Sin embargo, ese nombre resultó ser el plural del francés “gemmail”, una técnica de vidrio que une diversas láminas de cristal coloreado con esmalte y después las trabaja con fuego.
Picasso, a quien se atribuyen unas 50 piezas de “gemmail” a lo largo de su carrera, creó la obra entre 1954 y 1956, según el museo, que nunca la expuso al público.
La pieza será subastada próximamente de forma privada en la casa de subastas Guernseys de Nueva York, gracias a la cual se descubrió que el cuadro pertenecía al autor malagueño.
Guernseys, que a comienzos de este año investigó el paradero de las obras creadas por Picasso con esa técnica, contactó al museo de Evansville para preguntar por el regalo que había hecho a la institución el coleccionista de arte Raymond Loewy, y que seguía en el almacén sin que nadie reparara en la firma del pintor español.
Dadas las dificultades económicas del museo, un panel de expertos recomendó vender la pieza “debido al gasto y los requisitos adicionales para salvaguardar adecuadamente una pieza de valor potencialmente enorme”, según el comunicado.
El director ejecutivo del museo, John Streetman, describió la pieza como “extraordinaria” y aseguró que “brilla como una joya”, al explicar la “difícil pero prudente decisión” de venderla.
El museo, que tiene expuestas cinco obras de Picasso en papel, desconoce el valor exacto de la pieza, y aún no ha decidido cómo utilizará los fondos de una posible venta.