tomar un vuelo con mi hijo de casi dos años.

R: En primer lugar, y lo más importante: tu hijo va a sentir tus nervios. Si estás estresada, él estará estresado. Haz que el vuelo sea lo más emocionante posible para los niños con antelación. Ponles ropa nueva especial para el avión, o cómprale un libro nuevo o una caja de lápices de colores. Deja que usen las pantallas todo el tiempo que quieran. Descarguen y vean películas o series nuevas. Practiquen el uso de los audífonos antes del vuelo para que sepan cómo funcionan. Déjalos que lleven su propio “equipaje de mano”, con actividades nuevas para el avión. Déjalos que coman o beban algo que no siempre se les permite, como una galleta, papitas o un refresco pequeño. No siempre tenemos, pero puedes pedirle a la tripulación unas alitas de plástico y avisarnos si es su primer vuelo.

Lleva el equipaje de mano lo más ligero posible y documenta el resto. Empaca algunos pañales, una muda de ropa, algunos bocadillos y el medicamento. También nos gusta cuando llevan sillas para el auto. Sé que pesan y son difíciles de transportar, pero la mayoría de las veces los niños pequeños se sienten más cómodos porque es algo que ya conocen y los eleva en el asiento para poder mirar por la ventana. Nos gustan porque son más seguras. Por último, no está de más dejar que agoten su energía en el aeropuerto antes del vuelo.

P: ¿Cuál es la mayor idea errónea sobre su trabajo?

R: Que nuestro trabajo en el avión está relacionado con el servicio al cliente. En realidad, estamos ahí por seguridad. Antes de la Segunda Guerra Mundial, las azafatas eran enfermeras tituladas. El requisito de ser enfermera terminó durante la guerra porque las enfermeras dejaron de volar para unirse a las acciones bélicas. Ahora nos dan una capacitación intensiva para aprender a usar todo el equipo de seguridad abordo y saber dónde se ubica en cada aeronave. Nos capacitan para tener habilidades básicas de primeros auxilios, como la resucitación cardiopulmonar. Aprendemos a evacuar una aeronave en 90 segundos o menos en caso de un aterrizaje de emergencia o un amarizaje. También aprendemos a combatir incendios, a cómo tratar las amenazas, a la seguridad y a pasajeros indisciplinados.

La segunda idea errónea más importante es que nuestro trabajo es glamuroso, nuestros días son muy largos y nuestras noches cortas. En ocasiones estamos tan cansados que, en lugar de disfrutar de nuestras largas escalas haciendo turismo, las pasamos en nuestras habitaciones de hotel en pijama viendo películas. Sin embargo, algunas noches son increíbles. La parte más loca es que una noche puedo estar sentada junto al mar, bebiendo prosecco con marisco fresco y la siguiente puedo estar comiendo un sándwich de hace cuatro días en la cocinita, junto a un baño, mientras alguien hace yoga enfrente de mí. Ser auxiliar de vuelo es mucho más que un trabajo; cambia todo tu estilo de vida, pero no me dedicaría a otra cosa.