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El test, que fue probado con muestras de sangre de 208 individuos, ha sido bautizado como Lymphocyte Genome Sensitivity (LGS) y consiste en observar las células blancas de la sangre o leucocitos para medir el daño causado en el ADN contenido en ellas, después de ser sometidas a diferentes intensidades de luz ultravioleta (UVA), que se sabe afectan al ADN.
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“Hemos descubierto que las personas con cáncer tienen un ADN que resulta más fácilmente dañado por la luz ultravioleta que otras personas. Hemos identificado diferencias significativas entre los voluntarios sanos, los pacientes sospechosos de tener cáncer y los pacientes con cáncer confirmado. Creemos que esto confirma el potencial de la prueba como una herramienta de diagnóstico“, afirma Diana Anderson, líder del estudio.