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¿Cómo funciona el wifi en los aviones y por qué es tan malo?

Como Dubái de Auckland (la mayor distancia en aviación comercial: es un vuelo de 17 horas y 15 minutos sin parar): lejos, todavía muy lejos. Así está la tecnología wifi disponible en los aviones del internet común al que los mortales con los pies en la tierra están ya acostumbrados a usar.

Varias aerolíneas ofrecen internet, pero la calidad deja mucho que desear todavía. (THINKSTOCK)

Varias aerolíneas ofrecen internet, pero la calidad deja mucho que desear todavía. (THINKSTOCK)

Algunos comparan su velocidad con la de los inicios de internet, cuando, con la banda sonora de fondo del atroz pitido del modem, había que armarse de paciencia mientras una página cualquiera se cargaba.

Con paquetes que cuestan US$50 mensuales -el más barato- por acceso a internet ilimitado en una misma aerolínea con el proveedor más popular en Estados Unidos (GoGoAir), se pensaría que, al menos de momento, bien se puede vivir sin conexión mientras se viaja por aire.

Y, sin embargo, muchos lo ven como el sustituto natural del Sistema de Entretenimiento a Bordo (SEB).

Según una encuesta de la compañía de satélites Imarsat de mayo pasado, el 61 por ciento de los viajeros latinoamericanos no tendrían ningún problema en renunciar al televisor frente a su asiento a cambio de buen internet y más del 60 por ciento estaría dispuesto a pagar más por el boleto de avión si se provee el servicio.

¿Por qué no ha llegado la tecnología a ofrecer una conexión de internet de calidad en los aviones? ¿Qué perspectivas hay de que se masifique y mejore?

Aire-aire

Lo primero que un avión tiene que tener para poder conectarse a internet es alguna clase de antena, el equivalente del router que tienes en tu casa. Más comúnmente, llevan varias instaladas en el tope de la aeronave.

Esto tiene implicaciones en términos de costo y aerodinámica, que los expertos siguen intentando resolver.

Lo segundo es el equipo que, en efecto, efectúa la conexión.

Para esto los aviones utilizan mucha de la infraestructura que ya nos da acceso a la red en nuestros teléfonos celulares, incluidas torres en tierra y satélites en el espacio.

A qué se conecta la antena del avión depende de la naturaleza del vuelo: ¿atravesará el avión el océano? ¿O se mantendrá siempre sobre tierra?

En el primer caso, tendrá que hacer uso de los satélites.

“Es el tipo de tecnología disponible en la mayoría de los vuelos internacionales, pero el problema es que la velocidad es muy limitada. Hay mucho retraso porque la señal viaja un trecho largo”, le explica a BBC Mundo Cósimo Malesci, director ejecutivo de Fluidmesh, una compañía especializada en la provisión de wifi por vía aire, con sede en EE.UU. e Italia.

Además, está la cuestión del movimiento. Mientras la aeronave se desplaza a velocidades de varios cientos de kilómetros por hora, es un verdadero reto mantener la comunicación entre la antena y el satélite, que también se desplaza.

En consecuencia, el servicio deja mucho que desear.

“Es un internet como anticuado. Es lento, puedes enviar correos, aunque te tomará más tiempo que en la oficina. No podrás usar Skype o hacer reuniones virtuales en la laptop. No podrás ver videos en vivo y usar YouTube o Facebook será doloroso. Es lo que es. Mejor que nada”, dice Malesci.

Aire-tierra

El otro escenario es el de los aviones que nunca dejan de sobrevolar tierra.

En ese caso, la provisión de internet viene dada por una conexión aire-tierra(o ATG, por sus siglas en inglés).

“Esta depende de una (señal) celular (desde tierra) que se dirige al cielo para conectar la aeronave”, le explica a BBC Mundo Morgan Painter, portavoz de GoGoAir, la principal empresa proveedora de servicios de internet en aviones en Estados Unidos.

“Para la mayoría de los pasajeros, ATG es genial; es la tecnología que literalmente creó un mercado de conectividad a bordo. Les permite chequear emails, navegar la web y utilizar aplicaciones de redes sociales como Twitter y Facebook”, añade Morgan.

Sin embargo, la compañía reconoce que incluso esta conexión no es suficiente para “aplicaciones hambrientas de datos”, como servicios de transmisión de video en vivo.

En otras latitudes se suman algunos desafíos que no tienen que ver con data, transmisiones ni satélites.

“Todos los países tienen sus propias regulaciones”, afirma Malesci.

“En Europa, por ejemplo, la tecnología celular es un monopolio que requiere de licencia. Los diferentes países no han podido ponerse de acuerdo, y es difícil encontrar una solución”.

Cómo y cuándo mejorará

En ninguno de los dos escenarios -aire-tierra o aire-aire- la respuesta es sencilla.

“La ATG está siendo suplementada con conectividad satelital, pero esto está ocurriendo a paso lento, por razones tecnológicas y de costos”, le dice a BBC Mundo Bob Mann, consultor de servicios para la industria aérea de Washington, EE.UU.

Entretanto, la tecnología de satélite de la que depende la conexión aire-aire no está realmente diseñada para proveer wifi en aviones, sino que es “de haz puntual (creada para cubrir áreas limitadas en tierra), diseñada para facilitar otros usos en el terreno, como la televisión digital y las comunicaciones comerciales”, explica Mann.

Y lo que podría hacer el trabajo -una constelación de satélites de órbita baja (LEO, por sus siglas en inglés)- “todavía no ha sido lanzada, está retrasada”.

Sin embargo, tanto Morgan como Malesci son optimistas.

GoGoAir le está apostando, efectivamente, a tecnología de tierra suplementada con satélites, con el sistema 2Ku.

Según Morgan, 2Ku “le permite a los pasajeros tener una experiencia similar a la que tienen en tierra, incluyendo streaming de videos, a 30 mil pies de altura”.

Un total de 14 aerolíneas fuera de Estados Unidos, incluida Aeroméxico, se han aliado con GoGo para proveer este servicio.

En cuanto a Europa, Malesci explica que su compañía está desarrollando una solución alternativa, llamada banda ancha aire-tierra. “Funciona de manera similar a la tecnología cellular de GoGo, pero con mayor capacidad”, dice.

“Creo que la conectividad en aviones va a mejorar sustancialmente en los próximos cinco a 10 años”, estima.

Más que videos en vivo

Más allá del entretenimiento de los pasajeros, hay una razón de quizás mayor calibre para darle impulso a esta tecnología.

“Cuando tienes conectividad en un avión, puedes enviar datos que recoges en tiempo real”, explica Malesci.

Esto va desde el estado del tiempo hasta la operación de la nave. La actual falta de una posibilidad de compartir esta información con el personal de tierra “crea ineficiencias y costos”.

“Se trata de conectar al personal en cabina para que atienda más efectivamente a los pasajeros, de conectar a los pilotos a través de una bolsa electrónica de vuelo que permita mejorar la seguridad y operar de forma más eficiente, y de conectar los componentes del avión -como el motor y otras partes clave- para que puedan ser monitoreadas en tiempo real”, dice Morgan.

Para Mann, en el caso del wifi en los aviones se combinan factores tecnológicos y económicos.

“Cuando haya argumentos de negocios (como demanda comercial y de los pasajeros, así como regulaciones legales, para cosas como seguimiento de datos en tiempo real) para una conectividad generalizada y global a bordo, se volverá de rigor”.

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