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Dwight Pezzarossi, el trotamundos

Quizá fueron los  dos minutos  más amargos  que le han to cado vivir. Era  una noche fría en Kansas City,  del 16 de octubre del 2012, y   Dwight Pezzarossi ingresó al  terreno de juego, en el estadio  Livestrong Sporting Park. Fue  el último partido de la eli minatoria mundialista rumbo  a Brasil 2014.

dwight pezzarosSi se despidió ayer del albo.

dwight pezzarosSi se despidió ayer del albo.

Quizá fueron los  dos minutos  más amargos  que le han to cado vivir. Era  una noche fría en Kansas City,  del 16 de octubre del 2012, y   Dwight Pezzarossi ingresó al  terreno de juego, en el estadio  Livestrong Sporting Park. Fue  el último partido de la eli minatoria mundialista rumbo  a Brasil 2014, y fue la última  vez que portó la camisola de  la Selección Nacional, con el  17 en la espalda.
Esa noche hubo llanto, tris teza y  frustración. Fue uno de  los días más lamentables en  su exitosa carrera. La decisión  estaba tomada, hasta donde  llegara la Bicolor lo haría él.  En el camerino fue un mo mento sepulcral, porque no  solo el Tanque diría adiós,   también sus compañeros de  mil batallas: Carlos Ruiz y  Gonzalo Romero.
Ese día, en Kansas, se hizo  oficial:  Dwight se despedía de  la Sele y comenzarían los úl timos meses en el futbol pro fesional, el deporte que le ha  dado tantas alegrías.
De ese día  al pasado 29 de  junio, en el estadio Cementos  Progreso, todo fue muy dis tinto. Ahí no hubo llanto, al  contrario, fue una noche de  alegría, entusiasmo y de cam peonato. Ganó su último tí tulo vestido de blanco, uno de  los que más festejó, porque  ese día, todo fue perfecto.

UN TROTAMUNDOS
Apenas tenía 5 años,  cuando don Dwight Pezzarossi (q. e. p. d.)  lo tomó de la  mano, lo vistió con la camisola Azul y Blanco y se  dirigieron al estadio  a observar a la Bicolor. Ahí empezaría un amor eterno.
El futbol lo llevaba en las  venas, como cuando chamuzqueaba en la  colonia de su  niñez, Monte Real, en la zona  4 de Mixco.
 Fue hasta los 18 años cuando  debutó con el Deportivo  Escuintla,  de Ricardo Carreño. Antes ya había firmado  con la categoría especial crema, en donde recibió su primer salario, Q300. Fue con los  Toros  en donde vivió momentos difíciles como el descenso,  pero que fue una de las primera lecciones que le ayudarían a crecer en el mundo   futbolístico.
En 1999 comenzó   una carrera llena de logros, ya que  después llegó a Comunicaciones, equipo con  el que solo  jugó seis partidos y se dio su  primer gran momento. Firmó  con  Argentinos Juniors en el  2000, y un año más tarde ya  era un jugador cotizado que  fichó con el Palestino.
El camino del espigado delantero lo llevó a Santiago  Wanderers, antes de firmar en  España,  con el Ferrol, época  en la que asegura llegó en su  mejor momento futbolístico.
Pero también le tocó vivir  épocas  duras, como la lesión de  peroné que le dejó cuatro me ses fuera en el 2002  y que por  eso tuvo que dejar el futbol  chileno. Aunque meses des pués tuvo la oportunidad en  Inglaterra con el Bolton, en  donde recuerda que estuvo en  varios partidos en la banca como contra el  Liverpool, Arsenal y Newcastle, entre otros.
Su vida, durante los años  de carrera, se desarrollaron  más en el extranjero, algo que  asegura le hizo madurar, así  como comparar las carencias  con las que se vive en el futbol  nacional.
“Jugar en el extranjero fue  algo maravilloso en mi carrera,  pero vivir lejos me hizo extrañar y valorar más a mi país,  que me sirvió como experiencia en la universidad de la vi da”, asegura Pezzarossi, quien  dice que lo que más aprendió  fue el profesionalismo de los  equipos extranjeros.

INOLVIDADBLE

Aunque Pezzarossi indica  que no se frustró en su carrera,  confiesa que   vivió más  situaciones  tristes, pero que  cuando piensa en las alegrías  todo se olvida.
 Uno de los momentos que  más recuerda el delantero es  la eliminatoria rumbo a Alemania 2006, en la que aunque  en la hexagonal no tuvo mu cha actividad por estar lesionado,  disfrutó de cada partido del combinado.
 “Sin duda la eliminatoria  rumbo a Alemania fue la que  más disfruté, aunque sufrí  mucho porque estuvimos a  muy poco de clasificar”, re conoce.
La última experiencia fue   rumbo a Brasil 2014, que le  dejó muchos recuerdos, ya  que se ganó un lugar a pulso.  “Creo que merecimos más”,  se lamenta. “Esa noche  lloré,  porque soy un obsesionado y  fanático de la Sele. Me dolió  demasiado”, confiesa Dwight,  quien trae esa pasión de su  familia, que  siempre estuvo  con él, por eso el último partido contra Heredia, en la final, llevó a su hija de 3  años,  para que ella tuviera el mismo  sentimiento.

NUEVOS PLANES
Pezzarossi cuenta que des de hace algunos años tuvo   como objetivo involucrarse  en la política y en buscar la  presidencia de la Federación  Nacional de Futbol, por ello,  después de la eliminación sin tió que era el momento justo.
“Siempre he soñado con  ser el presidente de la Fedefutbol. Además, como jugador, uno está cansado de  ver cómo solo llegan por ir a la  Fifa  o por salir en una foto”,  afirma.
El delantero manifiesta   que a su edad, 33 años,  se  pueden lograr muchas cosas y  que cumpliría uno de sus objetivos.
  “Si estoy en la cúpula del  futbol puedo influir  en de cisiones para ayudar. Claro,  no tengo la varita mágica, pe ro con un buen equipo po demos empezar un buen tra bajo”, asegura.
El Tanque Pezzarossi no  volverá a bailar al ritmo de  son como lo hacía cada vez  que anotaba con el seleccio nado, pero espera que en cada  una de sus acciones, si gana  las elecciones, puedan sonar  las notas de la marimba y  festejar que un exjugador logra algo importante.

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